Seguidores
20 dic 2010
5 nov 2010
DON QUIJOTE, SOÑÓ CON LA LIBERTAD
Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXXIV, 2ª Parte
“De cómo don Quijote cayó malo y del testamento que hizo y su muerte”
“Yace aquí el hidalgo fuerte
Que a tanto extremo llegó
De valiente que se advierte
Que la muerte no triunfó.
Tuvo a todo el mundo en poco
Fue el espantajo y el coco
Del mundo en tal coyuntura
Que acreditó su ventura
Morir cuerdo, y vivir loco”.
Eclesiastés:
“Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere debajo
del cielo tiene su hora”.
Cuantas veces don Alonso
leyendo Amadís de Gaula
Soñó con mil aventuras
para liberar su patria.
Por el día no comía,
por la noche dormitaba.
Su cuerpo disminuía
su sesera se secaba.
Tras darle vueltas y vueltas
al asunto en cuestión,
al amanecer el alba,
a la aventura marchó.
Sin rumbo fijo tomado,
emprendió su caminar
Por los famosos caminos
de la Mancha, Imperial.
Quiso repartir justicia,
el mismo fue ajusticiado.
Quiso mantener el orden
y acabó apaleado.
Vivió mil aventuras
Cide Hamete transcribió.
Guiado por esa mano que
Cervantes le prestó.
Liberó a los Galeotes,
para pesar de sus huesos
Quiso imponer su justicia
recibiendo improperios.
Se enterneció con Zoraida,
soñó con un reino ausente.
Platicó con la duquesa
ignorando su sainete.
Como todo idealista
soñó en alcanzar la fama.
Pero tuvo que pagar
con las burlas y las chanzas.
Pensó en un escudero
que fuese fiel y leal
Que tuviese poco seso
y poderlo manejar.
Sancho Panza es elegido
como su amigo más fiel.
Prometiéndole riquezas
nunca llegará a tener.
Soñó con su Dulcinea
satisfaciendo su instinto
¡Si quiere ser Caballero
ha de cumplir requisitos!
Aunque a veces es el loco,
y por ello, es tratado.
Son muchos razonamientos
de don Alonso Quijano.
Como loco infería,
como loco trastocaba,
Entre locura y locura
el loco filosofaba.
De su escudero logró,
transformarlo en idealista,
Pero el sabio Sancho Panza
a tiempo recapacita.
Sancho no quiere reinar.
Él nació para escudero,
Después de tanto soñar
con la Ínsula alcanzar
Dimitirá de su reino.
Lo suyo no es gobernar,
nació para ser del pueblo
Sueña con su libertad...
La libertad tiene un precio.
¡Ay! Don Alonso Quijano!
¡Cuánto caminar en vano!
Cuatro centenarios van,
el mundo sigue tocado.
Hay “Gigantes” por doquier,
galeotes caminando.
Hay Anselmos y Lotarios,
Luscindas y Doroteas llorando.
Hoy recorres las ciudades
con ojos entristecidos;
Hay rupturas conyugales
hay guerras entre enemigos.
La lucha por el poder,
nos lleva a un mundo podrido.
Cuántos quijotes no duermen
soñando con su libertad
Sin saber que se alcanza
sólo en la recta final.
Cuatro centenarios van ¡
Qué algarabía en el mundo!
Son miles las conjeturas
sacadas de un trotamundo.
Estimado don Miguel:
¡Cuántos sueños en el aire!.
Creasteis un soñador
Un loco con su verdad,
en un paraje incomparable.
Amigo Alonso Quijano:
De sinónimo, Quijote:
Tu sueño es realizado.
Fuiste libre al morir.
Bien para la humanidad,
y... De nuevo resucitado.
Kety Morales Argudo
2005
"Camina Sancho camina"
PD:
Me ha sido imposible terminar la entrada del capítulo 74 2ª parte. pero no quería ausentarme en esta semana tan especial.
El Quijote llega a su final dejando un sabor agridulce.
Por un lado, la nostalgia de la "despedida" y por otro,la satisfacción de haber participado en esta lectura, gracias a la iniciativa de Pedro Ojeda Escudero, que nos ha reunido en esta tertulia tan especial. "La Acequia", a la que deseo seguir, por el placer de leerle, y contactar con los amigos tertulianos que tanto me han aportado.
“De cómo don Quijote cayó malo y del testamento que hizo y su muerte”
“Yace aquí el hidalgo fuerte
Que a tanto extremo llegó
De valiente que se advierte
Que la muerte no triunfó.
Tuvo a todo el mundo en poco
Fue el espantajo y el coco
Del mundo en tal coyuntura
Que acreditó su ventura
Morir cuerdo, y vivir loco”.
Eclesiastés:
“Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere debajo
del cielo tiene su hora”.
Cuantas veces don Alonso
leyendo Amadís de Gaula
Soñó con mil aventuras
para liberar su patria.
Por el día no comía,
por la noche dormitaba.
Su cuerpo disminuía
su sesera se secaba.
Tras darle vueltas y vueltas
al asunto en cuestión,
al amanecer el alba,
a la aventura marchó.
Sin rumbo fijo tomado,
emprendió su caminar
Por los famosos caminos
de la Mancha, Imperial.
Quiso repartir justicia,
el mismo fue ajusticiado.
Quiso mantener el orden
y acabó apaleado.
Vivió mil aventuras
Cide Hamete transcribió.
Guiado por esa mano que
Cervantes le prestó.
Liberó a los Galeotes,
para pesar de sus huesos
Quiso imponer su justicia
recibiendo improperios.
Se enterneció con Zoraida,
soñó con un reino ausente.
Platicó con la duquesa
ignorando su sainete.
Como todo idealista
soñó en alcanzar la fama.
Pero tuvo que pagar
con las burlas y las chanzas.
Pensó en un escudero
que fuese fiel y leal
Que tuviese poco seso
y poderlo manejar.
Sancho Panza es elegido
como su amigo más fiel.
Prometiéndole riquezas
nunca llegará a tener.
Soñó con su Dulcinea
satisfaciendo su instinto
¡Si quiere ser Caballero
ha de cumplir requisitos!
Aunque a veces es el loco,
y por ello, es tratado.
Son muchos razonamientos
de don Alonso Quijano.
Como loco infería,
como loco trastocaba,
Entre locura y locura
el loco filosofaba.
De su escudero logró,
transformarlo en idealista,
Pero el sabio Sancho Panza
a tiempo recapacita.
Sancho no quiere reinar.
Él nació para escudero,
Después de tanto soñar
con la Ínsula alcanzar
Dimitirá de su reino.
Lo suyo no es gobernar,
nació para ser del pueblo
Sueña con su libertad...
La libertad tiene un precio.
¡Ay! Don Alonso Quijano!
¡Cuánto caminar en vano!
Cuatro centenarios van,
el mundo sigue tocado.
Hay “Gigantes” por doquier,
galeotes caminando.
Hay Anselmos y Lotarios,
Luscindas y Doroteas llorando.
Hoy recorres las ciudades
con ojos entristecidos;
Hay rupturas conyugales
hay guerras entre enemigos.
La lucha por el poder,
nos lleva a un mundo podrido.
Cuántos quijotes no duermen
soñando con su libertad
Sin saber que se alcanza
sólo en la recta final.
Cuatro centenarios van ¡
Qué algarabía en el mundo!
Son miles las conjeturas
sacadas de un trotamundo.
Estimado don Miguel:
¡Cuántos sueños en el aire!.
Creasteis un soñador
Un loco con su verdad,
en un paraje incomparable.
Amigo Alonso Quijano:
De sinónimo, Quijote:
Tu sueño es realizado.
Fuiste libre al morir.
Bien para la humanidad,
y... De nuevo resucitado.
Kety Morales Argudo
2005
"Camina Sancho camina"
PD:
Me ha sido imposible terminar la entrada del capítulo 74 2ª parte. pero no quería ausentarme en esta semana tan especial.
El Quijote llega a su final dejando un sabor agridulce.
Por un lado, la nostalgia de la "despedida" y por otro,la satisfacción de haber participado en esta lectura, gracias a la iniciativa de Pedro Ojeda Escudero, que nos ha reunido en esta tertulia tan especial. "La Acequia", a la que deseo seguir, por el placer de leerle, y contactar con los amigos tertulianos que tanto me han aportado.
30 oct 2010
DON QUIJOTE A LA SIN PAR, DULCINEA DEL TOBOSO
Grabado:
Gregorio Prieto
A Aldonza Lorenzo. " Dulcinea de El Toboso"
No hay árbol sin hojas,
Ni caballero sin amor.
Quizá desde esta razón,
Le ofrezco mis aventuras.
Mi Señora Dulcinea del Toboso:
A estas alturas de la historia,
cuando las fuerzas flaquean,
y se aproxima el final.
Quiero hacerle llegar,
Vos fuisteis el sostén, de todo mí batallar.
Por vos, emprendí mi aventura en mi loco caminar...
A veces desde la locura, otras veces con cordura.
Pues no hay juicio sinrazón
Dedicándole mis batallas como signo de mi amor.
Un amor, que tal vez nadie comprenda
Al final de la contienda se los quería ofrecer.
Pero ya ve, mi señora, según el tiempo avanza.
mi salud ya trastocada, mi intención se ve truncada,
por esta mala salud.
Y truncado queda el más bello de los sueños
Que un caballero andante, jamás tuvo y soñó.
Que fue sólo mi intención, arreglar el universo.
Siendo burla, siendo preso, de aquel que no comprendió.
Todo el planeta comprenda. Esta locura o esta farsa.
Que fue, la que mantuvo y guió a este loco soñador,
Y llegó hasta el final sin conocer a su amada.
Y un ideal sin cumplir.
Sin nada más que decir.
Se despide un caballero, que siempre le ha sido fiel
Soñándola, e imaginándola, la más bella entre las bellas.
Mi deseo siempre fue. Ser su caballero fiel
Suyo siempre:
Alonso Quijano El Bueno. ”Don Quijote de la Mancha”.
10/ 07/2010
Kety Morales
29 oct 2010
DON QUIJOTE Y SANCHO. EL REENCUENTRO
Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXXIII 2ª parte
"De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar en su aldea,con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia"
I
Según cuenta Cide Hamete:
A la entrada de la aldea
Dos mochachos en la era
Decían uno al otro:
“No te canses Periquillo,
Que no la has de ver más
En todos los días de tu vida”.
Don Quijote que lo escucha
Lo asocia a sus pensamientos
Exclamando: ¡Has oído Sancho
Las palabras del mochacho!
- Si, y ¿Qué? Respondió Sancho
Quedando más largo que ancho.
- Que nunca más he de ver
A mi amada Dulcinea.
II
En esta plática estaban, cuando,
de la extensa campaña
Una liebre, huidiza de muchos galgos
Hasta ellos se acercaba.
Algo Socarrón Sancho
Cogiendo la liebre dijo:
¡Malum signum! Malum signum!
Liebre huye, ¡Dulcinea no parece!
Señor, por extraño que parezca,
Imagine, que esta liebre, es,
Dulcinea del Toboso
Y los galgos, bellacos encantadores.
Que en labradora encantaron.
A su amada Dulcinea.
Los mochachos de la era,
a ver la liebre llegaron.
Y Sancho les preguntó
de su riña, la razón
El cual sólo consistía
En una jaula de grillos.
Sufragando Sancho Panza
Con unas cuantas monedas
Que, de su faltriquera sacó
Señor, habrá comprobado,
Aunque tonto, imagino
nada tienen de agüeros.
la liebre, y los mochachos
Con los sucesos de antaño.
Recuerdo decir al cura:
“No ser persona cristiana
Ni persona muy discreta
Mirar estas muchachadas”
III
Una vez que entregaron
La liebre a los cazadores
Se adentraron en el pueblo
Y al llegar a un pradecillo
Al cura y al bachiller
Rezando los encontraron.
Sansón Carrasco y el cura
Al verlos aparecer
Acercándose a ellos
fuertes abrazos se dieron.
Sancho Panza había vestido
Al rucio, con la ropa del castillo
Túnica pintada en llamas
Y coroza en la cabeza.
Los muchachos, viendo a rucio
disfrazado de esa guisa.
Y a Rocinante flacucho
Se llamaban entre risas:
- ¡Venid muchachos!
Veréis al asno de Sancho
Más ataviado que Mingo
Y al pobre de Rocinante
Más que antaño enflaquecido
IV
Rodeados de muchachos.
Del cura y el bachiller
Se adentraron en el pueblo
a casa de don Quijote.
Hallabanse en la puerta
el ama y su sobrina.
Que esperaban impacientes.
Sabiendo de su venida.
Teresa Panza también
mal vestida y desgreñada
De la mano de Sanchica
Corrieron para abrazar
Al escudero Sancho Panza.
Al verle desaliñado
Quedaron decepcionadas
Pues habían imaginado
Que llegase disfrazado
De gobernador a la usanza
- ¡Calla, Teresa, calla!
“Que muchas veces, donde no hay estacas, hay tocinos”.
Marchemos a nuestra casa
Que escucharéis maravillas,
Pues ganados por mi industria
Sin hacer daño a nadie
Dineros traigo a raudales.
- Mi buen marido- dijo Teresa Panza-
“Sean ganados aquí, o allí,
Como quiera que haya sido.
No habréis hecho
usanza nueva en el mundo”
Sanchica abrazó a su padre
Preguntando si traía...
Pues como agua de mayo
A su padre recibía.
V
Don Quijote se quedaba
en su casa acompañado
del ama y su sobrina
del cura y Sansón Carrasco.
Don Quijote, impaciente
Apartándose a solas
Con el cura y Sansón
expuso sus pensamientos;
Pasar un año en su aldea
Para cumplir su promesa.
Sin traspasar en un átomo
La orden, de andante caballería.
Ejercitando ese año
El virtuoso ejercicio
de la vida pastoral.
Invitándoles a ellos,
la acción de participar.
Apodándolos con nombres
que de molde les vendría
El cura muy intrigado
suplicó con ironía
Yo, - dijo don Quijote-
Me llamaré Quijotiz
El bachiller, Carrascón
el cura, será Curiambro
y Sancho Panza,
será, Pancino el pastor.
Al ver la nueva locura
De su amigo don Quijote
Pasmados quedaron todos.
Pero con tal de curarle
aceptaron muy “gustosos”
VI
De todos es bien sabido
-Dijo Sansón Carrasco-.
Que soy, celebérrimo poeta.
Compondré a cada paso
Transitando andurriales,
Versos, nobles y pastoriles
Así, que elijan pastora
Para retular en árbol
Como es uso y costumbre
De pastor enamorado.
- Eso esta de molde
- dijo don Quijote-
Yo estoy libre de buscar
Nombre a pastora fingida.
Para mí siempre será,
Dulcinea del Toboso;
Gloria de estas riberas
Adornos de este prado
Sustento de la hermosura
Nata de los donaires.
Dueña de toda alabanza
Por hipérbole que sea.
- Nosotros, buscaremos por ahí
- Dijo el cura-.
Pastoras mañeruelas
Que si no nos cuadraren, nos esquinen.
Y si no las encontráramos
-dijo Sansón Carrasco-:
El mundo lleno está
De nombres estampadas e impresas;
Fílidas, Amaridis, Dianas,
Fléridas, Galateas, Belisardas.
Si en la plaza en venta están.
También podremos comprarlas.
-Si mi dama o mi pastora
–añadió el bachiller-:
Se nombrare como Ana,
Como Anacarda sería
Si Francisca se nombrara
Francenia la llamaría
Y si llamase Lucía.
Lucinda la nombraría
Y si en esta cofradía
Sancho Panza ha de entrar
Nombraría a Teresa
La pastora Teresaina.
Don Quijote se reía
Con los nombres aplicados.
El cura. todo alabó
su compañía ofreciendo
Mientras durase el momento
de cumplir obligaciones.
Despidiéndose de él,
deseándole salud.
VII
El ama y su sobrina
La plática escucharon.
Cuando a solas quedaron
La sobrina preguntó:
- “Señor tío, ¿qué es esto?
De meterse en laberintos;
“Pastorcillo tu que vienes,
Pastorcillo tú que vas”
No ve que usted ya no está
En verdad para zampoñas.
A lo que el ama añadió:
-¿Podrá pasar en el campo
Las siestas del verano,
Los serenos del invierno,
Y los aullidos de lobos?
Señor, El oficio de pastor
Es para hombres robustos
Curtidos, y criados
desde fajas y mantillas.
Para tales menesteres.
Y si me diera a elegir,
Mal por mal, es preferible
Caballero andante que pastor.
Por cincuenta años que vivo
Aunque en ayunas me encuentro
no, harta de pan y de vino.
un consejo voy a darle:
Confiésese a menudo,
Y atienda su hacienda.
Favorezca a los pobres
Y estése en su casa quieto.
- ¡Callad, Callad, hijas!
-Respondió don Quijote-.
Yo se bien lo que me cumple.
Por favor, llevadme al lecho.
Sea pastor o caballero andante
Siempre cumpliré
como hubiere menester.
Y vosotras, por mi obra lo veréis.
Quedando así recibiendo regalos
Y atenciones de su ama y su sobrina.
Kety Morales
"El Quijote en verso"
24/10/2010
"De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar en su aldea,con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia"
I
Según cuenta Cide Hamete:
A la entrada de la aldea
Dos mochachos en la era
Decían uno al otro:
“No te canses Periquillo,
Que no la has de ver más
En todos los días de tu vida”.
Don Quijote que lo escucha
Lo asocia a sus pensamientos
Exclamando: ¡Has oído Sancho
Las palabras del mochacho!
- Si, y ¿Qué? Respondió Sancho
Quedando más largo que ancho.
- Que nunca más he de ver
A mi amada Dulcinea.
II
En esta plática estaban, cuando,
de la extensa campaña
Una liebre, huidiza de muchos galgos
Hasta ellos se acercaba.
Algo Socarrón Sancho
Cogiendo la liebre dijo:
¡Malum signum! Malum signum!
Liebre huye, ¡Dulcinea no parece!
Señor, por extraño que parezca,
Imagine, que esta liebre, es,
Dulcinea del Toboso
Y los galgos, bellacos encantadores.
Que en labradora encantaron.
A su amada Dulcinea.
Los mochachos de la era,
a ver la liebre llegaron.
Y Sancho les preguntó
de su riña, la razón
El cual sólo consistía
En una jaula de grillos.
Sufragando Sancho Panza
Con unas cuantas monedas
Que, de su faltriquera sacó
Señor, habrá comprobado,
Aunque tonto, imagino
nada tienen de agüeros.
la liebre, y los mochachos
Con los sucesos de antaño.
