Seguidores

1 oct 2011

EL JARDÍN DE LOS RECUERDOS

Concurso:-Mª Jesús- Paradeladecoles

















El sol se filtraba por las rendijas de la persiana ofreciendo un nuevo día. Esteban, pensativo e inmóvil, abrió los ojos, dio media vuelta en la cama desperezándose para mirar la hora que marcaba el reloj de la mesilla de noche. Por un momento quedó dubitativo. .
Tal vez desorientado ante una nueva etapa. Etapa que siempre había soñado, y sin embargo, ahora se sentía fuera de lugar; las prisas por levantarse, asearse, y desayunar mirando el reloj para no llegar tarde a su puesto de trabajo. Todo era pasado y ahora tenía que plantearse ocupar las horas vacantes.


















Terminó el desayuno. Como de costumbre salió a la calle, con inercia sus pasos le llevaron a dónde tantos años había dedicado gran parte de su vida.
Se cruzó con grupos de chavales con sus mochilas a la espalda hablando entre ellos de sus proyectos, de su futuro, un futuro incierto, si, pero su futuro, y sintió nostalgia retrocediendo a su juventud. ¡Cuántos años de aquello! –pensó-.

















De soslayo miró los coches aparcados junto al edificio, posiblemente uno de ellos sería del profesor que ocupaba su puesto, seguramente, sería un joven como cuando llegó él por vez primera, y halló el aula vacía, y sintió desasosiego y más tarde satisfacción al ver como jóvenes llenos de inquietud ocupaban sus sillas e impacientes esperaban con un silencio sepulcral, comenzase con la lección diaria. Pero no todo eran recuerdos gratos, un regusto de amargura le inundó al recordar a un grupo de indolentes que se resistían a aprender para el día de mañana.
































Paseó por el jardín ubicado frente al edificio. Acarició el árbol de Matías, "¡dos años jubilado ya!- Exclamó para sí. El de Eloisa, gran profesora en Historia del Arte, El de Gabriel, profesor de literatura... Caminó hasta llegar a su árbol, la emoción humedeció sus ojos. Le acarició con la calidez que se acaricia a un hijo ya crecido y que ha visto su meta realizada. Permaneció abrazado a su árbol no se sabe el tiempo, hasta que una voz gritó: ¡¡Maestro!! Aquella palabra fué como una inyección de adrenalina para seguir caminando, alejándose de aquel jardín con tantos recuerdos guardados.

Fotografías: Mª Jesús (Paradeladecoles)