Foto: Juanbienve Argumanez Arinero |
verde al alba,
al crepúsculo amarillento,
la espiga crece esbelta
aprisionando sus granos
porque no quiere perderlos.
La espiga muy orgullosa,
los mece y se bambolea
siempre a merced del viento.
Llega el calor del verano,
amarillea la espiga.
Granados están sus granos.
Y una mañana temprana
se escucha un ruido siniestro.
Zig... zag... zig... zag...
Al ritmo del ruido extraño
las espigas compañeras
al suelo iban cayendo.
Ya se aproxima el zig...zag...
¡Le tiembla todo su cuerpo!
El segador va cantando,
la espiga ¡No quiere verlo!
La hoz cortaba su talle,
yace la espiga en el suelo.
La trilla gira en la era,
el trillador muy risueño.
La espiga queda en la parva.
Los granos, por fin...,
emprenden su vuelo.
Kety Morales Argudo: 2001
Libro: "Versos a mi tierra quijotesca"
Libro: "Versos a mi tierra quijotesca"