Recuerdo decir al cura:
“No ser persona cristiana
Ni persona muy discreta
Mirar estas muchachadas”
III
Una vez que entregaron
La liebre a los cazadores
Se adentraron en el pueblo
Y al llegar a un pradecillo
Al cura y al bachiller
Rezando los encontraron.
Sansón Carrasco y el cura
Al verlos aparecer
Acercándose a ellos
fuertes abrazos se dieron.
Sancho Panza había vestido
Al rucio, con la ropa del castillo
Túnica pintada en llamas
Y coroza en la cabeza.
Los muchachos, viendo a rucio
disfrazado de esa guisa.
Y a Rocinante flacucho
Se llamaban entre risas:
- ¡Venid muchachos!
Veréis al asno de Sancho
Más ataviado que Mingo
Y al pobre de Rocinante
Más que antaño enflaquecido
IV
Rodeados de muchachos.
Del cura y el bachiller
Se adentraron en el pueblo
a casa de don Quijote.
Hallabanse en la puerta
el ama y su sobrina.
Que esperaban impacientes.
Sabiendo de su venida.
Teresa Panza también
mal vestida y desgreñada
De la mano de Sanchica
Corrieron para abrazar
Al escudero Sancho Panza.
Al verle desaliñado
Quedaron decepcionadas
Pues habían imaginado
Que llegase disfrazado
De gobernador a la usanza
- ¡Calla, Teresa, calla!
“Que muchas veces, donde no hay estacas, hay tocinos”.
Marchemos a nuestra casa
Que escucharéis maravillas,
Pues ganados por mi industria
Sin hacer daño a nadie
Dineros traigo a raudales.
- Mi buen marido- dijo Teresa Panza-
“Sean ganados aquí, o allí,
Como quiera que haya sido.
No habréis hecho
usanza nueva en el mundo”
Sanchica abrazó a su padre
Preguntando si traía...
Pues como agua de mayo
A su padre recibía.
V
Don Quijote se quedaba
en su casa acompañado
del ama y su sobrina
del cura y Sansón Carrasco.
Don Quijote, impaciente
Apartándose a solas
Con el cura y Sansón
expuso sus pensamientos;
Pasar un año en su aldea
Para cumplir su promesa.
Sin traspasar en un átomo
La orden, de andante caballería.
Ejercitando ese año
El virtuoso ejercicio
de la vida pastoral.
Invitándoles a ellos,
la acción de participar.
Apodándolos con nombres
que de molde les vendría
El cura muy intrigado
suplicó con ironía
Yo, - dijo don Quijote-
Me llamaré Quijotiz
El bachiller, Carrascón
el cura, será Curiambro
y Sancho Panza,
será, Pancino el pastor.
Al ver la nueva locura
De su amigo don Quijote
Pasmados quedaron todos.
Pero con tal de curarle
aceptaron muy “gustosos”
VI
De todos es bien sabido
-Dijo Sansón Carrasco-.
Que soy, celebérrimo poeta.
Compondré a cada paso
Transitando andurriales,
Versos, nobles y pastoriles
Así, que elijan pastora
Para retular en árbol
Como es uso y costumbre
De pastor enamorado.
- Eso esta de molde
- dijo don Quijote-
Yo estoy libre de buscar
Nombre a pastora fingida.
Para mí siempre será,
Dulcinea del Toboso;
Gloria de estas riberas
Adornos de este prado
Sustento de la hermosura
Nata de los donaires.
Dueña de toda alabanza
Por hipérbole que sea.
- Nosotros, buscaremos por ahí
- Dijo el cura-.
Pastoras mañeruelas
Que si no nos cuadraren, nos esquinen.
Y si no las encontráramos
-dijo Sansón Carrasco-:
El mundo lleno está
De nombres estampadas e impresas;
Fílidas, Amaridis, Dianas,
Fléridas, Galateas, Belisardas.
Si en la plaza en venta están.
También podremos comprarlas.
-Si mi dama o mi pastora
–añadió el bachiller-:
Se nombrare como Ana,
Como Anacarda sería
Si Francisca se nombrara
Francenia la llamaría
Y si llamase Lucía.
Lucinda la nombraría
Y si en esta cofradía
Sancho Panza ha de entrar
Nombraría a Teresa
La pastora Teresaina.
Don Quijote se reía
Con los nombres aplicados.
El cura. todo alabó
su compañía ofreciendo
Mientras durase el momento
de cumplir obligaciones.
Despidiéndose de él,
deseándole salud.
VII
El ama y su sobrina
La plática escucharon.
Cuando a solas quedaron
La sobrina preguntó:
- “Señor tío, ¿qué es esto?
De meterse en laberintos;
“Pastorcillo tu que vienes,
Pastorcillo tú que vas”
No ve que usted ya no está
En verdad para zampoñas.
A lo que el ama añadió:
-¿Podrá pasar en el campo
Las siestas del verano,
Los serenos del invierno,
Y los aullidos de lobos?
Señor, El oficio de pastor
Es para hombres robustos
Curtidos, y criados
desde fajas y mantillas.
Para tales menesteres.
Y si me diera a elegir,
Mal por mal, es preferible
Caballero andante que pastor.
Por cincuenta años que vivo
Aunque en ayunas me encuentro
no, harta de pan y de vino.
un consejo voy a darle:
Confiésese a menudo,
Y atienda su hacienda.
Favorezca a los pobres
Y estése en su casa quieto.
- ¡Callad, Callad, hijas!
-Respondió don Quijote-.
Yo se bien lo que me cumple.
Por favor, llevadme al lecho.
Sea pastor o caballero andante
Siempre cumpliré
como hubiere menester.
Y vosotras, por mi obra lo veréis.
Quedando así recibiendo regalos
Y atenciones de su ama y su sobrina.
Kety Morales
"El Quijote en verso"
24/10/2010
21 oct 2010
DON QUIJOTE REGRESA A SUS ORÍGENES
Lectura del Quijote, en La Acequia. Capítulo LXXII 2ª parte
“De cómo don Quijote y Sancho llegaron a su aldea”
I
Don Quijote y Sancho Panza
En el mesón esperaban
a que llegase la noche.
Sancho, por acabar
su tarea de azotarse
Don Quijote, ver su deseo cumplido.
Un caballero a caballo
al mesón se presentó
Con tres o cuatro criados,
uno de ellos habló:
Señor, don Álvaro Tarfe,
la siesta puede pasar
La posada está muy limpia,
y fresca, para poder descansar.
II
-Sancho, creo recordar
en hojas de nuestra historia.
de pasada haber leído
el nombre de este señor.
-No se preocupe señor,
dejémosle apear
Ya me ocuparé yo,
su nombre averiguar.
Se apeó el caballero.
Una sala enjaezada
con sargas también pintadas,
lindando con don Quijote
la huéspeda le ofreció
III
Don Quijote paseaba
por el portal del mesón
Acercándose a él,
don Álvaro preguntó:
- Vuestra merced, gentilhombre,
¿A dónde bueno camina?
-A una aldea señor,
que cerca de aquí está.
De donde soy natural.
¿Y vos, a dónde camina?
-Yo señor, me dirijo a mi patria que es Granada.
-¡Buena patria! Exclamó don Quijote.
Pero dígame su nombre.
-Don Álvaro Tarfe,
respondió el caballero
-Aquel don Álvaro Tarfe
¿El mismo que anda impreso,
en la segunda parte de
Don Quijote de la Mancha.
Dada a luz por un escritor moderno?
-El mismo, amigo del personaje
principal de la historia.
Llamado don Quijote de la Mancha.
Yo, le invité a Zaragoza,
le presenté amistades,
y evité, palmease el verdugo sus espaldas
por ser, bastante atrevido.
-Dígame ¿Me parezco yo en algo
a ese tal don Quijote
que dice vuestra merced?
-De ninguna manera,
respondió el señor.
-Don Quijote al que alude,
¿Le acompañaba un escudero
llamado Sancho Panza?
-Ya lo creo que traía,
con fama de ser gracioso
Aunque he de confesarle,
que nunca le escuché.
Eso creo yo también
–respondió Sancho-.
El Sancho que nombra usted,
pertenece a un bellaco.
Yo soy, el verdadero Sancho,
con más gracias que llovidas,
y si anda tras de mí, verá,
se me caen a cada paso,
logrando hacer reír
a quien quiere escuchar.
Y el verdadero don Quijote de la Mancha;
El famoso, el enamorado
El valiente, el discreto.
El desfacedor de agravios
Tutor, de huérfanos y pupilos
El que ampara a las viudas
El matador de doncellas
El que siempre fuere fiel
a la sin par Dulcinea del Toboso.
Es este, aquí presente
Y cualquier otro Quijote
u otro Sancho Panza hubiere
es cosa de sueño y de burlería.
- Por Dios, que así lo creo yo
Que en cuatro razones dichas
habéis soltado más gracias
Que el Sancho que digo yo.
- Pues tenía, más de tonto que gracioso
De comilón, más que de bien hablado.
Y no me cabe la duda
de que un encantador
que persigue a don Quijote
y me persigue a mí.
Lo dejó en Casa de Nuncio
para que se cure bien.
IV
- Quiero que sepa señor, no sé,
si soy bueno o soy malo
Una cosa le diré,
a Zaragoza nunca llegué,
por no descubrir mentiras.
A Barcelona marché;
Archivo de cortesía
Albergues de extranjeros.
Hospital para los pobres
Patria de los valientes
Venganza de ofendidos
Gratitud de amistades.
Lugar, de belleza única.
Y aunque sufrí pesadumbres
con mucho gusto los llevo
Sólo por haberla contemplado.
Señor don Álvaro Tarfe,
Soy, el que tiene tanta fama
Y no, ese desventurado
que quiere usurpar mi nombre
Y con mis pensamientos honrarse.
Suplico a vuestra merced,
declare ante el alcalde.
No somos los personajes
impresos, en la segunda parte
de ese tal aragonés
- De buena gana lo haré
–don Álvaro respondió-
Pues causa admiración,
ver, dos Sanchos y dos Quijotes
conformes y diferentes.
Afirmaré, no haber visto ni oído,
lo que aquí he visto yo.
-Vuestra merced –dijo Sancho-.
Debe de estar encantado al igual que Dulcinea
Y si es así, tres mil azotes me diera.
Y sin ningún interés.
- No entiendo, de azotazos
–dijo don Álvaro-
-Muy largo es de contar
–Sancho le respondió.
V
Don Álvaro y don Quijote
comían juntos los dos.
Cuando en el mesón entró,
el alcalde de ese pueblo
Junto a un escribano,
haciendo una petición:
Reconociese don Álvaro,
el Quijote que se hallaba
No era el don Quijote
impreso de Avellaneda
Natural de Tordesilla,
historia intitulada.
Quedando así la acción,
Jurídicamente plasmada.
Como debía hacerse,
Quedándose complacidos
don Quijote y Sancho Panza
Don Álvaro y don Quijote
Mostrándose cortesías,
En las cuales el manchego
mostraba su discreción.
Desengañando a don Álvaro
y creyera en su error.
Debía estar encantado.
por saludar a dos contrarios
Quijotes y Sancho Panzas
VI
A la hora de la tarde
don Álvaro y don Quijote
Del mesón, se disponían
regresar a su lugar.
En el camino andado,
don Quijote le ha contado
El caso de Dulcinea,
y su triste vencimiento.
Y a unas leguas caminadas,
Ambos se han de separar.
Admirándose don Álvaro,
De tanta cordialidad
Despidiéndose al final.
VII
Don Quijote y Sancho Panza
prosiguieron su camino.
Descansando en la noche,
entre una gran arboleda
donde Sancho Panza pueda,
cumplir con su penitencia.
Embaucado don Quijote
Controlaba los azotes
Hasta contar los tres mil
antes de asomar el sol.
VIII
Prosiguiendo su camino,
platicando como amigos
Lo bien que había acabado
dicha declaración.
Caminaron día y noche
sin nada de que hablar.
Sancho, finalizó su tarea.
Don Quijote, anhelando
que llegase el nuevo día
y ver a su Dulcinea, que,
Por muchas mujeres viera,
seguro, distinguiría.
IX
Con estos pensamientos
y deseos caminaban
Al llegar a una loma,
Divisaron su aldea.
Hincándose de rodillas,
Sancho Panza exclamó:
- ¡Deseada patria!
Abre los ojos y mira
A tu hijo Sancho Panza,
De nuevo regresa a ti,
Si no, muy rico, bien azotado.
Extiende también tus brazos
a tu hijo don Quijote.
Si acaso viene vencido
por intrusos forasteros
Viene también
orgulloso de sí mismo.
Según me ha confesado
Su mayor vencimiento es:
“Dineros llevo, porque,
si buenos azotes me daban
Bien caballero me iba”.
-¡Déjate de sandeces!
Dijo don Quijote
Pongamos el pie derecho
y entremos en nuestra aldea.
Demos vado a nuestro sueño.
Haciendo vida pastoral
cómo un día, planteamos
y lograr ejercitar.
Y con esta reflexión,
Caminaron cuesta abajo.
Alcanzando su aldea
Como un sueño final.
Kety Morales
“El Quijote en verso”
9/10/2010
“De cómo don Quijote y Sancho llegaron a su aldea”
I
Don Quijote y Sancho Panza
En el mesón esperaban
a que llegase la noche.
Sancho, por acabar
su tarea de azotarse
Don Quijote, ver su deseo cumplido.
Un caballero a caballo
al mesón se presentó
Con tres o cuatro criados,
uno de ellos habló:
Señor, don Álvaro Tarfe,
la siesta puede pasar
La posada está muy limpia,
y fresca, para poder descansar.
II
-Sancho, creo recordar
en hojas de nuestra historia.
de pasada haber leído
el nombre de este señor.
-No se preocupe señor,
dejémosle apear
Ya me ocuparé yo,
su nombre averiguar.
Se apeó el caballero.
Una sala enjaezada
con sargas también pintadas,
lindando con don Quijote
la huéspeda le ofreció
III
Don Quijote paseaba
por el portal del mesón
Acercándose a él,
don Álvaro preguntó:
- Vuestra merced, gentilhombre,
¿A dónde bueno camina?
-A una aldea señor,
que cerca de aquí está.
De donde soy natural.
¿Y vos, a dónde camina?
-Yo señor, me dirijo a mi patria que es Granada.
-¡Buena patria! Exclamó don Quijote.
Pero dígame su nombre.
-Don Álvaro Tarfe,
respondió el caballero
-Aquel don Álvaro Tarfe
¿El mismo que anda impreso,
en la segunda parte de
Don Quijote de la Mancha.
Dada a luz por un escritor moderno?
-El mismo, amigo del personaje
principal de la historia.
Llamado don Quijote de la Mancha.
Yo, le invité a Zaragoza,
le presenté amistades,
y evité, palmease el verdugo sus espaldas
por ser, bastante atrevido.
-Dígame ¿Me parezco yo en algo
a ese tal don Quijote
que dice vuestra merced?
-De ninguna manera,
respondió el señor.
-Don Quijote al que alude,
¿Le acompañaba un escudero
llamado Sancho Panza?
-Ya lo creo que traía,
con fama de ser gracioso
Aunque he de confesarle,
que nunca le escuché.
Eso creo yo también
–respondió Sancho-.
El Sancho que nombra usted,
pertenece a un bellaco.
Yo soy, el verdadero Sancho,
con más gracias que llovidas,
y si anda tras de mí, verá,
se me caen a cada paso,
logrando hacer reír
a quien quiere escuchar.
Y el verdadero don Quijote de la Mancha;
El famoso, el enamorado
El valiente, el discreto.
El desfacedor de agravios
Tutor, de huérfanos y pupilos
El que ampara a las viudas
El matador de doncellas
El que siempre fuere fiel
a la sin par Dulcinea del Toboso.
Es este, aquí presente
Y cualquier otro Quijote
u otro Sancho Panza hubiere
es cosa de sueño y de burlería.
- Por Dios, que así lo creo yo
Que en cuatro razones dichas
habéis soltado más gracias
Que el Sancho que digo yo.
- Pues tenía, más de tonto que gracioso
De comilón, más que de bien hablado.
Y no me cabe la duda
de que un encantador
que persigue a don Quijote
y me persigue a mí.
Lo dejó en Casa de Nuncio
para que se cure bien.
IV
- Quiero que sepa señor, no sé,
si soy bueno o soy malo
Una cosa le diré,
a Zaragoza nunca llegué,
por no descubrir mentiras.
A Barcelona marché;
Archivo de cortesía
Albergues de extranjeros.
Hospital para los pobres
Patria de los valientes
Venganza de ofendidos
Gratitud de amistades.
Lugar, de belleza única.
Y aunque sufrí pesadumbres
con mucho gusto los llevo
Sólo por haberla contemplado.
Señor don Álvaro Tarfe,
Soy, el que tiene tanta fama
Y no, ese desventurado
que quiere usurpar mi nombre
Y con mis pensamientos honrarse.
Suplico a vuestra merced,
declare ante el alcalde.
No somos los personajes
impresos, en la segunda parte
de ese tal aragonés
- De buena gana lo haré
–don Álvaro respondió-
Pues causa admiración,
ver, dos Sanchos y dos Quijotes
conformes y diferentes.
Afirmaré, no haber visto ni oído,
lo que aquí he visto yo.
-Vuestra merced –dijo Sancho-.
Debe de estar encantado al igual que Dulcinea
Y si es así, tres mil azotes me diera.
Y sin ningún interés.
- No entiendo, de azotazos
–dijo don Álvaro-
-Muy largo es de contar
–Sancho le respondió.
V
Don Álvaro y don Quijote
comían juntos los dos.
Cuando en el mesón entró,
el alcalde de ese pueblo
Junto a un escribano,
haciendo una petición:
Reconociese don Álvaro,
el Quijote que se hallaba
No era el don Quijote
impreso de Avellaneda
Natural de Tordesilla,
historia intitulada.
Quedando así la acción,
Jurídicamente plasmada.
Como debía hacerse,
Quedándose complacidos
don Quijote y Sancho Panza
Don Álvaro y don Quijote
Mostrándose cortesías,
En las cuales el manchego
mostraba su discreción.
Desengañando a don Álvaro
y creyera en su error.
Debía estar encantado.
por saludar a dos contrarios
Quijotes y Sancho Panzas
VI
A la hora de la tarde
don Álvaro y don Quijote
Del mesón, se disponían
regresar a su lugar.
En el camino andado,
don Quijote le ha contado
El caso de Dulcinea,
y su triste vencimiento.
