Narciso Yepes: Recuerdos de la Alhambra
Innovó la guitarra de diez cuerdas para sacarle más sonidos.
Foto blog: Antiqva
En el patio de Antezana
dos sillas y una guitarra.
Dos hombres llegan a ellas
a recitar los poemas
de alguien, que llega al alma.
La guitarra con sus cuerdas
desgarrando el sentío,
y una voz bronca comienza
Poemas de Federico
Si la guitarra te arranca
algo que está escondío
el poema te recuerda...
algo que alguien..., ha vivido.
¡El cuerpo se estremece!
¡El corazón encogido!
Y una lágrima en los ojos
aparece sin querer,
por algo, que en el poema
se ha dicho.
Muchos años han pasado
para decir lo vivido.
Pero qué importa el tiempo
si lo dejaste escrito.
Kety Morales Argudo
1999