Lectura del Quijote en La Acequia. Capítulo LXXIII 2ª parte
"De los agüeros que tuvo don Quijote al entrar en su aldea,con otros sucesos que adornan y acreditan esta grande historia"
I
Según cuenta Cide Hamete:
A la entrada de la aldea
Dos mochachos en la era
Decían uno al otro:
“No te canses Periquillo,
Que no la has de ver más
En todos los días de tu vida”.
Don Quijote que lo escucha
Lo asocia a sus pensamientos
Exclamando: ¡Has oído Sancho
Las palabras del mochacho!
- Si, y ¿Qué? Respondió Sancho
Quedando más largo que ancho.
- Que nunca más he de ver
A mi amada Dulcinea.
II
En esta plática estaban, cuando,
de la extensa campaña
Una liebre, huidiza de muchos galgos
Hasta ellos se acercaba.
Algo Socarrón Sancho
Cogiendo la liebre dijo:
¡Malum signum! Malum signum!
Liebre huye, ¡Dulcinea no parece!
Señor, por extraño que parezca,
Imagine, que esta liebre, es,
Dulcinea del Toboso
Y los galgos, bellacos encantadores.
Que en labradora encantaron.
A su amada Dulcinea.
Los mochachos de la era,
a ver la liebre llegaron.
Y Sancho les preguntó
de su riña, la razón
El cual sólo consistía
En una jaula de grillos.
Sufragando Sancho Panza
Con unas cuantas monedas
Que, de su faltriquera sacó
Señor, habrá comprobado,
Aunque tonto, imagino
nada tienen de agüeros.
la liebre, y los mochachos
Con los sucesos de antaño.
Recuerdo decir al cura:
“No ser persona cristiana
Ni persona muy discreta
Mirar estas muchachadas”
III
Una vez que entregaron
La liebre a los cazadores
Se adentraron en el pueblo
Y al llegar a un pradecillo
Al cura y al bachiller
Rezando los encontraron.
Sansón Carrasco y el cura
Al verlos aparecer
Acercándose a ellos
fuertes abrazos se dieron.
Sancho Panza había vestido
Al rucio, con la ropa del castillo
Túnica pintada en llamas
Y coroza en la cabeza.
Los muchachos, viendo a rucio
disfrazado de esa guisa.
Y a Rocinante flacucho
Se llamaban entre risas:
- ¡Venid muchachos!
Veréis al asno de Sancho
Más ataviado que Mingo
Y al pobre de Rocinante
Más que antaño enflaquecido
IV
Rodeados de muchachos.
Del cura y el bachiller
Se adentraron en el pueblo
a casa de don Quijote.
Hallabanse en la puerta
el ama y su sobrina.
Que esperaban impacientes.
Sabiendo de su venida.
Teresa Panza también
mal vestida y desgreñada
De la mano de Sanchica
Corrieron para abrazar
Al escudero Sancho Panza.
Al verle desaliñado
Quedaron decepcionadas
Pues habían imaginado
Que llegase disfrazado
De gobernador a la usanza
- ¡Calla, Teresa, calla!
“Que muchas veces, donde no hay estacas, hay tocinos”.
Marchemos a nuestra casa
Que escucharéis maravillas,
Pues ganados por mi industria
Sin hacer daño a nadie
Dineros traigo a raudales.
- Mi buen marido- dijo Teresa Panza-
“Sean ganados aquí, o allí,
Como quiera que haya sido.
No habréis hecho
usanza nueva en el mundo”
Sanchica abrazó a su padre
Preguntando si traía...
Pues como agua de mayo
A su padre recibía.
V
Don Quijote se quedaba
en su casa acompañado
del ama y su sobrina
del cura y Sansón Carrasco.
Don Quijote, impaciente
Apartándose a solas
Con el cura y Sansón
expuso sus pensamientos;
Pasar un año en su aldea
Para cumplir su promesa.
Sin traspasar en un átomo
La orden, de andante caballería.
Ejercitando ese año
El virtuoso ejercicio
de la vida pastoral.
Invitándoles a ellos,
la acción de participar.
Apodándolos con nombres
que de molde les vendría
El cura muy intrigado
suplicó con ironía
Yo, - dijo don Quijote-
Me llamaré Quijotiz
El bachiller, Carrascón
el cura, será Curiambro
y Sancho Panza,
será, Pancino el pastor.
Al ver la nueva locura
De su amigo don Quijote
Pasmados quedaron todos.
Pero con tal de curarle
aceptaron muy “gustosos”
VI
De todos es bien sabido
-Dijo Sansón Carrasco-.
Que soy, celebérrimo poeta.
Compondré a cada paso
Transitando andurriales,
Versos, nobles y pastoriles
Así, que elijan pastora
Para retular en árbol
Como es uso y costumbre
De pastor enamorado.
- Eso esta de molde
- dijo don Quijote-
Yo estoy libre de buscar
Nombre a pastora fingida.
Para mí siempre será,
Dulcinea del Toboso;
Gloria de estas riberas
Adornos de este prado
Sustento de la hermosura
Nata de los donaires.
Dueña de toda alabanza
Por hipérbole que sea.
- Nosotros, buscaremos por ahí
- Dijo el cura-.
Pastoras mañeruelas
Que si no nos cuadraren, nos esquinen.
Y si no las encontráramos
-dijo Sansón Carrasco-:
El mundo lleno está
De nombres estampadas e impresas;
Fílidas, Amaridis, Dianas,
Fléridas, Galateas, Belisardas.
Si en la plaza en venta están.
También podremos comprarlas.
-Si mi dama o mi pastora
–añadió el bachiller-:
Se nombrare como Ana,
Como Anacarda sería
Si Francisca se nombrara
Francenia la llamaría
Y si llamase Lucía.
Lucinda la nombraría
Y si en esta cofradía
Sancho Panza ha de entrar
Nombraría a Teresa
La pastora Teresaina.
Don Quijote se reía
Con los nombres aplicados.
El cura. todo alabó
su compañía ofreciendo
Mientras durase el momento
de cumplir obligaciones.
Despidiéndose de él,
deseándole salud.
VII
El ama y su sobrina
La plática escucharon.
Cuando a solas quedaron
La sobrina preguntó:
- “Señor tío, ¿qué es esto?
De meterse en laberintos;
“Pastorcillo tu que vienes,
Pastorcillo tú que vas”
No ve que usted ya no está
En verdad para zampoñas.
A lo que el ama añadió:
-¿Podrá pasar en el campo
Las siestas del verano,
Los serenos del invierno,
Y los aullidos de lobos?
Señor, El oficio de pastor
Es para hombres robustos
Curtidos, y criados
desde fajas y mantillas.
Para tales menesteres.
Y si me diera a elegir,
Mal por mal, es preferible
Caballero andante que pastor.
Por cincuenta años que vivo
Aunque en ayunas me encuentro
no, harta de pan y de vino.
un consejo voy a darle:
Confiésese a menudo,
Y atienda su hacienda.
Favorezca a los pobres
Y estése en su casa quieto.
- ¡Callad, Callad, hijas!
-Respondió don Quijote-.
Yo se bien lo que me cumple.
Por favor, llevadme al lecho.
Sea pastor o caballero andante
Siempre cumpliré
como hubiere menester.
Y vosotras, por mi obra lo veréis.
Quedando así recibiendo regalos
Y atenciones de su ama y su sobrina.
Kety Morales
"El Quijote en verso"
24/10/2010