Y a unas leguas caminadas,
Ambos se han de separar.
Admirándose don Álvaro,
De tanta cordialidad
Despidiéndose al final.
VII
Don Quijote y Sancho Panza
prosiguieron su camino.
Descansando en la noche,
entre una gran arboleda
donde Sancho Panza pueda,
cumplir con su penitencia.
Embaucado don Quijote
Controlaba los azotes
Hasta contar los tres mil
antes de asomar el sol.
VIII
Prosiguiendo su camino,
platicando como amigos
Lo bien que había acabado
dicha declaración.
Caminaron día y noche
sin nada de que hablar.
Sancho, finalizó su tarea.
Don Quijote, anhelando
que llegase el nuevo día
y ver a su Dulcinea, que,
Por muchas mujeres viera,
seguro, distinguiría.
IX
Con estos pensamientos
y deseos caminaban
Al llegar a una loma,
Divisaron su aldea.
Hincándose de rodillas,
Sancho Panza exclamó:
- ¡Deseada patria!
Abre los ojos y mira
A tu hijo Sancho Panza,
De nuevo regresa a ti,
Si no, muy rico, bien azotado.
Extiende también tus brazos
a tu hijo don Quijote.
Si acaso viene vencido
por intrusos forasteros
Viene también
orgulloso de sí mismo.
Según me ha confesado
Su mayor vencimiento es:
“Dineros llevo, porque,
si buenos azotes me daban
Bien caballero me iba”.
-¡Déjate de sandeces!
Dijo don Quijote
Pongamos el pie derecho
y entremos en nuestra aldea.
Demos vado a nuestro sueño.
Haciendo vida pastoral
cómo un día, planteamos
y lograr ejercitar.
Y con esta reflexión,
Caminaron cuesta abajo.
Alcanzando su aldea
Como un sueño final.
Kety Morales
“El Quijote en verso”
9/10/2010
15 oct 2010
DON QUIJOTE REGRESA AL FIN A SU ALDEA
Lectura del Quijote en La Acequia, Capítulo LXXI
“De lo que a don Quijote le sucedió con su escudero Sancho yendo a su aldea”
Grabado:
Gregorio Prieto
I
Vencido y asendereado
caminaba don Quijote
con sus propios pensamientos.
Triste, por haber sido vencido.
Alegre, por la virtud de Sancho
Resucitando a Altisidora
Aunque sus dudas tenía,
por si todo era teatro.
Sin embargo Sancho Panza
Se mostraba disgustado
Al ver que Altisidora
las camisas prometidas
aún, no le habían llegado.
- Señor, ha de saber, que soy
El “médico” más desgraciado.
Pues médicos en activo
que con matar al que curan
quieren ser remunerados
consistiendo su trabajo,
firmar una cedulilla
de unas medicinillas, que,
ni ellos han fabricado,
¡Qué las hace el boticario!
Sin embargo a mí,
gotas de sangre me cuesta.
Mamonas, pulgaradas,
azotes y alfilerazos.
Además de no cobrar,
Señor, voto a tal,
Si he de curar otro enfermo
Primero he de cobrar.
“Que el abad, donde canta yanta”
- Tienes toda la razón, amigo Sancho.
Muy mal por Altisidora.
Por no haberte mandado
Las prometidas camisas.
II
Sancho,
puesto que tú ya dispones
De todo el dinero mío,
Si quisieras azotarte
Por el bien de Dulcinea
cóbrate como es debido.
Viendo Sancho que la paga
la tenia a su alcance.
Se ofreció sin un remilgo
Por Dulcinea azotarse.
No sin antes explicar
Lo que le lleva a la acción;
Su mujer Teresa Panza,
sus hijos, y mucho amor
-¿Cuánto me pagará,
por cada azote que me diere?
- Sancho, si tuviera que pagarte
La grandeza y calidad del remedio;
El tesoro de Venecia, las minas del Potosí
Fuera todo tan poco, para pagarte a ti.
Sancho, oyendo a don Quijote
Las orejas y los ojos
De un palmo los abrió.
Dando su consentimiento
De gana y de corazón.
- Señor, como llevo ya, unos azotazos dados
Y aun quedan, tres mil trescientos
Igual, a tres mil trescientos cuartillos.
Equivalen a mil quinientos, medios reales.
Que hacen, setecientos cincuenta reales.
Y juntando los trescientos, hacen setenta y cinco reales
Juntándolos a los setecientos cincuenta
Hacen un total de, ochocientos veinticinco reales.
Y si es así, rico a casa entraré.
- ¡Oh Sancho amigo!
Dulcinea y yo estaremos
Por los días que nos queda
a servirte obligados.
En volviendo ella a su ser
Su desdicha será dicha.
Y, si abreviares a azotarte
Te añado unos cien reales.
-¡Cuándo quiera mi señor!
-Exclamó Sancho Panza-
Sin falta será esta noche.
Solo quiero campo abierto
Y yo me abriré mis carnes.
III
Llegó la noche esperada
Por don Quijote ansiada
Como un enamorado.
Pareciéndole que a Apolo
sus ruedas habían quebrado
alargándose el día, y la noche,
tardaba más en llegar.
Desviándose del camino
Entre los frondosos árboles
Desunciendo, a rucio y a Rocinante
Y después de haber cenado.
Sancho, se retira de su amo
Para poderse azotar.
Don Quijote que le vió
Con denuedo y con brío
Caminar entre unas hayas
Unas palabras le dijo:
-Amigo Sancho, procura
Tus carnes no hacer pedazos.
No apresurar la carrera
Para llegar al final.
Yo desde aquí contaré
Con las cuentas del rosario
Los azotes que te das.
IV
A unos cuantos azotazos
Sancho ya no puede más.
Buscando una estrategia.
-“Al buen pagador,
no le duelen prendas”
-Dijo sancho-.
Por lo que pienso azotarme
De forma que no me duela.
Azotando a los árboles.
Sin darse cuenta su amo
y burlado una vez más.
Arremetiendo una haya
Mientras un suspiro daba,
Comprendiendo que la burla
Bien pagada no estaba.
Sancho Panza exclamó:
- Señor, entiendo que los azotes
Debe pagarlos a más,
En vez de ser a cuartillo,
Mejor, a medio real.
V
Don Quijote al escucharlo
Mientras cuenta los azotes
Le anima no desmayar.
Aunque también reconoce,
la acción, no está pagada
Doblando su cantidad.
Al escucharlo Sancho Panza
dijo: “¡A la mano de Dios,
y lluevan los azotes!”
Muy astuto Sancho Panza
En vez de azotar su espalda
A los árboles le daba
mientras soltaba un suspiro
que el alma le arrancara.
Don Quijote temeroso
que acabase con su vida
sin finalizar la acción,
decidió interrumpirla.
Amigo Sancho,
Zamora, no se ganó en una hora.
Mil azotes he contado
Y tú muy bien lo sabrás.
El asno puede con la carga
Pero no, la sobre carga.
- Señor, no diga eso de mí.
“A dineros pagados, brazos quebrados”
Así que, aparte de aquí
Mi promesa he de cumplir.
- Que el cielo te acompañe,
Y pégate cuanto quisieres
Que yo me aparto de aquí.
Con tanto brío azotaba
los árboles Sancho Panza,
que sin corteza se hallaban
Exclamando al golpear:
¡”Aquí morirá Sansón,
Y cuantos con él son”!
Al escuchar don Quijote
Esa lastimera voz
a la vez que el azotazo,
a Sancho se dirigió:
- Que no permita la suerte
Por culpa de mis deseos
pierdas la vida en ello
Pues tienes mujer e hijos
Y una vida por delante
A los que has de servir.
Que Dulcinea espere
una mejor coyuntura
Yo, contendré la esperanza
Y este negocio concluya
Mientras tanto, amigo Sancho
Recobra tú, nuevas fuerzas
-Si es eso lo que prefiere
En buena hora lo haré.
Señor, a chorros estoy sudando.
Écheme su ferreruelo
Que no quiero resfriarme.
Que un nuevo disciplinante
corre el mismo peligro
Aun quedándose en pelotas
Don Quijote le abrigó.
Sancho Panza muy tranquilo
Hasta el alba se durmió.
VI
Amanece un nuevo día.
Don Quijote y Sancho Panza
Tras caminar unas leguas
Llegaron a un mesón,
como tal, don Quijote lo admitió
Sin tomarlo por castillo
como en otra ocasión;
Con un puente levadizo
Torres, almenas, rastrillos...
La sala que se alojaban
tenía guadameciles
Con sargas viejas pintadas
A la usanza de aldeas.
En una de ellas pintada
Estaba el robo de Elena
llevada a Melanao
sonriéndose a socapa
En otra sarga pintada
Eneas en una torre.
El rostro lleno de lágrimas
Haciendo señas a Dido.
Que en un bergantín huía.
-Estas dos señoras fueron
-dijo don Quijote-:
Desdichadas, por no haber nacido ahora
De ver yo, a estos señores
Ni Troya fuera quemada
Ni Cartago destruida
Pues en matando a Paris
Desgracias se habían ahorrado.
VII
-Yo le apuesto mi señor
- Sin que pase mucho tiempo
Que no habrá bodegón,
En ventas y en mesón
Pintadas nuestras hazañas.
¡Eso sí! El que las pintare,
Que sea mejor pintor
Que el que ha pintado estas.
- Mucha razón tienes, Sancho
El pintor de estas sargas
Será, como Orbaneja.
Pintor nacido en Úbeda,
Cuando alguien preguntaba
Qué era lo que pintaba,
respondía: “lo que saliere”
Certificando al final, ponía:
“Este es gallo” así, no lo confundían.
Ni le preguntaban más.
Al igual que el pintor,
le ocurre al escritor,
dando a luz a un Quijote
diciendo lo que quisiere
como un tal Mauleón,
pues alguien le preguntó:
Qué era “Deum de deo”
“De donde diere” contestó.
Dejando esto aparte,
Dime Sancho, en el campo o en tu casa,
cuando piensas azotarte.
-¡Pardiez, señor!
No importa el lugar
Pero si es, entre árboles
La cosa mejor saldrá.
- Como falta ya muy poco
Para llegar a la aldea
Te propongo que en tu casa
Concluyas con la tarea.
Sancho respondió tranquilo
Que se haría a su gusto
Pero por él, prefería
Concluir con brevedad.
- “A sangre caliente cuando está caliente el molino”
“En la tardanza suele estar el peligro”
“A Dios rogando, y con el mazo dando”
“Más vale un toma, que dos te daré”
“Y el pájaro en mano, que buitre volando”.
¡No más refranes, por un solo Dios!
Dijo don Quijote-, reprendiendo a Sancho Panza-.
Habla a lo llano, a lo liso
Y no a lo intrincado, como siempre te he dicho.
Y verás como te vale, un pan por ciento.
- ¡Mala ventura esta mía!
Refunfuñaba Sancho-.
Pues no se decir refrán sin razón,
Ni razón que parezca refrán.
Por los días que me quedan
Me trataré de enmendar.
Llegando así, esta plática al final
Kety Morales
“Don Quijote en verso”
8/10/10
“De lo que a don Quijote le sucedió con su escudero Sancho yendo a su aldea”
Grabado:
Gregorio Prieto
I
Vencido y asendereado
caminaba don Quijote
con sus propios pensamientos.
Triste, por haber sido vencido.
Alegre, por la virtud de Sancho
Resucitando a Altisidora
Aunque sus dudas tenía,
por si todo era teatro.
Sin embargo Sancho Panza
Se mostraba disgustado
Al ver que Altisidora
las camisas prometidas
aún, no le habían llegado.
- Señor, ha de saber, que soy
El “médico” más desgraciado.
Pues médicos en activo
que con matar al que curan
quieren ser remunerados
consistiendo su trabajo,
firmar una cedulilla
de unas medicinillas, que,
ni ellos han fabricado,
¡Qué las hace el boticario!
Sin embargo a mí,
gotas de sangre me cuesta.
Mamonas, pulgaradas,
azotes y alfilerazos.
Además de no cobrar,
Señor, voto a tal,
Si he de curar otro enfermo
Primero he de cobrar.
“Que el abad, donde canta yanta”
- Tienes toda la razón, amigo Sancho.
Muy mal por Altisidora.
Por no haberte mandado
Las prometidas camisas.
II
Sancho,
puesto que tú ya dispones
De todo el dinero mío,
Si quisieras azotarte
Por el bien de Dulcinea
cóbrate como es debido.
Viendo Sancho que la paga
la tenia a su alcance.
Se ofreció sin un remilgo
Por Dulcinea azotarse.
No sin antes explicar
Lo que le lleva a la acción;
Su mujer Teresa Panza,
sus hijos, y mucho amor
-¿Cuánto me pagará,
por cada azote que me diere?
- Sancho, si tuviera que pagarte
La grandeza y calidad del remedio;
El tesoro de Venecia, las minas del Potosí
Fuera todo tan poco, para pagarte a ti.
Sancho, oyendo a don Quijote
Las orejas y los ojos
De un palmo los abrió.
Dando su consentimiento
De gana y de corazón.
- Señor, como llevo ya, unos azotazos dados
Y aun quedan, tres mil trescientos
Igual, a tres mil trescientos cuartillos.
Equivalen a mil quinientos, medios reales.
Que hacen, setecientos cincuenta reales.
Y juntando los trescientos, hacen setenta y cinco reales
Juntándolos a los setecientos cincuenta
Hacen un total de, ochocientos veinticinco reales.
Y si es así, rico a casa entraré.
- ¡Oh Sancho amigo!
Dulcinea y yo estaremos
Por los días que nos queda
a servirte obligados.
En volviendo ella a su ser
Su desdicha será dicha.
Y, si abreviares a azotarte
Te añado unos cien reales.
-¡Cuándo quiera mi señor!
-Exclamó Sancho Panza-
Sin falta será esta noche.
Solo quiero campo abierto
Y yo me abriré mis carnes.
III
Llegó la noche esperada
Por don Quijote ansiada
Como un enamorado.
Pareciéndole que a Apolo
sus ruedas habían quebrado
alargándose el día, y la noche,
tardaba más en llegar.
Desviándose del camino
Entre los frondosos árboles
Desunciendo, a rucio y a Rocinante
Y después de haber cenado.
Sancho, se retira de su amo
Para poderse azotar.
Don Quijote que le vió
Con denuedo y con brío
Caminar entre unas hayas
Unas palabras le dijo:
-Amigo Sancho, procura
Tus carnes no hacer pedazos.
No apresurar la carrera
Para llegar al final.
Yo desde aquí contaré
Con las cuentas del rosario
Los azotes que te das.
IV
A unos cuantos azotazos
Sancho ya no puede más.
Buscando una estrategia.
-“Al buen pagador,
no le duelen prendas”
-Dijo sancho-.
Por lo que pienso azotarme
De forma que no me duela.
Azotando a los árboles.
Sin darse cuenta su amo
y burlado una vez más.
Arremetiendo una haya
Mientras un suspiro daba,
Comprendiendo que la burla
Bien pagada no estaba.
Sancho Panza exclamó:
- Señor, entiendo que los azotes
Debe pagarlos a más,
En vez de ser a cuartillo,
Mejor, a medio real.
V
Don Quijote al escucharlo
Mientras cuenta los azotes
Le anima no desmayar.
Aunque también reconoce,
la acción, no está pagada
Doblando su cantidad.
Al escucharlo Sancho Panza
dijo: “¡A la mano de Dios,
y lluevan los azotes!”
Muy astuto Sancho Panza
En vez de azotar su espalda
A los árboles le daba
mientras soltaba un suspiro
que el alma le arrancara.
Don Quijote temeroso
que acabase con su vida
sin finalizar la acción,
decidió interrumpirla.
Amigo Sancho,
Zamora, no se ganó en una hora.
Mil azotes he contado
Y tú muy bien lo sabrás.
El asno puede con la carga
Pero no, la sobre carga.
- Señor, no diga eso de mí.
“A dineros pagados, brazos quebrados”
Así que, aparte de aquí
Mi promesa he de cumplir.
- Que el cielo te acompañe,
Y pégate cuanto quisieres
Que yo me aparto de aquí.
Con tanto brío azotaba
los árboles Sancho Panza,
que sin corteza se hallaban
Exclamando al golpear:
¡”Aquí morirá Sansón,
Y cuantos con él son”!
Al escuchar don Quijote
Esa lastimera voz
a la vez que el azotazo,
a Sancho se dirigió:
- Que no permita la suerte
Por culpa de mis deseos
pierdas la vida en ello
Pues tienes mujer e hijos
Y una vida por delante
A los que has de servir.
Que Dulcinea espere
una mejor coyuntura
Yo, contendré la esperanza
Y este negocio concluya
Mientras tanto, amigo Sancho
Recobra tú, nuevas fuerzas
-Si es eso lo que prefiere
En buena hora lo haré.
Señor, a chorros estoy sudando.
Écheme su ferreruelo
Que no quiero resfriarme.
Que un nuevo disciplinante
corre el mismo peligro
Aun quedándose en pelotas
Don Quijote le abrigó.
Sancho Panza muy tranquilo
Hasta el alba se durmió.
VI
Amanece un nuevo día.
Don Quijote y Sancho Panza
Tras caminar unas leguas
Llegaron a un mesón,
como tal, don Quijote lo admitió
Sin tomarlo por castillo
como en otra ocasión;
Con un puente levadizo
Torres, almenas, rastrillos...
La sala que se alojaban
tenía guadameciles
Con sargas viejas pintadas
A la usanza de aldeas.
En una de ellas pintada
Estaba el robo de Elena
llevada a Melanao
sonriéndose a socapa
En otra sarga pintada
Eneas en una torre.
El rostro lleno de lágrimas
Haciendo señas a Dido.
Que en un bergantín huía.
-Estas dos señoras fueron
-dijo don Quijote-:
Desdichadas, por no haber nacido ahora
De ver yo, a estos señores
Ni Troya fuera quemada
Ni Cartago destruida
Pues en matando a Paris
Desgracias se habían ahorrado.
VII
-Yo le apuesto mi señor
- Sin que pase mucho tiempo
Que no habrá bodegón,
En ventas y en mesón
Pintadas nuestras hazañas.
¡Eso sí! El que las pintare,
Que sea mejor pintor
Que el que ha pintado estas.
- Mucha razón tienes, Sancho
El pintor de estas sargas
Será, como Orbaneja.
Pintor nacido en Úbeda,
Cuando alguien preguntaba
Qué era lo que pintaba,
respondía: “lo que saliere”
Certificando al final, ponía:
“Este es gallo” así, no lo confundían.
Ni le preguntaban más.
