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24 may 2017

¡QUÉ TIEMPOS AQUELLOS!


Poema inspirado en el cuadro de Tristram Hillier















¡Qué tiempos aquellos!
Con las puertas abiertas sin ningún recelo.
Por si alguna vecina, a la hora que fuese,
venía a por agua del pozo, siempre lleno.

¡Qué tiempos aquellos!
Con sus cosas buenas
y sus contratiempos!

Al despuntar el alba, se llenaban las calles
de mozos, con los mayorales, a labrar la tierra,
siguiendo el legado de padres y abuelos.

A la caída del sol, regresaban los hombres
montando sus mulas,
regresando del campo y, con su regreso,
el sonido del carro, y su traqueteo.

¡Qué tiempos aquellos!
Con sus cosas buenas,
y sus contratiempos!

Aún existe esa silla de enea
esperando en la puerta
para coger el fresco.

Esa silla de enea, sigue vacía.
Dejó de ocuparla, un día, el abuelo.
Se marchó en silencio,
se marchó sin quererlo.

¡Qué tiempos aquellos!
Con sus cosas buenas,
y sus contratiempos!

Al atardecer, la juventud con su lozanía,
debía recogerse, al encenderse las luces
de los farolillos, de las calles del pueblo.

¡Qué tiempos aquellos!
Con sus cosas buenas
y sus contratiempos!

Sin embargo,
Había de todo– decían-:
falta de libertad,
muchos prejuicios,
muchos anhelos.
Pero, ante todo 
¡Mucho respeto!
¡Mucho silencio!

Hoy, todo ha cambiado, -dicen-,
las costumbres aquellas
están obsoletas,
sólo son, recuerdos.

Ahora se trasnocha.
El libre albedrío,
se ha transformado
en falta de respeto.
Niños en la escuela
son amenazantes
con los maestros.

¡Qué tiempos, ahora!
Con sus adelantos,
y sus contratiempos!

Al atardecer, como siempre ha hecho,
el sol se oculta tras el horizonte,
para renacer al siguiente día,
tranquilo y sereno.

¡Qué tiempos aquellos!
Con sus cosas buenas,
y sus contratiempos!

Kety Morales Argudo
     Safe creative

https://youtu.be/SrUB-WuUtTc


1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Aún recuerdo en mi barrio las llaves puestas por fuera de la cerradura.
Besos.

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