Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXIX 2ª parte
"Del más raro y más nuevo suceso que en todo el discurso desta grande historia avino a don Quijote"
Fotos: Internet
I
Casi en volandas al patio,
entraron, don Quijote
y Sancho Panza.
En el patio está dispuesto
Representar nueva chanza
Colocadas en blandones
En él lucían cien hachas
Y quinientas luminarias
Lucían en corredores.
Aunque la noche era oscura
no se echaba en falta el día.
En medio del patio había
un magnánimo escenario.
Como dos varas del suelo
Terciopelo negro el palio
Alrededor del dosel
Iluminando la estancia
De blanca cera los cirios,
arden, en candeleros de plata
Sobre el túmulo, inerte,
una hermosa doncella,
que competía por bella
hasta con la propia muerte.
Coronando su cabeza,
de flores una guirnalda.
Reposando sobre el pecho
sus manos con una palma
II
En un ángulo del patio
instalado hay un teatro
Y en unas sillas sentados
personajes figurados.
Junto a ellos, otras sillas
para don Quijote y Sancho.
Tras ellos, el duque y la duquesa
llegan bien acompañados.
Aunque les mandan callar,
Don Quijote y Sancho Panza
corresponden a los duques
con reproches por igual.
III
Don Quijote amedrentado
no pueden decir palabra
Observa a Altisidora
en el palio “expirada”.
La farsa daba comienzo
disfrazando a Sancho Panza
Sayo de bocací negro,
de fuego, pintado en llamas
supliendo la caperuza
por la famosa coroza
a modo del Santo Oficio
advirtiendo por su bien
no despegase los labios
o la vida a de perder.
Sancho Panza que se ve,
vestido envuelto en llamas
La coroza se quitó
Y al ver que no le quemaban,
dos ardites le importaba
la vestidura en si.
Exclamando a viva voz:
“¡aún bien que ni ellas me abrasan,
Ni ellos me llevan!”.
Don Quijote le observaba
y al verle con esa guisa
aunque estaba amedrentado
no pudo evitar la risa.
IV
El silencio es absoluto.
Bajo el túmulo se escucha
el sonar de unas flautas.
Un hermoso mancebo
vestido como romano
con una voz armoniosa
Entonaba al son del arpa
acercándose al “cadáver”
dos estancias le cantaba
“En tanto que si vuelve Altisidora
Muerta por la crueldad de don Quijote
Y en tanto que en la corte encantadora
Se vistieren las damas de picote...”
"...Libre mi alma de su estrecha roca,
por el estigio lago conducida,
celebrándote irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido".
En su canto exponía
Las gracias de Altisidora
Que aunque vida no tenía
Por su fama aún vivía.
De repente un personaje
del linaje de los “reyes”
voz en grito interrumpió
las palabras del cantor.
Minos y Radamantos
forzaban a Sancho Panza
por el bien de Altisidora
someterse a nueva chanza
devolviéndola a la vida.
Radamantos da la orden
De aplicarle a Sancho Panza
Con veinticuatro mamonas
y en el lomo y los brazos,
con unos doce pellizcos
Y unos seis alfilerazos.
Don Quijote le anima
Pues en él está la vida
De una doncella más
Sancho Panza en desacuerdo
Por aquel maldito juego
No hace más que renegar
no consiente que las dueñas
su cara manosear.
"¡Esas burlas, a un cuñado,
que yo soy perro viejo
y no hay conmigo, tus, tus!"
Radamantos indignado
grita en alta voz:
-¡Ablándate tigre!
¡Humíllate Nembrot!
¡No te piden imposibles!
¡Y evita averiguar
entresijos de negocios,
o, acrebillado te verás!
Ya se acercaban las dueñas
a Sancho dar su martirio.
con las muñecas en alto
con olor a vinagrillo.
¡¡Vasta ya!! -Exclama Sancho-
¡Afuera ministros infernales!
¡Que no soy de bronce
para sufrir martirios tales!
V
Altisidora,
Cansada de descansar
Hace un leve movimiento
Los circunstantes al verla
gritaban:
¡Altisidora vive!
¡Viva Altisidora!
Asignando a Sancho Panza
Nuevo desencantamiento.
Radamanto ordena a Sancho
Que depusiese la ira
Con su intento había logrado
La chanza, estropeado.
Cuando don Quijote vio
Rebullir a Altisidora
Se arrodilló ante Sancho
Rogándole una vez más
cumplir con sus azotazos
y Dulcinea desencantar.
A lo que Sancho responde:
-No estaría bien señor,
Que después de las mamonas,
Pellizcos y alfilerazos,
Tuviese bien de azotarme
Por el bien de su señora.
VI
Mientras tanto Altisidora
En el túmulo se sienta
Sonando al mismo tiempo
Las flautas y chirimías
Y las voces aclamando:
¡Viva Altisidora!
¡Viva Altisidora!
Levantaronse reyes y duques
Minos y Radamantos
Junto a don Quijote y Sancho
Para dar recibimiento
A la bella Altisidora.
Simulando desmayada
a los reyes se inclinó
de través de don Quijote
Altisidora confesó:
- “Dios te perdone,
caballero desenamorado.
Por tu crueldad he estado
visitando el otro mundo
parecieronme mil años"
Y dirigiéndose a Sancho:
- A ti, generoso escudero.
por la vida que poseo
te agradezco lo que has hecho.
Te regalo seis camisas.
Que si no son todas sanas
Al menos son todas limpias.
Sancho agradecido,
con la coroza en las manos
y rodillas en el suelo
intenta besar sus manos.
En ese instante el duque
ordena quitarle a Sancho
la ropa pintada en llamas
de nuevo vistiendo el sayo.
Sancho Panza le suplica
le de, la ropa y mitra
para llevarla a su aldea
como señal del suceso.
La duquesa con agrado
aceptó su petición
De Sancho era amiga
sin ninguna condición.
VII
El duque, ordenó tajante
El patio desalojar.
A todos a sus estancias.
A Sancho y a don Quijote...
¿A dónde los llevarán...?
“El Quijote en verso”
Kety Morales
28/9/2010