Al igual que el pintor,
le ocurre al escritor,
dando a luz a un Quijote
diciendo lo que quisiere
como un tal Mauleón,
pues alguien le preguntó:
Qué era “Deum de deo”
“De donde diere” contestó.
Dejando esto aparte,
Dime Sancho, en el campo o en tu casa,
cuando piensas azotarte.
-¡Pardiez, señor!
No importa el lugar
Pero si es, entre árboles
La cosa mejor saldrá.
- Como falta ya muy poco
Para llegar a la aldea
Te propongo que en tu casa
Concluyas con la tarea.
Sancho respondió tranquilo
Que se haría a su gusto
Pero por él, prefería
Concluir con brevedad.
- “A sangre caliente cuando está caliente el molino”
“En la tardanza suele estar el peligro”
“A Dios rogando, y con el mazo dando”
“Más vale un toma, que dos te daré”
“Y el pájaro en mano, que buitre volando”.
¡No más refranes, por un solo Dios!
Dijo don Quijote-, reprendiendo a Sancho Panza-.
Habla a lo llano, a lo liso
Y no a lo intrincado, como siempre te he dicho.
Y verás como te vale, un pan por ciento.
- ¡Mala ventura esta mía!
Refunfuñaba Sancho-.
Pues no se decir refrán sin razón,
Ni razón que parezca refrán.
Por los días que me quedan
Me trataré de enmendar.
Llegando así, esta plática al final
Kety Morales
“Don Quijote en verso”
8/10/10
8 oct 2010
DON QUIJOTE SE DESPIDE DE LOS DUQUES
Lectura del Quijote en La Acequia: Capítulo LXX 2ª parte
“Que sigue al de sesenta y nueve y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia”
(Don Quijote.
Ilustración Alaminos)
I
Sancho hubiera deseado
Dormir solo en una choza
A tener que compartir
con su amo la carriola.
Se temía Sancho Panza,
al dormir con don Quijote
Le acosaría en preguntas
O insistiese en los azotes
-Sancho, ¿qué opinas deste suceso?
Como habrás comprobado
A Altisidora ha llevado
Sin saetas ni espadas,
A la muerte, el desdén de mi amor.
-Enhorabuena ella muera,
-dijo Sancho-.
Pues yo, no la enamoré.
Tampoco la desdeñé.
Tal vez por eso reniegue
Sus antojos y caprichos.
Y los martirios que pasé.
Al verle tan enojado
don Quijote respondió:
-Sancho amigo, duerme,
Que tras los alfilerazos
Y mamonas recibidas
Bien lo tienes merecido.
-Señor ¡No me hable de mamonas!
Por recibirlas de dueñas
No hay para mi afrenta
Que me pueda doler más.
Y déjeme descansar
“Porque el sueño es alivio
De las miserias, de los que
las tienen despiertos”
-Así sea, y Dios te acompañe
Dijo don Quijote
Durmiéndose a la vez.
II
Cuenta Cide Hamete
Autor de esta historia:
Vencido Sansón Carrasco,
Quien informa a los duques
De las chanzas anteriores;
El Caballero de los espejos.
El de la Blanca Luna.
Dulcinea Encantada
La carta de Teresa Panza
Y el vecino Tomé Cecial.
Urdieron la nueva trama
Atrapando a don Quijote
Y su escudero Sancho Panza
Para poderse burlar.
Cide Hamete añade más:
Si tonto y loco es el burlado,
el burlador, lo es más.
III
Sancho duerme a sueño suelto.
Mientras tanto don Quijote
Da rienda a sus pensamientos.
Hasta amanecer el día.
De nuevo Altisidora
En complot con sus señores
Coronada con guirnaldas
Vestida, de tafetán níveo
Sembrada de flores de oro.
En un báculo sentada
de fino ébano negro.
Entra en el aposento
que don Quijote se halla .
Don Quijote, al verla aparecer
Turbado y muy confuso
cubriéndose hasta las cejas
no sabe qué responder
Sin embargo Altisidora
Se acercó a su cabecera.
Sentándose en una silla,
después de un gran suspiro
con voz tierna comenzó:
-Si mujeres principales
y recatadas doncellas
airean sus sentimientos,
en estrecho término se hallan.
Es por eso, Don Quijote de la mancha
Yo, soy una de ellas,
vencida y enamorada
a la vez, sufrida y honesta.
Que por ser un tanto así,
casi la vida perdí.
¡Oh, más duro que mármol,
empedernido caballero!
De no ser por su escudero
aún, seguiría allí.
- Si es así - preguntó Sancho-:
¿En el otro mundo, qué vio?
¿Hay infierno en la otra vida?
Según he oído decir,
quien muere desesperado
al infierno ha de ir.
-No debí morir del todo.
Contestó Altisidora
Porque de haber sido así.
no volvería a salir.
En la puerta del infierno observé
unos cuantos diablillos
en calzas y en jubón.
En las manos artilugios
como unas palas de fuego
jugando a la pelota,
pero en lugar de pelota,
cosa maravillosa,
jugaban con unos libros,
llenos de viento y borra,
Perdedores y ganadores
ninguno se alegraba.
Todos, todos se maldecían,
gruñían y regañaban.
-Normal – dijo Sancho-.
entre diablos, jueguen,
pierdan o ganen...
nunca, contentos estén.
-Una cosa que me admira
-dijo Altisidora-.
Digo, que me admiró.
De un voleo, un libro,
flamante encuadernado.
de un papirotazo,
sus tripas le arrancaron
y sus hojas por el suelo esparció
Un diablo a otro dijo:
-¡Mirad qué libro es ese!
El diablo respondió:
“La Segunda parte de la historia
Don Quijote de la Mancha”
No escrita por Cide Hamete
Sino, por un tal aragonés
natural de Tordesillas.
-¡Metedle en los abismos del infierno!
¡Que no lo vean mis ojos!
- Tan malo es, -contestó otro-.
¡Peor, no podría ser!
-Es tanto amor el que siento
Por mi señor don Quijote
Que retuve en mi memoria
Los gritos de aquella acción.
- No hay otro yo en el mundo
-dijo don Quijote-.
Ni soy, de quien esa historia trata.
Que de mano en mano va.
No me altero al oír que me hallo
en las tinieblas del abismo
ni por la claridad de la tierra.
Si la historia de la que hablan
fuere fiel y verdadera
siglos de vida tendrá.
Si acaso fuere tan mala:
de su parto a la sepultura
corto el camino será.
IV
-Señora, cuantas veces habré dicho
el pesar que me produce
que hayáis colocado en mi
vuestros libres pensamientos.
Es tanto el desengaño
que debéis sufrir por mí
por vuestra honestidad
os ruego que desistáis.
Los hados si los hubiera
me dedicaron a ella.
No hay ninguna Hermosura
comparada a mi señora
Dulcinea del Toboso.
Altisidora enojada
Contesta a viva voz:
“¡Vive el señor bacallao!
¡Alma de almirez!
Si arremeto contra vos,
os tengo de sacar los ojos.
¿Pensáis acaso, don vencido
y a palos molido, que yo,
me he muerto por vos?
Todo lo que en el patio vio,
¡Todo!, ha sido fingido.
No soy mujer que se muera,
y menos, por un desvalido.
-Eso también creo yo
-Dijo Sancho-.
Que de amor, nadie se muere.
Una cosa es decir, y otra,
lo que se hiciere
V
A la plática de ellos
se añadió el cantor
con una reverencia dijo:
-Vuestra merced caballero
me tenga entre sus mercedes
por ser un aficionado
a su fama y sus hazañas.
-Si he de corresponderle
-dijo don Quijote-
Con toda mi cortesía
dígame antes quien es.
El mozo le contestó:
El cantor que en el patio
a Altisidoa entonó.
-Vuestra merced,
tiene extremada voz.
Pero, ¿Qué tiene que ver
Garcilaso de la Vega
con lo que allí ocurrió?
El músico respondió:
- No se extrañe señor.
Entre los muchos poetas
intonsos de mi edad.
“Escriben como quisieren,
Y hurte de quien quisiere”
Venga, a pelo o no.
VI
Interrumpieron la estancia
el duque y la duquesa
disfrutando larga plática;
Sancho, con sus donaires,
malicias y agudezas.
Don Quijote pide al duque
para marchar, su licencia.
Por así considerar
que un caballero vencido
en zahúrda ha de habitar
y no, en palacios o castillos.
La duquesa insistió
preguntando a don Quijote
de Altisidora guardaba
sus gracias, y sus amores.
-Los males de esta doncella
-aconsejó don Quijote-.
Nacen de la ociosidad.
Ocúpela en las randas.
Que, en moviendo los bolillos.
su imaginación no moverá.
-No he visto en toda mi vida
-Añadió Sancho-.
Randera, que por amor haya muerto.
Pues ponen su pensamiento
en acabar su tarea, que pensar en el amor.
Y lo digo con razón.
Que mientras estoy cavando
no me acuerdo ni de oislo
de mi mujer Teresa Panza
es, lo que más quiero yo.
-Así lo haré, la duquesa afirmó.
-No hay para qué señora
-contestó Altisidora-.
Todas las crueldades
que este malandrín causó.
borraré de mi memoria.
-“Por aquel que dice injurias
Cerca está de perdonar”
-Añadió el duque-.
Fingiendo Altisidora
unas lágrimas limpiarse
haciendo una reverencia
del aposento salió.
-Mándote, - dijo Sancho-.
Mala ventura, alma de esparto
de encina el corazón.
“¡A fe, que si la hubieras conmigo,
otro gallo te cantara!”
Don Quijote se vistió, y
tras comer con los duques,
aquella tarde partió.
“El Quijote en verso”
Kety Morales
2/9/2010
“Que sigue al de sesenta y nueve y trata de cosas no escusadas para la claridad desta historia”
(Don Quijote.
Ilustración Alaminos)
I
Sancho hubiera deseado
Dormir solo en una choza
A tener que compartir
con su amo la carriola.
Se temía Sancho Panza,
al dormir con don Quijote
Le acosaría en preguntas
O insistiese en los azotes
-Sancho, ¿qué opinas deste suceso?
Como habrás comprobado
A Altisidora ha llevado
Sin saetas ni espadas,
A la muerte, el desdén de mi amor.
-Enhorabuena ella muera,
-dijo Sancho-.
Pues yo, no la enamoré.
Tampoco la desdeñé.
Tal vez por eso reniegue
Sus antojos y caprichos.
Y los martirios que pasé.
Al verle tan enojado
don Quijote respondió:
-Sancho amigo, duerme,
Que tras los alfilerazos
Y mamonas recibidas
Bien lo tienes merecido.
-Señor ¡No me hable de mamonas!
Por recibirlas de dueñas
No hay para mi afrenta
Que me pueda doler más.
Y déjeme descansar
“Porque el sueño es alivio
De las miserias, de los que
las tienen despiertos”
-Así sea, y Dios te acompañe
Dijo don Quijote
Durmiéndose a la vez.
II
Cuenta Cide Hamete
Autor de esta historia:
Vencido Sansón Carrasco,
Quien informa a los duques
De las chanzas anteriores;
El Caballero de los espejos.
El de la Blanca Luna.
Dulcinea Encantada
La carta de Teresa Panza
Y el vecino Tomé Cecial.
Urdieron la nueva trama
Atrapando a don Quijote
Y su escudero Sancho Panza
Para poderse burlar.
Cide Hamete añade más:
Si tonto y loco es el burlado,
el burlador, lo es más.
III
Sancho duerme a sueño suelto.
Mientras tanto don Quijote
Da rienda a sus pensamientos.
Hasta amanecer el día.
De nuevo Altisidora
En complot con sus señores
Coronada con guirnaldas
Vestida, de tafetán níveo
Sembrada de flores de oro.
En un báculo sentada
de fino ébano negro.
Entra en el aposento
que don Quijote se halla .
Don Quijote, al verla aparecer
Turbado y muy confuso
cubriéndose hasta las cejas
no sabe qué responder
Sin embargo Altisidora
Se acercó a su cabecera.
Sentándose en una silla,
después de un gran suspiro
con voz tierna comenzó:
-Si mujeres principales
y recatadas doncellas
airean sus sentimientos,
en estrecho término se hallan.
Es por eso, Don Quijote de la mancha
Yo, soy una de ellas,
vencida y enamorada
a la vez, sufrida y honesta.
Que por ser un tanto así,
casi la vida perdí.
¡Oh, más duro que mármol,
empedernido caballero!
De no ser por su escudero
aún, seguiría allí.
- Si es así - preguntó Sancho-:
¿En el otro mundo, qué vio?
¿Hay infierno en la otra vida?
Según he oído decir,
quien muere desesperado
al infierno ha de ir.
-No debí morir del todo.
Contestó Altisidora
Porque de haber sido así.
no volvería a salir.
En la puerta del infierno observé
unos cuantos diablillos
en calzas y en jubón.
En las manos artilugios
como unas palas de fuego
jugando a la pelota,
pero en lugar de pelota,
cosa maravillosa,
jugaban con unos libros,
llenos de viento y borra,
Perdedores y ganadores
ninguno se alegraba.
Todos, todos se maldecían,
gruñían y regañaban.
-Normal – dijo Sancho-.
entre diablos, jueguen,
pierdan o ganen...
nunca, contentos estén.
-Una cosa que me admira
-dijo Altisidora-.
Digo, que me admiró.
De un voleo, un libro,
flamante encuadernado.
de un papirotazo,
sus tripas le arrancaron
y sus hojas por el suelo esparció
Un diablo a otro dijo:
-¡Mirad qué libro es ese!
El diablo respondió:
“La Segunda parte de la historia
Don Quijote de la Mancha”
No escrita por Cide Hamete
Sino, por un tal aragonés
natural de Tordesillas.
-¡Metedle en los abismos del infierno!
¡Que no lo vean mis ojos!
- Tan malo es, -contestó otro-.
¡Peor, no podría ser!
-Es tanto amor el que siento
Por mi señor don Quijote
Que retuve en mi memoria
Los gritos de aquella acción.
- No hay otro yo en el mundo
-dijo don Quijote-.
Ni soy, de quien esa historia trata.
Que de mano en mano va.
No me altero al oír que me hallo
en las tinieblas del abismo
ni por la claridad de la tierra.
Si la historia de la que hablan
fuere fiel y verdadera
siglos de vida tendrá.
Si acaso fuere tan mala:
de su parto a la sepultura
corto el camino será.
IV
-Señora, cuantas veces habré dicho
el pesar que me produce
que hayáis colocado en mi
vuestros libres pensamientos.
Es tanto el desengaño
que debéis sufrir por mí
por vuestra honestidad
os ruego que desistáis.
Los hados si los hubiera
me dedicaron a ella.
No hay ninguna Hermosura
comparada a mi señora
Dulcinea del Toboso.
Altisidora enojada
Contesta a viva voz:
“¡Vive el señor bacallao!
¡Alma de almirez!
Si arremeto contra vos,
os tengo de sacar los ojos.
¿Pensáis acaso, don vencido
y a palos molido, que yo,
me he muerto por vos?
Todo lo que en el patio vio,
¡Todo!, ha sido fingido.
No soy mujer que se muera,
y menos, por un desvalido.
-Eso también creo yo
-Dijo Sancho-.
Que de amor, nadie se muere.
Una cosa es decir, y otra,
lo que se hiciere
V
A la plática de ellos
se añadió el cantor
con una reverencia dijo:
-Vuestra merced caballero
me tenga entre sus mercedes
por ser un aficionado
a su fama y sus hazañas.
-Si he de corresponderle
-dijo don Quijote-
Con toda mi cortesía
dígame antes quien es.
El mozo le contestó:
El cantor que en el patio
a Altisidoa entonó.
-Vuestra merced,
tiene extremada voz.
Pero, ¿Qué tiene que ver
Garcilaso de la Vega
con lo que allí ocurrió?
El músico respondió:
- No se extrañe señor.
Entre los muchos poetas
intonsos de mi edad.
“Escriben como quisieren,
Y hurte de quien quisiere”
Venga, a pelo o no.
VI
Interrumpieron la estancia
el duque y la duquesa
disfrutando larga plática;
Sancho, con sus donaires,
malicias y agudezas.
Don Quijote pide al duque
para marchar, su licencia.
Por así considerar
que un caballero vencido
en zahúrda ha de habitar
y no, en palacios o castillos.
La duquesa insistió
preguntando a don Quijote
de Altisidora guardaba
sus gracias, y sus amores.
-Los males de esta doncella
-aconsejó don Quijote-.
Nacen de la ociosidad.
Ocúpela en las randas.
Que, en moviendo los bolillos.
su imaginación no moverá.
-No he visto en toda mi vida
-Añadió Sancho-.
Randera, que por amor haya muerto.
Pues ponen su pensamiento
en acabar su tarea, que pensar en el amor.
Y lo digo con razón.
Que mientras estoy cavando
no me acuerdo ni de oislo
de mi mujer Teresa Panza
es, lo que más quiero yo.
-Así lo haré, la duquesa afirmó.
-No hay para qué señora
-contestó Altisidora-.
Todas las crueldades
que este malandrín causó.
borraré de mi memoria.
-“Por aquel que dice injurias
Cerca está de perdonar”
-Añadió el duque-.
Fingiendo Altisidora
unas lágrimas limpiarse
haciendo una reverencia
del aposento salió.
-Mándote, - dijo Sancho-.
Mala ventura, alma de esparto
de encina el corazón.
“¡A fe, que si la hubieras conmigo,
otro gallo te cantara!”
Don Quijote se vistió, y
tras comer con los duques,
aquella tarde partió.
“El Quijote en verso”
Kety Morales
2/9/2010
6 oct 2010
HAY DÍAS ESPECIALES. HOY ES UNO DE ELLOS
1 oct 2010
HUMILLACIÓN A SANCHO PANZA, Y EL DESENCANTAMIENTO DE ALTISIDORA
Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXIX 2ª parte
"Del más raro y más nuevo suceso que en todo el discurso desta grande historia avino a don Quijote"
Fotos: Internet
I
Casi en volandas al patio,
entraron, don Quijote
y Sancho Panza.
En el patio está dispuesto
Representar nueva chanza
Colocadas en blandones
En él lucían cien hachas
Y quinientas luminarias
Lucían en corredores.
Aunque la noche era oscura
no se echaba en falta el día.
En medio del patio había
un magnánimo escenario.
Como dos varas del suelo
Terciopelo negro el palio
Alrededor del dosel
Iluminando la estancia
De blanca cera los cirios,
arden, en candeleros de plata
Sobre el túmulo, inerte,
una hermosa doncella,
que competía por bella
hasta con la propia muerte.
