Foto elegida por "Micro-Relatos-El Gato Neghro" |
Tuvo que ser en ese fatídico instante. El más triste. Sus lágrimas se negaron a aflorar a sus ojos y resbalar por sus mejillas -cómo algo natural-, demostrando su congoja, su desconsuelo, su desfallecimiento. Pero no fue así.
Qué pensarían los allí presentes, al verla tan aparentemente serena, distraída, absorta en sus sentimientos.
Con su actitud, para los que no la conocían íntimamente, ya tenían tema del que hablar en reuniones y tertulias entre sorbos de café, o de copas. Llevaban mucho tiempo observando su persona, y, esperando este momento como buitres.
No le preocupaba lo más mínimo, porque, entre otras cosas, nunca había empatizado con la demagogia, con la burda apariencia, con la falsedad, a veces errónea.
Era conocedora de sus sentimientos, y eso bastaba.
Cuando todo el ritual finalizó, subió a su coche, tras recorrer unos kilómetros, paró, estacionó en el arcén y dio rienda a sus lágrimas.
Mi agradecimiento por su atención.
Será leído en Onda Cero.Lugo, el 13 de abril de 2016
7 comentarios:
Me alegro, te estás especializando. Muy bueno.
:)
Me gusto! que bueno!
Saludos
Dejar correr las lágrimas...
Muy bonito. Besitos.
Muy bueno Kety, se nota ya la profesionalidad.
Un abrazo
(Ayer le trasmití vuestros abrazos a Pedro Talaván, le hizo mucha ilusión y hablamos de vosotras)
Hermoso relato. Gracias por compartir.
Hermoso relato. Gracias por compartir.
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