Coronando su cabeza,
de flores una guirnalda.
Reposando sobre el pecho
sus manos con una palma
II
En un ángulo del patio
instalado hay un teatro
Y en unas sillas sentados
personajes figurados.
Junto a ellos, otras sillas
para don Quijote y Sancho.
Tras ellos, el duque y la duquesa
llegan bien acompañados.
Aunque les mandan callar,
Don Quijote y Sancho Panza
corresponden a los duques
con reproches por igual.
III
Don Quijote amedrentado
no pueden decir palabra
Observa a Altisidora
en el palio “expirada”.
La farsa daba comienzo
disfrazando a Sancho Panza
Sayo de bocací negro,
de fuego, pintado en llamas
supliendo la caperuza
por la famosa coroza
a modo del Santo Oficio
advirtiendo por su bien
no despegase los labios
o la vida a de perder.
Sancho Panza que se ve,
vestido envuelto en llamas
La coroza se quitó
Y al ver que no le quemaban,
dos ardites le importaba
la vestidura en si.
Exclamando a viva voz:
“¡aún bien que ni ellas me abrasan,
Ni ellos me llevan!”.
Don Quijote le observaba
y al verle con esa guisa
aunque estaba amedrentado
no pudo evitar la risa.
IV
El silencio es absoluto.
Bajo el túmulo se escucha
el sonar de unas flautas.
Un hermoso mancebo
vestido como romano
con una voz armoniosa
Entonaba al son del arpa
acercándose al “cadáver”
dos estancias le cantaba
“En tanto que si vuelve Altisidora
Muerta por la crueldad de don Quijote
Y en tanto que en la corte encantadora
Se vistieren las damas de picote...”
"...Libre mi alma de su estrecha roca,
por el estigio lago conducida,
celebrándote irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido".
En su canto exponía
Las gracias de Altisidora
Que aunque vida no tenía
Por su fama aún vivía.
De repente un personaje
del linaje de los “reyes”
voz en grito interrumpió
las palabras del cantor.
Minos y Radamantos
forzaban a Sancho Panza
por el bien de Altisidora
someterse a nueva chanza
devolviéndola a la vida.
Radamantos da la orden
De aplicarle a Sancho Panza
Con veinticuatro mamonas
y en el lomo y los brazos,
con unos doce pellizcos
Y unos seis alfilerazos.
Don Quijote le anima
Pues en él está la vida
De una doncella más
Sancho Panza en desacuerdo
Por aquel maldito juego
No hace más que renegar
no consiente que las dueñas
su cara manosear.
"¡Esas burlas, a un cuñado,
que yo soy perro viejo
y no hay conmigo, tus, tus!"
Radamantos indignado
grita en alta voz:
-¡Ablándate tigre!
¡Humíllate Nembrot!
¡No te piden imposibles!
¡Y evita averiguar
entresijos de negocios,
o, acrebillado te verás!
Ya se acercaban las dueñas
a Sancho dar su martirio.
con las muñecas en alto
con olor a vinagrillo.
¡¡Vasta ya!! -Exclama Sancho-
¡Afuera ministros infernales!
¡Que no soy de bronce
para sufrir martirios tales!
V
Altisidora,
Cansada de descansar
Hace un leve movimiento
Los circunstantes al verla
gritaban:
¡Altisidora vive!
¡Viva Altisidora!
Asignando a Sancho Panza
Nuevo desencantamiento.
Radamanto ordena a Sancho
Que depusiese la ira
Con su intento había logrado
La chanza, estropeado.
Cuando don Quijote vio
Rebullir a Altisidora
Se arrodilló ante Sancho
Rogándole una vez más
cumplir con sus azotazos
y Dulcinea desencantar.
A lo que Sancho responde:
-No estaría bien señor,
Que después de las mamonas,
Pellizcos y alfilerazos,
Tuviese bien de azotarme
Por el bien de su señora.
VI
Mientras tanto Altisidora
En el túmulo se sienta
Sonando al mismo tiempo
Las flautas y chirimías
Y las voces aclamando:
¡Viva Altisidora!
¡Viva Altisidora!
Levantaronse reyes y duques
Minos y Radamantos
Junto a don Quijote y Sancho
Para dar recibimiento
A la bella Altisidora.
Simulando desmayada
a los reyes se inclinó
de través de don Quijote
Altisidora confesó:
- “Dios te perdone,
caballero desenamorado.
Por tu crueldad he estado
visitando el otro mundo
parecieronme mil años"
Y dirigiéndose a Sancho:
- A ti, generoso escudero.
por la vida que poseo
te agradezco lo que has hecho.
Te regalo seis camisas.
Que si no son todas sanas
Al menos son todas limpias.
Sancho agradecido,
con la coroza en las manos
y rodillas en el suelo
intenta besar sus manos.
En ese instante el duque
ordena quitarle a Sancho
la ropa pintada en llamas
de nuevo vistiendo el sayo.
Sancho Panza le suplica
le de, la ropa y mitra
para llevarla a su aldea
como señal del suceso.
La duquesa con agrado
aceptó su petición
De Sancho era amiga
sin ninguna condición.
VII
El duque, ordenó tajante
El patio desalojar.
A todos a sus estancias.
A Sancho y a don Quijote...
¿A dónde los llevarán...?
“El Quijote en verso”
Kety Morales
28/9/2010
"Del más raro y más nuevo suceso que en todo el discurso desta grande historia avino a don Quijote"
Fotos: Internet
I
Casi en volandas al patio,
entraron, don Quijote
y Sancho Panza.
En el patio está dispuesto
Representar nueva chanza
Colocadas en blandones
En él lucían cien hachas
Y quinientas luminarias
Lucían en corredores.
Aunque la noche era oscura
no se echaba en falta el día.
En medio del patio había
un magnánimo escenario.
Como dos varas del suelo
Terciopelo negro el palio
Alrededor del dosel
Iluminando la estancia
De blanca cera los cirios,
arden, en candeleros de plata
Sobre el túmulo, inerte,
una hermosa doncella,
que competía por bella
hasta con la propia muerte.
Coronando su cabeza,
de flores una guirnalda.
Reposando sobre el pecho
sus manos con una palma
II
En un ángulo del patio
instalado hay un teatro
Y en unas sillas sentados
personajes figurados.
Junto a ellos, otras sillas
para don Quijote y Sancho.
Tras ellos, el duque y la duquesa
llegan bien acompañados.
Aunque les mandan callar,
Don Quijote y Sancho Panza
corresponden a los duques
con reproches por igual.
III
Don Quijote amedrentado
no pueden decir palabra
Observa a Altisidora
en el palio “expirada”.
La farsa daba comienzo
disfrazando a Sancho Panza
Sayo de bocací negro,
de fuego, pintado en llamas
supliendo la caperuza
por la famosa coroza
a modo del Santo Oficio
advirtiendo por su bien
no despegase los labios
o la vida a de perder.
Sancho Panza que se ve,
vestido envuelto en llamas
La coroza se quitó
Y al ver que no le quemaban,
dos ardites le importaba
la vestidura en si.
Exclamando a viva voz:
“¡aún bien que ni ellas me abrasan,
Ni ellos me llevan!”.
Don Quijote le observaba
y al verle con esa guisa
aunque estaba amedrentado
no pudo evitar la risa.
IV
El silencio es absoluto.
Bajo el túmulo se escucha
el sonar de unas flautas.
Un hermoso mancebo
vestido como romano
con una voz armoniosa
Entonaba al son del arpa
acercándose al “cadáver”
dos estancias le cantaba
“En tanto que si vuelve Altisidora
Muerta por la crueldad de don Quijote
Y en tanto que en la corte encantadora
Se vistieren las damas de picote...”
"...Libre mi alma de su estrecha roca,
por el estigio lago conducida,
celebrándote irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido".
En su canto exponía
Las gracias de Altisidora
Que aunque vida no tenía
Por su fama aún vivía.
De repente un personaje
del linaje de los “reyes”
voz en grito interrumpió
las palabras del cantor.
Minos y Radamantos
forzaban a Sancho Panza
por el bien de Altisidora
someterse a nueva chanza
devolviéndola a la vida.
Radamantos da la orden
De aplicarle a Sancho Panza
Con veinticuatro mamonas
y en el lomo y los brazos,
con unos doce pellizcos
Y unos seis alfilerazos.
Don Quijote le anima
Pues en él está la vida
De una doncella más
Sancho Panza en desacuerdo
Por aquel maldito juego
No hace más que renegar
no consiente que las dueñas
su cara manosear.
"¡Esas burlas, a un cuñado,
que yo soy perro viejo
y no hay conmigo, tus, tus!"
Radamantos indignado
grita en alta voz:
-¡Ablándate tigre!
¡Humíllate Nembrot!
¡No te piden imposibles!
¡Y evita averiguar
entresijos de negocios,
o, acrebillado te verás!
Ya se acercaban las dueñas
a Sancho dar su martirio.
con las muñecas en alto
con olor a vinagrillo.
¡¡Vasta ya!! -Exclama Sancho-
¡Afuera ministros infernales!
¡Que no soy de bronce
para sufrir martirios tales!
V
Altisidora,
Cansada de descansar
Hace un leve movimiento
Los circunstantes al verla
gritaban:
¡Altisidora vive!
¡Viva Altisidora!
Asignando a Sancho Panza
Nuevo desencantamiento.
Radamanto ordena a Sancho
Que depusiese la ira
Con su intento había logrado
La chanza, estropeado.
Cuando don Quijote vio
Rebullir a Altisidora
Se arrodilló ante Sancho
Rogándole una vez más
cumplir con sus azotazos
y Dulcinea desencantar.
A lo que Sancho responde:
-No estaría bien señor,
Que después de las mamonas,
Pellizcos y alfilerazos,
Tuviese bien de azotarme
Por el bien de su señora.
VI
Mientras tanto Altisidora
En el túmulo se sienta
Sonando al mismo tiempo
Las flautas y chirimías
Y las voces aclamando:
¡Viva Altisidora!
¡Viva Altisidora!
Levantaronse reyes y duques
Minos y Radamantos
Junto a don Quijote y Sancho
Para dar recibimiento
A la bella Altisidora.
Simulando desmayada
a los reyes se inclinó
de través de don Quijote
Altisidora confesó:
- “Dios te perdone,
caballero desenamorado.
Por tu crueldad he estado
visitando el otro mundo
parecieronme mil años"
Y dirigiéndose a Sancho:
- A ti, generoso escudero.
por la vida que poseo
te agradezco lo que has hecho.
Te regalo seis camisas.
Que si no son todas sanas
Al menos son todas limpias.
Sancho agradecido,
con la coroza en las manos
y rodillas en el suelo
intenta besar sus manos.
En ese instante el duque
ordena quitarle a Sancho
la ropa pintada en llamas
de nuevo vistiendo el sayo.
Sancho Panza le suplica
le de, la ropa y mitra
para llevarla a su aldea
como señal del suceso.
La duquesa con agrado
aceptó su petición
De Sancho era amiga
sin ninguna condición.
VII
El duque, ordenó tajante
El patio desalojar.
A todos a sus estancias.
A Sancho y a don Quijote...
¿A dónde los llevarán...?
“El Quijote en verso”
Kety Morales
28/9/2010
24 sept 2010
DON QUIJOTE Y SUS RAZONAMIENTOS
Lectura del Quijote en La Acequia. capítulo LXVIII 2ª parte
“De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote”
I
Salió la señora Luna
A pasear por el cielo
Alcanzando las Antípodas
Desertando oscuros valles
tiñendo los montes negros
Don Quijote se despierta
Cumpliendo su primer sueño
Lejos de sus andanzas
De naturaleza pleno
Sin embargo Sancho Panza
Su sueño perdurará
De la noche a la mañana.
Sin mucha intranquilidad
Don Quijote desvelado
Despierta a Sancho Panza.
Maravillado estaba, de
su condición libertaria.
¡Ay! Amigo Sancho Panza,
Embelesado te observo,
tus carnes son como mármol
cubierto de duro bronce.
carente de sentimientos.
Yo velo mientras tú duermes
Tú cantas cuando yo lloro
Comes cuando yo ayuno
Y te muestras perezoso.
Aprovecha Sancho amigo
La impavidez de la noche
La soledad en que estamos.
Retírate a lo lejos, y,
Por el bien de Dulcinea
Cumple con tus azotazos
Una vez hayas cumplido
acabaremos la noche
Cantando como amigos
por mi ausencia y tu firmeza
y el pastoral ejercicio.
-Señor, he de decirle
Que religioso no soy.
Que a mitad de mi sueño
Y después de azotarme
Es imposible que pase
Del sufrimiento a la música
apenas sin enterarme.
Don Quijote enfurecido
Arremete contra él:
“¡Oh alma endurecida!
‘Oh escudero sin piedad!
¡Oh pan mal empleado!
¡Mercedes del mal!”
Te recuerdo Sancho amigo,
Por mi, fuiste gobernador.
Y aún conservas la esperanza
Con el pasar de este año
otro título alcanzar
- Señor,
“Quien inventara el sueño
Muy bien hallado esté.
Pues es; capa que cubre
los humanos pensamientos.
Manjar que quita el hambre
Agua que ahuyenta la sed.
Fuego que calienta el frío.
Frío que templa el ardor.
Moneda que todo compra
Balanza que todo iguala
Al simple con el discreto
y al rey con el pastor”
También le digo señor,
No entiendo nada de eso
Le digo que mientras duermo
No hay esperanza, ni gloria.
Ni trabajo, ni temor.
El sueño de malo tiene
que se parece a la muerte
Pues, he oído decir:
De un dormido a un muerto
Poca diferencia hay.
- Sancho, nunca te oí hablar
Tan selecto como ahora.
Te recuerdo un refrán
Sabiéndote amigo de ellos
“No con quien naces,
Sino con quien paces”.
- Señor,
Veo que de su boca caen
Refranes de dos en dos.
Con una cierta diferencia.
Los míos son a deshora.
Los suyos, a colación.
II
Platicando se hallaban
Cuando, un sordo estruendo
Con un gruñir y bufar
Por el valle se extendió.
A ellos llegó en tropel
Una extendida piara
Sin respetar potestad
A Sancho y a don Quijote
Atacaron sin piedad
Acabada la batalla
Todo quedó por los suelos:
El rucio, armas, albarda.
Y Rocinante envuelto.
Sancho envalentonado
Pide la espada a su amo.
Don Quijote le contesta:
“Esta afrenta, Amigo Sancho,
es pena de mi pecado”
Sancho le hace comprender
Que para heredar las penas,
los Panzas y Quijotes
Nada tenían que ver.
-Durmamos ya de una vez
Y mañana medraremos
-Sancho, naciste para dormir.
Yo para velar tu sueño.
Dar rienda al pensamiento
la memoria componiendo
Señor,
-No seré yo el que piense.
El pensamiento trae copla
Coplee cuanto quisiere
Yo, dormiré cuanto pudiere.
Acurrucándose Sancho
Plácidamente durmió.
Mientras tanto don Quijote
Arrimado a un alcornoque
Entre suspiros cantó:
“Amor cuando yo pienso
En el mal que me das terrible y fuerte
Voy corriendo a la muerte
Pensando así acabar mi mal inmenso...”
Cada verso que decía
Entre suspiros y lágrimas,
llevado por el dolor
Por la ausencia de su amada
III
Amanece un nuevo día
Con claros rayos de sol
Sancho exclama con pavor
Al comprobar el destrozo
Que la piara dejó
Prosiguiendo su camino
Al declinar de la tarde
A caballo y a pie
se acercaban unos hombres
-¡Ay! Sancho, si yo pudiera
mis armas ejercitar
Y romper esta promesa
que me tiene maniatado
y sin poder pelear.
IV
Apresando a don Quijote
Maniatando a Sancho Panza
Imponiendo su silencio
Y sin poder rechistar.
Escuchando unos insultos:
“Caminar trogloditas!
Bárbaros, antropófagos.
Polifemos, carniceros...”
Y unas ofensas más.
Sancho entre si decía:
“¿Tortolitas, nosotros?
¿Ni barberos ni estropajos?
¿Nosotros perritas
A quien dice: cita, cita?”
Señor,
no me gustan estos nombres.
“a mal viento va esta parva”
Todo el mal viene a nosotros
Quiera Dios que acabe pronto
Patraña tan desdichada.
V
Don Quijote embelesado
Trata de filosofar
Sobre aquellos vituperios
De nada bien y mucho mal.
A una hora de la noche
Llegaron a un castillo
Perteneciente al duque
Por ellos muy conocido.
¡Válame Dios!
-Exclamó don Quijote-.
Al conocer la estancia
Y aunque todo en ella era
Corrección y cortesía
Tan resabiado estaba
Mal en bien, sólo veía
Ya en el patio principal
Viéndolo aderezado
Aumentó su admiración
Y el miedo acrecentado.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
17/9/2010
“De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote”
I
Salió la señora Luna
A pasear por el cielo
Alcanzando las Antípodas
Desertando oscuros valles
tiñendo los montes negros
Don Quijote se despierta
Cumpliendo su primer sueño
Lejos de sus andanzas
De naturaleza pleno
Sin embargo Sancho Panza
Su sueño perdurará
De la noche a la mañana.
Sin mucha intranquilidad
Don Quijote desvelado
Despierta a Sancho Panza.
Maravillado estaba, de
su condición libertaria.
¡Ay! Amigo Sancho Panza,
Embelesado te observo,
tus carnes son como mármol
cubierto de duro bronce.
carente de sentimientos.
Yo velo mientras tú duermes
Tú cantas cuando yo lloro
Comes cuando yo ayuno
Y te muestras perezoso.
Aprovecha Sancho amigo
La impavidez de la noche
La soledad en que estamos.
Retírate a lo lejos, y,
Por el bien de Dulcinea
Cumple con tus azotazos
Una vez hayas cumplido
acabaremos la noche
Cantando como amigos
por mi ausencia y tu firmeza
y el pastoral ejercicio.
-Señor, he de decirle
Que religioso no soy.
Que a mitad de mi sueño
Y después de azotarme
Es imposible que pase
Del sufrimiento a la música
apenas sin enterarme.
Don Quijote enfurecido
Arremete contra él:
“¡Oh alma endurecida!
‘Oh escudero sin piedad!
¡Oh pan mal empleado!
¡Mercedes del mal!”
Te recuerdo Sancho amigo,
Por mi, fuiste gobernador.
Y aún conservas la esperanza
Con el pasar de este año
otro título alcanzar
- Señor,
“Quien inventara el sueño
Muy bien hallado esté.
Pues es; capa que cubre
los humanos pensamientos.
Manjar que quita el hambre
Agua que ahuyenta la sed.
Fuego que calienta el frío.
Frío que templa el ardor.
Moneda que todo compra
Balanza que todo iguala
Al simple con el discreto
y al rey con el pastor”
También le digo señor,
No entiendo nada de eso
Le digo que mientras duermo
No hay esperanza, ni gloria.
Ni trabajo, ni temor.
El sueño de malo tiene
que se parece a la muerte
Pues, he oído decir:
De un dormido a un muerto
Poca diferencia hay.
- Sancho, nunca te oí hablar
Tan selecto como ahora.
Te recuerdo un refrán
Sabiéndote amigo de ellos
“No con quien naces,
Sino con quien paces”.
- Señor,
Veo que de su boca caen
Refranes de dos en dos.
Con una cierta diferencia.
Los míos son a deshora.
Los suyos, a colación.
II
Platicando se hallaban
Cuando, un sordo estruendo
Con un gruñir y bufar
Por el valle se extendió.
A ellos llegó en tropel
Una extendida piara
Sin respetar potestad
A Sancho y a don Quijote
Atacaron sin piedad
Acabada la batalla
Todo quedó por los suelos:
El rucio, armas, albarda.
Y Rocinante envuelto.
Sancho envalentonado
Pide la espada a su amo.
Don Quijote le contesta:
“Esta afrenta, Amigo Sancho,
es pena de mi pecado”
Sancho le hace comprender
Que para heredar las penas,
los Panzas y Quijotes
Nada tenían que ver.
-Durmamos ya de una vez
Y mañana medraremos
-Sancho, naciste para dormir.
Yo para velar tu sueño.
Dar rienda al pensamiento
la memoria componiendo
Señor,
-No seré yo el que piense.
El pensamiento trae copla
Coplee cuanto quisiere
Yo, dormiré cuanto pudiere.
Acurrucándose Sancho
Plácidamente durmió.
Mientras tanto don Quijote
Arrimado a un alcornoque
Entre suspiros cantó:
“Amor cuando yo pienso
En el mal que me das terrible y fuerte
Voy corriendo a la muerte
Pensando así acabar mi mal inmenso...”
Cada verso que decía
Entre suspiros y lágrimas,
llevado por el dolor
Por la ausencia de su amada
III
Amanece un nuevo día
Con claros rayos de sol
Sancho exclama con pavor
Al comprobar el destrozo
Que la piara dejó
Prosiguiendo su camino
Al declinar de la tarde
A caballo y a pie
se acercaban unos hombres
-¡Ay! Sancho, si yo pudiera
mis armas ejercitar
Y romper esta promesa
que me tiene maniatado
y sin poder pelear.
IV
Apresando a don Quijote
Maniatando a Sancho Panza
Imponiendo su silencio
Y sin poder rechistar.
Escuchando unos insultos:
“Caminar trogloditas!
Bárbaros, antropófagos.
Polifemos, carniceros...”
Y unas ofensas más.
Sancho entre si decía:
“¿Tortolitas, nosotros?
¿Ni barberos ni estropajos?
¿Nosotros perritas
A quien dice: cita, cita?”
Señor,
no me gustan estos nombres.
“a mal viento va esta parva”
Todo el mal viene a nosotros
Quiera Dios que acabe pronto
Patraña tan desdichada.
V
Don Quijote embelesado
Trata de filosofar
Sobre aquellos vituperios
De nada bien y mucho mal.
A una hora de la noche
Llegaron a un castillo
Perteneciente al duque
Por ellos muy conocido.
¡Válame Dios!
-Exclamó don Quijote-.
Al conocer la estancia
Y aunque todo en ella era
Corrección y cortesía
Tan resabiado estaba
Mal en bien, sólo veía
Ya en el patio principal
Viéndolo aderezado
Aumentó su admiración
Y el miedo acrecentado.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
17/9/2010
20 sept 2010
16 sept 2010
DON QUIJOTE; DE LA CABALLERÍA A LA VIDA PASTORIL
Lectura del Quijote en La Acequia: Capítulo 67 2ª parte
“De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos”
I
A la sombra de un árbol
don Quijote reflexiona
sobre los hechos pasados
que ensombrecen su persona.
Como moscas a la miel
acuden a su pensamiento;
su forzosa retirada...
Dulcinea , y su encantamiento
Sancho le hace reaccionar
hablándole de Tosilos
alabando su decisión
de retirarse a tiempo.
-¡Calla Sancho, te lo ruego!
¿Acaso te has creído
lo del lacayo Tosilo?
¿Acaso nos trajo nuevas
De la bella Altisidora?
O, acaso tú te olvidas
que Dulcinea se encuentra
por culpa de encantadores
convertida en labradora
-No era momento señor
De preguntar boberías.
Los pensamientos ajenos
en cuestiones de amoríos.
no me atañen a mí.
- Escucha Sancho amigo
aprende a diferenciar.
Hay obras que se realizan
por amor, o, lealtad.
Sabes bien que Altisidora
Tres tocadores me dio
como amante me maldijo
como enamorada lloró.
A cambio yo, amigo Sancho
nada le pude ofrecer.
Pues como tú sabes bien
los guardo para mi amada
Dulcinea del Toboso.
Recordándole don Quijote
que no prolongara más.
Por bien de su Dulcinea
Sancho, se debía azotar.
- Señor, no me niego a los azotes
Pues lo prometido es deuda.
Pero también le recuerdo,
en libros de caballerías
nunca llegó a leer, que,
Alquimias y desencantos
azotes, hacen desaparecer.
Añadiendo un refrán:
“Si os duele la cabeza,
untaos las rodillas”
Que nada tiene que ver.
- Sancho:
Dios quiera y el cielo vea
Que en la cuenta has caído,
Pues eres de mi señora
Como también eres mío.
II
Caminaban platicando
camino de su aldea
y recordaron de nuevo
los toros y su atropello
el lugar que sucediera
-Recuerda Sancho amigo
A pastoras y pastores
Reproduciendo a Arcadia.
Pensamiento muy discreto
Que debíamos seguir
En nuestro recogimiento
Sancho,
Compraré unas ovejas
y aperos del pastoral.
Yo, me llamaré Quijótiz
Tú, Pancino te has de llamar
Andaremos por los montes
Por los prados, por la selva.
Saciaremos nuestra sed
de las cristalinas fuentes.
El alcornoque dará
su sombra y buen asiento.
Las encinas nos darán
como siempre su alimento.
Soñaré con Dulcinea
Bajo la sombra del sauce
Alfombras hechas de rosas
Respirando puro aire
A la luz de las estrellas
Apolo estará presente
El amor y sus conceptos.
Yo seré un gran poeta
Y tú, mi acompañante.
- ¡Pardiez! Exclamaba Sancho
Que sin salir de su asombro
Imaginábase ya, a maese Nicolás
Al cura y al bachiller
En pastores convertidos.
Don Quijote llega a más.
Cambiando a todos el nombre;
Sansón, será Sansonino.
O si prefiere, Carrascón.
El barbero, Niculoso.
Aduciendo que Boscán
se llamara Nemoroso.
y el cura será Curiambro,
derivado de su nombre.
Buscaremos a pastoras
Que nos sirvan como amantes
Si pastora es “princesa”
La mía ya tiene nombre.
Señor.
-No seré yo quien la llame
A Teresa, Teresona,
Aunque bien por su gordura
Se lo podría aplicar.
Pero no soy yo quien busca
Trastrigo, en casa ajena.
Ni creo de buen ejemplo
Que el cura tenga pastora.
Y si el bachiller la quiere
Su alma en su palma está.
Don Quijote ya soñaba
con oír las churumbelas
con las gaitas zamoranas
con músicas de los albogues
con rabeles y sonajas.
-¿Qué son rabeles, señor?
Nunca los oí nombrar.
- Son unas chapas de azófar
chocando unas con otras,
su son nos hace llegar.
-Este nombre es morisco
Como son todos aquellos
De la lengua castellana.
Que comenzando en al;
“Alhombra, alguacil, almohaza.
Almacén, alcancía, almorzar
Y otros semejantes más.
También hay otras palabras
En nuestra lengua, moriscas
Borceguí, zaquizamí, y maravedí.
Conocidos como arábigos
Por terminar con la i.
Don Quijote egocéntrico
Presume de ser poeta
Comparándose con el cura
el bachiller Sansón .
Y maese Nicolás.
Corresponden todos ellos
Al gremio de los copleros
Y guitarristas también.
Asignando a cada uno
Apodos les vengan bien.
-“Yo, me sentiré de ausencia.
Tu Sancho, de enamorado.
Carrascón de desdeñado
Dejando libre albedrío
Al cura y a los demás.
Sancho Panza más astuto
No admite las zarandajas.
Qué de migas, qué de natas.
Y recordando a Sanchica.
Que es, de buen parecer.
Recuerda que hay pastores
Que no se comportan bien.
III
- Y si mi hija Sanchica
El hato ha de traer
“No quisiera que fuese a por lana
Y volviese trasquilada”.
El amor suele moverse
Por campos y por ciudades
Por la chozas pastorales
Y por palacios reales.
“Y quitada la ocasión
Se quita el pecado”.
“y ojos que no ven,
Corazón que no quiebra”.
“Y más vale salto de mata,
Que ruego de hombres buenos”.
Ensartando una vez más,
Un rosario de refranes.
-¡Vasta ya de refranes, Sancho!
Mira que te tengo dicho.
En refranes, no seas pródigo.
Pues cae en mí el castigo.
-“Dijo la sartén a la caldera:
Quítate allá ojinegra”
Me dice a mi que no diga,
Y vos señor,
los decís de dos en dos.
-Mira Sancho, los míos
Vienen a colación.
Son sentencias muy breves.
Experiencias de los sabios
Y de su especulación.
Sancho Panza y don Quijote
Por el camino buscaron
Lugar para descansar
Después de un mal cenar
Sancho se quedó dormido
Soñando con los castillos
De don Diego de Miranda.
Con las bodas de Camacho
Y don Antonio Moreno.
Pues con ellos si comía.
Y no, lo que pretendía
la andante caballería
y don Quijote su señor.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
“De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos”
I
A la sombra de un árbol
don Quijote reflexiona
sobre los hechos pasados
que ensombrecen su persona.
Como moscas a la miel
acuden a su pensamiento;
su forzosa retirada...
Dulcinea , y su encantamiento
Sancho le hace reaccionar
hablándole de Tosilos
alabando su decisión
de retirarse a tiempo.
-¡Calla Sancho, te lo ruego!
¿Acaso te has creído
lo del lacayo Tosilo?
¿Acaso nos trajo nuevas
De la bella Altisidora?
O, acaso tú te olvidas
que Dulcinea se encuentra
por culpa de encantadores
convertida en labradora
-No era momento señor
De preguntar boberías.
Los pensamientos ajenos
en cuestiones de amoríos.
no me atañen a mí.
- Escucha Sancho amigo
aprende a diferenciar.
Hay obras que se realizan
por amor, o, lealtad.
Sabes bien que Altisidora
Tres tocadores me dio
como amante me maldijo
como enamorada lloró.
A cambio yo, amigo Sancho
nada le pude ofrecer.
Pues como tú sabes bien
los guardo para mi amada
Dulcinea del Toboso.
Recordándole don Quijote
que no prolongara más.
Por bien de su Dulcinea
Sancho, se debía azotar.
- Señor, no me niego a los azotes
Pues lo prometido es deuda.
Pero también le recuerdo,
en libros de caballerías
nunca llegó a leer, que,
Alquimias y desencantos
azotes, hacen desaparecer.
Añadiendo un refrán:
“Si os duele la cabeza,
untaos las rodillas”
Que nada tiene que ver.
- Sancho:
Dios quiera y el cielo vea
Que en la cuenta has caído,
Pues eres de mi señora
Como también eres mío.
II
Caminaban platicando
camino de su aldea
y recordaron de nuevo
los toros y su atropello
el lugar que sucediera
-Recuerda Sancho amigo
A pastoras y pastores
Reproduciendo a Arcadia.
Pensamiento muy discreto
Que debíamos seguir
En nuestro recogimiento
Sancho,
Compraré unas ovejas
y aperos del pastoral.
Yo, me llamaré Quijótiz
Tú, Pancino te has de llamar
Andaremos por los montes
Por los prados, por la selva.
Saciaremos nuestra sed
de las cristalinas fuentes.
El alcornoque dará
su sombra y buen asiento.
Las encinas nos darán
como siempre su alimento.
Soñaré con Dulcinea
Bajo la sombra del sauce
Alfombras hechas de rosas
Respirando puro aire
A la luz de las estrellas
Apolo estará presente
El amor y sus conceptos.
Yo seré un gran poeta
Y tú, mi acompañante.
- ¡Pardiez! Exclamaba Sancho
Que sin salir de su asombro
Imaginábase ya, a maese Nicolás
Al cura y al bachiller
En pastores convertidos.
Don Quijote llega a más.
Cambiando a todos el nombre;
Sansón, será Sansonino.
O si prefiere, Carrascón.
El barbero, Niculoso.
Aduciendo que Boscán
se llamara Nemoroso.
y el cura será Curiambro,
derivado de su nombre.
Buscaremos a pastoras
Que nos sirvan como amantes
Si pastora es “princesa”
La mía ya tiene nombre.
Señor.
-No seré yo quien la llame
A Teresa, Teresona,
Aunque bien por su gordura
Se lo podría aplicar.
Pero no soy yo quien busca
Trastrigo, en casa ajena.
Ni creo de buen ejemplo
Que el cura tenga pastora.
Y si el bachiller la quiere
Su alma en su palma está.
Don Quijote ya soñaba
con oír las churumbelas
con las gaitas zamoranas
con músicas de los albogues
con rabeles y sonajas.
-¿Qué son rabeles, señor?
Nunca los oí nombrar.
- Son unas chapas de azófar
chocando unas con otras,
su son nos hace llegar.
-Este nombre es morisco
Como son todos aquellos
De la lengua castellana.
Que comenzando en al;
“Alhombra, alguacil, almohaza.
Almacén, alcancía, almorzar
Y otros semejantes más.
También hay otras palabras
En nuestra lengua, moriscas
Borceguí, zaquizamí, y maravedí.
Conocidos como arábigos
Por terminar con la i.
Don Quijote egocéntrico
Presume de ser poeta
Comparándose con el cura
el bachiller Sansón .
Y maese Nicolás.
Corresponden todos ellos
Al gremio de los copleros
Y guitarristas también.
Asignando a cada uno
Apodos les vengan bien.
-“Yo, me sentiré de ausencia.
Tu Sancho, de enamorado.
Carrascón de desdeñado
Dejando libre albedrío
Al cura y a los demás.
Sancho Panza más astuto
No admite las zarandajas.
Qué de migas, qué de natas.
Y recordando a Sanchica.
Que es, de buen parecer.
Recuerda que hay pastores
Que no se comportan bien.
III
- Y si mi hija Sanchica
El hato ha de traer
“No quisiera que fuese a por lana
Y volviese trasquilada”.
El amor suele moverse
Por campos y por ciudades
Por la chozas pastorales
Y por palacios reales.
“Y quitada la ocasión
Se quita el pecado”.
“y ojos que no ven,
Corazón que no quiebra”.
“Y más vale salto de mata,
Que ruego de hombres buenos”.
Ensartando una vez más,
Un rosario de refranes.
-¡Vasta ya de refranes, Sancho!
Mira que te tengo dicho.
En refranes, no seas pródigo.
Pues cae en mí el castigo.
-“Dijo la sartén a la caldera:
Quítate allá ojinegra”
Me dice a mi que no diga,
Y vos señor,
los decís de dos en dos.
-Mira Sancho, los míos
Vienen a colación.
Son sentencias muy breves.
Experiencias de los sabios
Y de su especulación.
Sancho Panza y don Quijote
Por el camino buscaron
Lugar para descansar
Después de un mal cenar
Sancho se quedó dormido
Soñando con los castillos
De don Diego de Miranda.
Con las bodas de Camacho
Y don Antonio Moreno.
Pues con ellos si comía.
Y no, lo que pretendía
la andante caballería
y don Quijote su señor.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
11 sept 2010
DON QUIJOTE DE REGRESO A SU PUEBLO
Lectura del Quijote en La Acequia: Capítulo LXVI 2ª parte
"Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá, el que lo escuchare leer"
Foto: Internet
I
Con nostalgia don Quijote
Vuelve a mirar Barcelona
En esa ciudad cayó
Como andante caballero
Sus hazañas y su gloria
Al salir de la ciudad
Don Quijote se detuvo
En un alto del camino
Para así reflexionar:
-“Tú serás siempre mi Troya
Hazañas escurecidas
Revueltas de una fortuna
Y de mis glorias perdidas”
Cebase en él la desdicha
Volaban todas sus glorias
Pero no, la cobardía.
Aunque todo se acabó.
A lo que Sancho responde:
El padecer sufrimientos
En desgracias, o alegrías
Es, de corazones valerosos.
Y juzgo por mi, señor
Cuando fui gobernador
Alegre yo me encontraba
Ahora, soy escudero de a pie
no por ello me hallo triste.
Pues he oído decir
Que camina por ahí
Alguien llamada Fortuna
Borracha, antojadiza
Y sobre todo ciega,
reconoce, nada ver
II
- Sancho, qué buena filosofía
Y poder reflexionar
Con qué discreción me hablas
No se, quien te enseñará.
Lo que si voy a decirte:
Las cosas buenas o malas
Dicen que del cielo bajan.
Y cada uno es, lo que quiere ser.
Camina Sancho a la aldea
Para cumplir noviciado
Para así reflexionar, sobre
el ejercicio de las armas
Nunca por mi olvidado
- Señor, si tengo que caminar
Abandonemos las armas
De unas ramas colgadas
Como si fuesen ahorcados
Y yo ocuparé mi rucio
Y el camino será, mejor andado.
Buena idea, Sancho amigo
Dejaremos nuestras armas
Como trofeos ganados.
Y junto a ellas grabadas
Las palabras de Roldán:
“Que nadie las mueva
Que estar no pueda
Con Roldán a prueba”
- Y le digo más señor:
Todo parece de perlas.
Si no fuera por necesitarlo
Viendo a Rocinante acabado
Habría también de colgarlo.
Don Quijote da un respingo
Se desdice de lo dicho:
Negándose a abandonar
A Rocinante y las armas
No se diga Sancho, amigo
Que fui desagradecido.
Después de un buen servicio
merecen su galardón.
-Muy bien dicho-dice Sancho-.
Apuntando un refrán
“según dicen los discretos,
No ha de culparse al asno
Lo que se echa en la albarda”.
No castigue a Rocinante
Ni dirija a él su ira
Ni a la blandura de mis pies
Por creer que no caminan.
III
Caminaban platicando
Sobre todo lo ocurrido
Cuando hallaron un mesón
En fiesta, muy concurrido.
Al ver a los visitantes
De aspecto singular
Consultaron de una apuesta
Al ser de partes, neutral.
Dos labradores del pueblo
Se disputan en carrera.
Uno pesa once arrobas
El otro, a los cinco no llega.
Don Quijote se disculpa:
- De no ser porque me hallo.
Desvalido y trastocado
Con rectitud les diría...
Pero no es la ocasión.
Sancho Panza hace gala
Cuando fue gobernador
Exponiendo teorías
Que a todos les convenció.
- No es justo que compitan
Han de igualarse los dos
Ganando uno en peso, o,
Perdiendo el otro en dos.
Los labradores quedaron
Sumamente fascinados:
“Si el criado es tan discreto,
Cual debe de ser el amo”
Ante tales reflexiones
Abandonan la idea
Celebrándolo con vino
Prosiguiendo su carrera.
IV
Pasada la noche al raso,
Amanece un nuevo día.
Un mensajero del duque
A don Quijote transmitía:
De nuevo con su presencia.
de los duques la alegría
Don Quijote se negaba
Conocer al individuo
Aunque insistía en llamarse
Un tal lacayo Tosilos.
Don Quijote derrotado
Insiste en encantamientos
Y Tosilos le relata
Y salir muy mal parado
En cuestión de casamiento.
Ofreciéndoles beber
El vino de sus alforjas
Mezclado con buen Tronchón
Para delicia de Sancho.
Mientras Sancho y Tosilos
Saborean el buen vino
Don Quijote se retira
Reanudando el camino.
“El Quijote en verso”
Kety Morales
"Que trata de lo que verá el que lo leyere, o lo oirá, el que lo escuchare leer"
Foto: Internet
I
Con nostalgia don Quijote
Vuelve a mirar Barcelona
En esa ciudad cayó
Como andante caballero
Sus hazañas y su gloria
Al salir de la ciudad
Don Quijote se detuvo
En un alto del camino
Para así reflexionar:
-“Tú serás siempre mi Troya
Hazañas escurecidas
Revueltas de una fortuna
Y de mis glorias perdidas”
Cebase en él la desdicha
Volaban todas sus glorias
Pero no, la cobardía.
Aunque todo se acabó.
A lo que Sancho responde:
El padecer sufrimientos
En desgracias, o alegrías
Es, de corazones valerosos.
Y juzgo por mi, señor
Cuando fui gobernador
Alegre yo me encontraba
Ahora, soy escudero de a pie
no por ello me hallo triste.
Pues he oído decir
Que camina por ahí
Alguien llamada Fortuna
Borracha, antojadiza
Y sobre todo ciega,
reconoce, nada ver
II
- Sancho, qué buena filosofía
Y poder reflexionar
Con qué discreción me hablas
No se, quien te enseñará.
Lo que si voy a decirte:
Las cosas buenas o malas
Dicen que del cielo bajan.
Y cada uno es, lo que quiere ser.
Camina Sancho a la aldea
Para cumplir noviciado
Para así reflexionar, sobre
el ejercicio de las armas
Nunca por mi olvidado
- Señor, si tengo que caminar
Abandonemos las armas
De unas ramas colgadas
Como si fuesen ahorcados
Y yo ocuparé mi rucio
Y el camino será, mejor andado.
Buena idea, Sancho amigo
Dejaremos nuestras armas
Como trofeos ganados.
Y junto a ellas grabadas
Las palabras de Roldán:
“Que nadie las mueva
Que estar no pueda
Con Roldán a prueba”
- Y le digo más señor:
Todo parece de perlas.
Si no fuera por necesitarlo
Viendo a Rocinante acabado
Habría también de colgarlo.
Don Quijote da un respingo
Se desdice de lo dicho:
Negándose a abandonar
A Rocinante y las armas
No se diga Sancho, amigo
Que fui desagradecido.
Después de un buen servicio
merecen su galardón.
-Muy bien dicho-dice Sancho-.
Apuntando un refrán
“según dicen los discretos,
No ha de culparse al asno
Lo que se echa en la albarda”.
No castigue a Rocinante
Ni dirija a él su ira
Ni a la blandura de mis pies
Por creer que no caminan.
III
Caminaban platicando
Sobre todo lo ocurrido
Cuando hallaron un mesón
En fiesta, muy concurrido.
Al ver a los visitantes
De aspecto singular
Consultaron de una apuesta
Al ser de partes, neutral.
Dos labradores del pueblo
Se disputan en carrera.
Uno pesa once arrobas
El otro, a los cinco no llega.
Don Quijote se disculpa:
- De no ser porque me hallo.
Desvalido y trastocado
Con rectitud les diría...
Pero no es la ocasión.
Sancho Panza hace gala
Cuando fue gobernador
Exponiendo teorías
Que a todos les convenció.
- No es justo que compitan
Han de igualarse los dos
Ganando uno en peso, o,
Perdiendo el otro en dos.
Los labradores quedaron
Sumamente fascinados:
“Si el criado es tan discreto,
Cual debe de ser el amo”
Ante tales reflexiones
Abandonan la idea
Celebrándolo con vino
Prosiguiendo su carrera.
IV
Pasada la noche al raso,
Amanece un nuevo día.
Un mensajero del duque
A don Quijote transmitía:
De nuevo con su presencia.
de los duques la alegría
Don Quijote se negaba
Conocer al individuo
Aunque insistía en llamarse
Un tal lacayo Tosilos.
Don Quijote derrotado
Insiste en encantamientos
Y Tosilos le relata
Y salir muy mal parado
En cuestión de casamiento.
Ofreciéndoles beber
El vino de sus alforjas
Mezclado con buen Tronchón
Para delicia de Sancho.
Mientras Sancho y Tosilos
Saborean el buen vino
Don Quijote se retira
Reanudando el camino.
“El Quijote en verso”
Kety Morales
9 sept 2010
7 sept 2010
" NOVELAS EJEMPLARES" PARA NIÑOS
"Las novelas ejemplares" (Cervantes) para niños es mi excusa para regresar de nuevo al blog, después de mi viaje a Berlín, del que he regresado peor que don Quijote a su aldea, pues sólo se me ocurre a mi, irme con camisetas y calzado veraniego. Lo que ha derivado unos días con fiebre.
Mi visita esta vez,-además de disfrutar de ellos-, ha sido para asistir a la presentación de profesores e incorporación al colegio de mi nieta. En Berlín es tradición celebrarlo y como premio regalar al alumno/a, un cucurucho lleno de regalos.
Como siempre llevo cuentos en español a mi nieta. En esta ocasión le he llevado -entre otros- "Las novelas ejemplares". "La gitanilla" primera novela que trata, transcurre por las calles de Madrid..., es una delicia como está narrado e ilustrado, para que ellos se familiaricen con la obra de Cervantes.
5 sept 2010
DON QUIJOTE DERROTADO
Lectura del Quijote en La Acequia: Capítulo LXV 2ª parte
"Donde se da la noticia de quien era el de la Blanca Luna, con la libertad de don Gregorio y de otros sucesos".
I
Tras él, camina empeñado
Don Antonio y muchachos
Por descubrir cuanto antes
Al oscuro caballero
Llamado La Blanca Luna
Al sentirse acorralado
Y cejado en su empeño
Se descubrió confesando
Ser un vecino del pueblo
De don Alonso Quijano
-.Me llamo Sansón Carrasco
Apodado el bachiller
Amigo de don Quijote
Preocupado como amigo
Por su locura y sandez.
Combatí en otra ocasión
Batallando “contra” él.
Como Caballero de los Espejos
Quedando yo por vencido
Y don Quijote el vencedor
Aunque tuve que volver
a la aldea de La Mancha
quebrantado y molido
y con la cabeza gacha,
No he cejado en el empeño
de intentarlo nuevamente.
Seguro que al regresar
su juicio recobrará.
Dios os perdone el agravio
-exclamaba don Antonio-.
Por convertir en un cuerdo
Al más genial de los locos.
II
Sospechando don Antonio
Algo más tras esa industria
Insinúa al bachiller..., que,
Llevándose a don Quijote
Se lleva a Sancho también.
Llegando a un acuerdo
Callar bajo juramento
Guardar los dos en secreto
Lo hablado entre los dos
Don Antonio al visorrey
Le contó lo sucedido
No quedando convencido
De aquella explicación
III
Don Quijote en el lecho
Postrado lleva seis días
Marrido y pensativo
Por haber sido vencido.
Sancho trata consolarle:
-Alce señor la cabeza,
Alegre el rostro sombrío.
Y dele gracias al cielo
Por salir de este derribo.
Sancho, añorando su gobierno...
Sueña en llegar a ser conde.
sus esperanzas se esfuman
como humo por el viento
Si abandona don Quijote
“Calla Sancho
- don Quijote le contesta-
No ves que mi reclusión
No ha de pasar en un año.
Y no faltará un reino
Para hallar compensación
-“Dios lo oiga –dijo Sancho-
Y el pecado sea sordo,
Que siempre he oído decir
Que más vale buena esperanza
Que ruin posesión”.
IV
En esta plática estaban
Don Quijote y Sancho Panza
Cuando llegó don Antonio
Con nuevas que les contara
-¡Alégrese don Quijote!
Que don Gregorio se halla
Junto con el renegado
Paseando por la playa.
Don Quijote se alegró.
Pero dejó bien sentado:
Con la fuerza de su brazo
Lo hubiera hecho mejor.
Liberando a la vez
A los cristianos cautivos.
Para al fin reconocer
él, se hallaba vencido.
V
Hechas ya las diligencias;
Llegadas al visorrey
Don Gregorio se presenta
En casa de don Antonio
donde se halla su amada.
Don Ricote y Ana Félix
Salieron a recibirlo...
Lágrimas se derramaron
y los ojos se expresaron
como lenguaje de amor.
VI
Don Gregorio relató
Escueto y con discreción
Pormenores del viaje.
Y don Ricote pagó
Al renegado su sueldo.
Don Antonio se ocupó
De llevar las diligencias...
Ana Félix, quedase con su mujer.
Don Ricote, en casa del visorrey.
Y don Gregorio se marcha
A sus padres abrazar.
Con cinco escudo no más
Prestados por don Antonio
Finalizando esta historia
Con la marcha de,
don Quijote y Sancho Panza
regresando a su aldea
para no salir jamás.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
"Donde se da la noticia de quien era el de la Blanca Luna, con la libertad de don Gregorio y de otros sucesos".
I
Tras él, camina empeñado
Don Antonio y muchachos
Por descubrir cuanto antes
Al oscuro caballero
Llamado La Blanca Luna
Al sentirse acorralado
Y cejado en su empeño
Se descubrió confesando
Ser un vecino del pueblo
De don Alonso Quijano
-.Me llamo Sansón Carrasco
Apodado el bachiller
Amigo de don Quijote
Preocupado como amigo
Por su locura y sandez.
Combatí en otra ocasión
Batallando “contra” él.
Como Caballero de los Espejos
Quedando yo por vencido
Y don Quijote el vencedor
Aunque tuve que volver
a la aldea de La Mancha
quebrantado y molido
y con la cabeza gacha,
No he cejado en el empeño
de intentarlo nuevamente.
Seguro que al regresar
su juicio recobrará.
Dios os perdone el agravio
-exclamaba don Antonio-.
Por convertir en un cuerdo
Al más genial de los locos.
II
Sospechando don Antonio
Algo más tras esa industria
Insinúa al bachiller..., que,
Llevándose a don Quijote
Se lleva a Sancho también.
Llegando a un acuerdo
Callar bajo juramento
Guardar los dos en secreto
Lo hablado entre los dos
Don Antonio al visorrey
Le contó lo sucedido
No quedando convencido
De aquella explicación
III
Don Quijote en el lecho
Postrado lleva seis días
Marrido y pensativo
Por haber sido vencido.
Sancho trata consolarle:
-Alce señor la cabeza,
Alegre el rostro sombrío.
Y dele gracias al cielo
Por salir de este derribo.
Sancho, añorando su gobierno...
Sueña en llegar a ser conde.
sus esperanzas se esfuman
como humo por el viento
Si abandona don Quijote
“Calla Sancho
- don Quijote le contesta-
No ves que mi reclusión
No ha de pasar en un año.
Y no faltará un reino
Para hallar compensación
-“Dios lo oiga –dijo Sancho-
Y el pecado sea sordo,
Que siempre he oído decir
Que más vale buena esperanza
Que ruin posesión”.
IV
En esta plática estaban
Don Quijote y Sancho Panza
Cuando llegó don Antonio
Con nuevas que les contara
-¡Alégrese don Quijote!
Que don Gregorio se halla
Junto con el renegado
Paseando por la playa.
Don Quijote se alegró.
Pero dejó bien sentado:
Con la fuerza de su brazo
Lo hubiera hecho mejor.
Liberando a la vez
A los cristianos cautivos.
Para al fin reconocer
él, se hallaba vencido.
V
Hechas ya las diligencias;
Llegadas al visorrey
Don Gregorio se presenta
En casa de don Antonio
donde se halla su amada.
Don Ricote y Ana Félix
Salieron a recibirlo...
Lágrimas se derramaron
y los ojos se expresaron
como lenguaje de amor.
VI
Don Gregorio relató
Escueto y con discreción
Pormenores del viaje.
Y don Ricote pagó
Al renegado su sueldo.
Don Antonio se ocupó
De llevar las diligencias...
Ana Félix, quedase con su mujer.
Don Ricote, en casa del visorrey.
Y don Gregorio se marcha
A sus padres abrazar.
Con cinco escudo no más
Prestados por don Antonio
Finalizando esta historia
Con la marcha de,
don Quijote y Sancho Panza
regresando a su aldea
para no salir jamás.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
27 ago 2010
DON QUIJOTE Y EL CABALLERO DE BLANCA LUNA
Lectura del Quijote en la Acequia. Capítulo LXIV 2ª parte
"Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le había sucedido".
Foto: Internet
DUELO POR DAMAS
I
La mujer de don Antonio
recibe a Ana Félix
mostrándose con agrado.
Admirando su belleza
y también su discreción
Don Quijote comunica
a don Antonio Moreno:
que el amado de Ana Félix
llamado Gaspar Gregorio
liberado ya está.
Recordando don Quijote
-por parecerse la trama-
A Melisendra y Gaiferos
con cierta similitud
Comprometiéndose él
Corriendo algunos riesgos.
Llevarle hasta Berberia
Para más seguridad.
Sancho Panza le advierte
El caso es diferente
uno transcurre por tierra
y otro transcurre por mar.
Melisendra fue a Francia
de Argel venía Gaspar.
Don Antonio muy juicioso
Les propone esperar.
Las galeras con su chusma
Por orden del visorrey
En marcha se ponen ya.
II
Don Quijote se dispone
deambular por la playa
provisto de sus arreos,
sin sus armas, no se halla.
A lo lejos vio venir
Un armado caballero.
En su escudo una Luna.
Encaminándose a él,
voz en grito,sus razones,
a don Quijote le habló:
El insigne caballero
Llamado de Blanca Luna
Desafía a don Quijote
Poniendo en juicio de tela
la belleza de sus damas,
siendo la de Dulcinea
a la suya inferior
Haciéndole de jurar
si perdía la batalla
de caballero andante
se habría de retirar.
¡Atónito y suspenso
Don Quijote se quedó!
Al arrogante Caballero
Con "reposo" respondió:
- Sus hazañas caballero
hasta mí no han llegado.
Respecto a Dulcinea...
la más hermosa será.
Sus ojos nunca la vieron
de haberla contemplado
No habría porqué dudar
E imitando a Sancho Panza
le propinó un refrán:
“A quien Dios se la de,
San Pedro se la bendiga”.
III
Avisado el visorrey
que don Quijote se hallaba
enzarzado en la playa
con armado caballero
llamado de Blanca Luna...
Se dirigió al lugar
con don Antonio Moreno
y algún otro caballero
e impedirles batallar.
Exigiendo explicaciones
el motivo de la hazaña.
Contestando caballeros.
Tratarse de la hermosura
Y belleza de unas damas
Como viera el virrey
a tozudos caballeros
mantenerse en sus trece
Dio licencia a los dos
en duelo desafiarse
IV
A dos tercios de carrera
Don Quijote es vencido
Acabando por los suelos
molido y aturdido.
Testarudo don Quijote
no da su brazo a torcer.
Y con voz de ultratumba
a todos les hace ver.
-Dulcinea del Toboso
Ha sido siempre y será
La doncella más hermosa
Que un caballero andante
o un loco pudo soñar.
Rogando al caballero
Que le quitase la vida
Al ver perdida su honra
Y no merecer vivirla.
V
El visorrey y don Antonio
Testigos de la batalla
Comprobaron la honradez
Y el amor que profesaba
don Quijote a su amada.
Se despidió el caballero
Llamado de Blanca Luna.
Ante firme reflexión
Marchando de la ciudad.
Ordenando el visorrey
A don Antonio Moreno
indagase sobre aquel
misterioso caballero.
Mientras tanto se ocupaban
de atender a don Quijote;
sin color y trasudando
en el peor sufrimiento
no ejercer durante un año.
VI
Sancho Panza mientras tanto
apesadumbrado y triste
no entendía el suceso.
- ¿Será un sueño que he soñado,
u, otro encantamento?
Viendo así a su señor
La luz se le oscurecía
Sus esperanzas perdía
Quedando así sus promesas
Como humo en el viento.
Y don Quijote maltrecho
Transportándole en andas
De una silla del virrey
Camino de la ciudad
"El Quijote en verso"
Kety Morales
26/8/10
"Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le había sucedido".
Foto: Internet
DUELO POR DAMAS
I
La mujer de don Antonio
recibe a Ana Félix
mostrándose con agrado.
Admirando su belleza
y también su discreción
Don Quijote comunica
a don Antonio Moreno:
que el amado de Ana Félix
llamado Gaspar Gregorio
liberado ya está.
Recordando don Quijote
-por parecerse la trama-
A Melisendra y Gaiferos
con cierta similitud
Comprometiéndose él
Corriendo algunos riesgos.
Llevarle hasta Berberia
Para más seguridad.
Sancho Panza le advierte
El caso es diferente
uno transcurre por tierra
y otro transcurre por mar.
Melisendra fue a Francia
de Argel venía Gaspar.
Don Antonio muy juicioso
Les propone esperar.
Las galeras con su chusma
Por orden del visorrey
En marcha se ponen ya.
II
Don Quijote se dispone
deambular por la playa
provisto de sus arreos,
sin sus armas, no se halla.
A lo lejos vio venir
Un armado caballero.
En su escudo una Luna.
Encaminándose a él,
voz en grito,sus razones,
a don Quijote le habló:
El insigne caballero
Llamado de Blanca Luna
Desafía a don Quijote
Poniendo en juicio de tela
la belleza de sus damas,
siendo la de Dulcinea
a la suya inferior
Haciéndole de jurar
si perdía la batalla
de caballero andante
se habría de retirar.
¡Atónito y suspenso
Don Quijote se quedó!
Al arrogante Caballero
Con "reposo" respondió:
- Sus hazañas caballero
hasta mí no han llegado.
Respecto a Dulcinea...
la más hermosa será.
Sus ojos nunca la vieron
de haberla contemplado
No habría porqué dudar
E imitando a Sancho Panza
le propinó un refrán:
“A quien Dios se la de,
San Pedro se la bendiga”.
III
Avisado el visorrey
que don Quijote se hallaba
enzarzado en la playa
con armado caballero
llamado de Blanca Luna...
Se dirigió al lugar
con don Antonio Moreno
y algún otro caballero
e impedirles batallar.
Exigiendo explicaciones
el motivo de la hazaña.
Contestando caballeros.
Tratarse de la hermosura
Y belleza de unas damas
Como viera el virrey
a tozudos caballeros
mantenerse en sus trece
Dio licencia a los dos
en duelo desafiarse
IV
A dos tercios de carrera
Don Quijote es vencido
Acabando por los suelos
molido y aturdido.
Testarudo don Quijote
no da su brazo a torcer.
Y con voz de ultratumba
a todos les hace ver.
-Dulcinea del Toboso
Ha sido siempre y será
La doncella más hermosa
Que un caballero andante
o un loco pudo soñar.
Rogando al caballero
Que le quitase la vida
Al ver perdida su honra
Y no merecer vivirla.
V
El visorrey y don Antonio
Testigos de la batalla
Comprobaron la honradez
Y el amor que profesaba
don Quijote a su amada.
Se despidió el caballero
Llamado de Blanca Luna.
Ante firme reflexión
Marchando de la ciudad.
Ordenando el visorrey
A don Antonio Moreno
indagase sobre aquel
misterioso caballero.
Mientras tanto se ocupaban
de atender a don Quijote;
sin color y trasudando
en el peor sufrimiento
no ejercer durante un año.
VI
Sancho Panza mientras tanto
apesadumbrado y triste
no entendía el suceso.
- ¿Será un sueño que he soñado,
u, otro encantamento?
Viendo así a su señor
La luz se le oscurecía
Sus esperanzas perdía
Quedando así sus promesas
Como humo en el viento.
Y don Quijote maltrecho
Transportándole en andas
De una silla del virrey
Camino de la ciudad
"El Quijote en verso"
Kety Morales
26/8/10
22 ago 2010
FALLO AL PULSAR
Habréis comprobado en vuestros blogs -no todos-, que se refleja una entrada, la cual mi intención era programarla. Un fallo al pulsar las teclas ha hecho que se divulgue con gran rapidez. En cuestión de segundos creo que ha llegado hasta el Sistema Solar, la he retirado pero ya no sé como hacer para borrarla. Quizá con esta entrada lo consiga.
20 ago 2010
SUCEDIÓ EN LAS GALERAS
Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXIII 2ª parte
"De lo mal que le avino a Sancho Panza con la visita de las galeras, y la nueva aventura de la hermosa morisca".
I
Don Quijote incitaba
a la cabeza encantada
Sobre el vil encantamiento
de su amada Dulcinea.
A pesar de los discursos
Que don Quijote ingeniaba
La respuesta no hallaba
Para descubrir la farsa
Mientras tanto, Sancho sueña,
-aunque no probó bocado
mientras fue gobernador-.
nuevamente gobernar.
El poder tiene su encanto,
y una vez que lo has probado
te atrapa en sus redes,
como abeja en un panal.
II
¿Será sueño o realidad?
Se preguntan,
don Quijote y Sancho Panza.
Al subir a las galeras,
tras escuchar chirimías
cañones,algarabía
y un gran recibimiento
¡Hu!, ¡Hu!, ¡Hu!...
Cual persona principal.
No menos quedó impactado
al escuchar una voz:
“grabar en piedra muy blanca,
el honor de conocer
al caballero de La Mancha,
personaje principal
de caballería andante.
Don Quijote vanidoso
contesta alegremente:
En contadas ocasiones
Recibió tales honores.
Aunque ya él presentía
que su fama extendida
por los lares del planeta
era conocida ya.
III
Sucedió en las galeras
Sancho sin alas voló
Don Quijote enmudeció
Con la chusma y su alboroto.
Creyendo Sancho que aquello
Era puro encantamiento
Y no los que inventara
en ocasiones su señor.
Don Quijote,
por inventar recurrió
de nuevo a los azotazos
Para al fin desencantar
A Dulcinea del Toboso.
Una señal de Monjui
a Sancho liberará.
De Argel un bergantín
Por la costa de poniente
nueva trama aportará.
IV
Galeras y bergantines
Se enzarzaran en batalla
Dando muerte a soldados
Tan sólo por triunfar.
En el bergantín venía
un mancebo muy apuesto
dotado de simpatía
y de gran temeridad.
No era turco ni era moro
Ni renegado tampoco.
Era moza en vez de mozo
Y ser cristiana la salvó.
Tras su ropaje escondía
Su belleza simulada
El virrey con gran certeza
Su identidad descubrió.
Quedando así liberada
de una vil ejecución.
Una vez ya libertada
La “morisca” relataba
Su origen y su trasiego
Y un intento de casarla
Con un llamado mancebo
Gaspar Gregorio sin más.
V
La “morisca” o cristiana
Daba fin a su relato.
Aparece un “peregrino”
Exclamando:
"¡Hija mía, Ana Félix!
¡Yo soy tu padre, Ricote!
Eres mi hija del alma
Y sin ti, no se vivir".
Levantando la cabeza
Sancho creía soñar
Reconociendo a Ricote
Al dejar de gobernar.
VI
Cautivado el general
Por las lágrimas de Ana
Le promete rescatar
A su amado don Gaspar.
Siendo invitados de honor
Por don Antonio Moreno
Ana Félix y Ricote, que,
prendado por su hermosura
valentía y temeridad
Tiene esta historia final.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
"De lo mal que le avino a Sancho Panza con la visita de las galeras, y la nueva aventura de la hermosa morisca".
I
Don Quijote incitaba
a la cabeza encantada
Sobre el vil encantamiento
de su amada Dulcinea.
A pesar de los discursos
Que don Quijote ingeniaba
La respuesta no hallaba
Para descubrir la farsa
Mientras tanto, Sancho sueña,
-aunque no probó bocado
mientras fue gobernador-.
nuevamente gobernar.
El poder tiene su encanto,
y una vez que lo has probado
te atrapa en sus redes,
como abeja en un panal.
II
¿Será sueño o realidad?
Se preguntan,
don Quijote y Sancho Panza.
Al subir a las galeras,
tras escuchar chirimías
cañones,algarabía
y un gran recibimiento
¡Hu!, ¡Hu!, ¡Hu!...
Cual persona principal.
No menos quedó impactado
al escuchar una voz:
“grabar en piedra muy blanca,
el honor de conocer
al caballero de La Mancha,
personaje principal
de caballería andante.
Don Quijote vanidoso
contesta alegremente:
En contadas ocasiones
Recibió tales honores.
Aunque ya él presentía
que su fama extendida
por los lares del planeta
era conocida ya.
III
Sucedió en las galeras
Sancho sin alas voló
Don Quijote enmudeció
Con la chusma y su alboroto.
Creyendo Sancho que aquello
Era puro encantamiento
Y no los que inventara
en ocasiones su señor.
Don Quijote,
por inventar recurrió
de nuevo a los azotazos
Para al fin desencantar
A Dulcinea del Toboso.
Una señal de Monjui
a Sancho liberará.
De Argel un bergantín
Por la costa de poniente
nueva trama aportará.
IV
Galeras y bergantines
Se enzarzaran en batalla
Dando muerte a soldados
Tan sólo por triunfar.
En el bergantín venía
un mancebo muy apuesto
dotado de simpatía
y de gran temeridad.
No era turco ni era moro
Ni renegado tampoco.
Era moza en vez de mozo
Y ser cristiana la salvó.
Tras su ropaje escondía
Su belleza simulada
El virrey con gran certeza
Su identidad descubrió.
Quedando así liberada
de una vil ejecución.
Una vez ya libertada
La “morisca” relataba
Su origen y su trasiego
Y un intento de casarla
Con un llamado mancebo
Gaspar Gregorio sin más.
V
La “morisca” o cristiana
Daba fin a su relato.
Aparece un “peregrino”
Exclamando:
"¡Hija mía, Ana Félix!
¡Yo soy tu padre, Ricote!
Eres mi hija del alma
Y sin ti, no se vivir".
Levantando la cabeza
Sancho creía soñar
Reconociendo a Ricote
Al dejar de gobernar.
VI
Cautivado el general
Por las lágrimas de Ana
Le promete rescatar
A su amado don Gaspar.
Siendo invitados de honor
Por don Antonio Moreno
Ana Félix y Ricote, que,
prendado por su hermosura
valentía y temeridad
Tiene esta historia final.
"El Quijote en verso"
Kety Morales
13 ago 2010
LA CABEZA ADIVINA
Lectura del Quijote, en La acequia, capítulo LXII 2ª parte.
"Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerçias que no pueden dejar de contarse".
I
Don Antonio Moreno
Rico y discreto
Afable y honesto
Recibe en su casa
A don Quijote y Sancho
Con el fin de disfrutar
¡Ay! Infeliz don Quijote
De nuevo sufre las burlas.
De un rico licencioso
Sacándole al balcón
Como una mona de feria
El astuto don Antonio
Desea, las burlas rectificar
Con halagos y agasajos
Con palabras engoladas
Intentándole asediar
Don Quijote siempre iluso
Se siente tan halagado
La farsa no ha detectado
Siendo una burla más.
II
Que jubiloso está Sancho
En la casa de don Pedro
Tratándoles como “amigos”
Y sin tener que pagar.
Recordando...
la gran boda de Camacho
el gran castillo del duque
al gran Diego de Miranda.
Lugares a perpetuar
III
Don Antonio insinúa...
Insiste que Sancho Panza
Tiene una mala costumbre
de todos reconocida,
por ser un tragaldabas.
Sancho se siente dolido
Cuando de él se comenta
de guardarse albondiguillas
con el fin de aprovechar.
A lo que Sancho responde:
Aprovechar circunstancias
Pero sin restar limpieza
A la hora de guardar.
Dejándoles bien sentado.
Ser más limpio que goloso
Que con bellotas y nueces
él se puede alimentar.
Don Quijote sale al quite
Defendiendo a su escudero.
Resaltando su modales:
A comportarse aprendió
Cuando fue gobernador.
IV
¡Cómo! exclama don Antonio.
Al escuchar sus palabras.
Requiriendo explicaciones
Del reino que gobernó.
Sancho orgulloso contesta:
Ínsula Barataria fué.
Diez días la goberné
y puedo asegurarle
que comida no probé.
Pero observé y aprendí
El sosiego no existe.
Y desprecié los gobiernos
Los de ahora...
Y los que han de venir.
V
Don Antonio
Rescata a don Quijote
Llevándole a un aposento
mostrándole una mesa
de jaspe muy peculiar.
en la mesa descansaba
de los pechos para arriba
imitando a los romanos
una cabeza "encantada"
y una historia que contar.
La historia, más bien secreto
Por ser una farsa más.
le hace jurar al hidalgo
callarlo hasta el más allá
VI
Qué inocente don Quijote
¡Nunca va a escarmentar!
con su nombre a la espalda
le llevan a pasear.
¡Don Quijote de la Mancha!
Gritan todos al pasar.
Creyéndose don Quijote
ser caballero andante
de gran popularidad.
VII
Entre tanto alborozo
Un castellano atrevido
A gritos alza su voz
Insultando a don Quijote
¡Necio, loco, mentecato!
De nuevo vuelve a tu hacienda
no te dejes engañar.
Interviene don Antonio
Replicando al castellano:
“Si no le piden consejo
Nunca debe aconsejar”.
Quitándole a don Quijote
El sambenito en su espalda
Finalizando la burla
Y no lo leyeran más.
VIII
Llegó la noche,
tras un día ajetreado
la mujer de don Antonio
dama alegre y principal.
Una fiesta ha preparado
Con el fin de agasajar
al huésped de su marido
personaje peculiar.
Entre las damas había,
pícaras y burlonas.
incitando a don Quijote
sin saber lo que es bailar.
Don Quijote reflexiona
recordando a su amada
Dulcinea del Toboso
reina de sus deseos
imposible suplantar.
IX
Amanece un nuevo día
Le espera una trama más.
Una cabeza encantada.
bajo la mesa de jaspe
todo lo “adivinará”.
Don Antonio preguntaba.
Una voz bajo la mesa
respondía muy segura
de lo sucedido ya.
X
Don Quijote siente anhelos
pasear por Barcelona
Parándose en un letrero...
La imprenta descubrirá.
Mil preguntas le asaltaron.
Títulos desconocidos,
otros, le harán recordar.
En toscano le hablaban,
don Quijote muy astuto
en castellano hablará:
En la imprenta pudo ver,
ingenios arrinconados.
habilidades perdidas.
Entre ellos descubrió...
el que debieron quemar.
Una copia del hidalgo
Don Quijote de la Mancha.
siendo verdadero autor
vecino de Tordesillas.
Marchándose de la imprenta
despechado y con ira.
XI
Don Antonio les festeja
con una fiesta en la playa
visitando las galeras
con regocijo de Sancho
dando fin a esta historia
"El Quijote en verso"
Kety Morales
Feliz verano
Gracias a los que perdéis unos minutos visitando este rincón.
"Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con otras niñerçias que no pueden dejar de contarse".
I
Don Antonio Moreno
Rico y discreto
Afable y honesto
Recibe en su casa
A don Quijote y Sancho
Con el fin de disfrutar
¡Ay! Infeliz don Quijote
De nuevo sufre las burlas.
De un rico licencioso
Sacándole al balcón
Como una mona de feria
El astuto don Antonio
Desea, las burlas rectificar
Con halagos y agasajos
Con palabras engoladas
Intentándole asediar
Don Quijote siempre iluso
Se siente tan halagado
La farsa no ha detectado
Siendo una burla más.
II
Que jubiloso está Sancho
En la casa de don Pedro
Tratándoles como “amigos”
Y sin tener que pagar.
Recordando...
la gran boda de Camacho
el gran castillo del duque
al gran Diego de Miranda.
Lugares a perpetuar
III
Don Antonio insinúa...
Insiste que Sancho Panza
Tiene una mala costumbre
de todos reconocida,
por ser un tragaldabas.
Sancho se siente dolido
Cuando de él se comenta
de guardarse albondiguillas
con el fin de aprovechar.
A lo que Sancho responde:
Aprovechar circunstancias
Pero sin restar limpieza
A la hora de guardar.
Dejándoles bien sentado.
Ser más limpio que goloso
Que con bellotas y nueces
él se puede alimentar.
Don Quijote sale al quite
Defendiendo a su escudero.
Resaltando su modales:
A comportarse aprendió
Cuando fue gobernador.
IV
¡Cómo! exclama don Antonio.
Al escuchar sus palabras.
Requiriendo explicaciones
Del reino que gobernó.
Sancho orgulloso contesta:
Ínsula Barataria fué.
Diez días la goberné
y puedo asegurarle
que comida no probé.
Pero observé y aprendí
El sosiego no existe.
Y desprecié los gobiernos
Los de ahora...
Y los que han de venir.
V
Don Antonio
Rescata a don Quijote
Llevándole a un aposento
mostrándole una mesa
de jaspe muy peculiar.
en la mesa descansaba
de los pechos para arriba
imitando a los romanos
una cabeza "encantada"
y una historia que contar.
La historia, más bien secreto
Por ser una farsa más.
le hace jurar al hidalgo
callarlo hasta el más allá
VI
Qué inocente don Quijote
¡Nunca va a escarmentar!
con su nombre a la espalda
le llevan a pasear.
¡Don Quijote de la Mancha!
Gritan todos al pasar.
Creyéndose don Quijote
ser caballero andante
de gran popularidad.
VII
Entre tanto alborozo
Un castellano atrevido
A gritos alza su voz
Insultando a don Quijote
¡Necio, loco, mentecato!
De nuevo vuelve a tu hacienda
no te dejes engañar.
Interviene don Antonio
Replicando al castellano:
“Si no le piden consejo
Nunca debe aconsejar”.
Quitándole a don Quijote
El sambenito en su espalda
Finalizando la burla
Y no lo leyeran más.
VIII
Llegó la noche,
tras un día ajetreado
la mujer de don Antonio
dama alegre y principal.
Una fiesta ha preparado
Con el fin de agasajar
al huésped de su marido
personaje peculiar.
Entre las damas había,
pícaras y burlonas.
incitando a don Quijote
sin saber lo que es bailar.
Don Quijote reflexiona
recordando a su amada
Dulcinea del Toboso
reina de sus deseos
imposible suplantar.
IX
Amanece un nuevo día
Le espera una trama más.
Una cabeza encantada.
bajo la mesa de jaspe
todo lo “adivinará”.
Don Antonio preguntaba.
Una voz bajo la mesa
respondía muy segura
de lo sucedido ya.
X
Don Quijote siente anhelos
pasear por Barcelona
Parándose en un letrero...
La imprenta descubrirá.
Mil preguntas le asaltaron.
Títulos desconocidos,
otros, le harán recordar.
En toscano le hablaban,
don Quijote muy astuto
en castellano hablará:
En la imprenta pudo ver,
ingenios arrinconados.
habilidades perdidas.
Entre ellos descubrió...
el que debieron quemar.
Una copia del hidalgo
Don Quijote de la Mancha.
siendo verdadero autor
vecino de Tordesillas.
Marchándose de la imprenta
despechado y con ira.
XI
Don Antonio les festeja
con una fiesta en la playa
visitando las galeras
con regocijo de Sancho
dando fin a esta historia
"El Quijote en verso"
Kety Morales
Feliz verano
Gracias a los que perdéis unos minutos visitando este rincón.