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Cuando esta ramita de almendro, tímida pero con fuerza, brotó, lo compartí con vosotros, como algo especial, -al menos para mi- por la alegría que sentí al ver una semilla brotar. Día a día la he cuidado y guiado con mucho mimo. |
El resultado es este.
Disfruto como brota cada rama.
Soy consciente que tendría que transplantarlo para que adquiera su madurez. Eso sería desprenderme de él, y no hallo el momento.
A su lado, otro almendro, fruto de otra semilla, se esfuerza por salir adelante.
Como dije en la primera entrada: No se necesitan grandes cosas para ser feliz.
8 comentarios:
Un almendro es siempre una gran cosa.
¿Será de nata o de fresa?
Besos, Kety.
Hola Kety.
Con tus mimos y cuidados seguro que se convierte en un hermoso almendro.
Abrazos.
Rosa.
Buenas noches, Kety:
Creo que tus almendros se encuentran muy a gusto con tus cuidados, y al lado de esa columna jónica.
Espera que crezcan un poco más. Y cuando los trasplantes llévalos juntos y colócalos cerca.
Un abrazo.
Es verdad que se siente una gran satisfacción cuando se ve brotar una semilla y ver cómo crece el arbolito. ¡Y verás cuando te dé almendras!
Un abrazo
Si le quieres bien a ese almendro, necesariamente tendrás que trasplantarlo y supongo que podrás ir a verlo siempre que quieras.
Una ves estuve investigando sobre la felicidad y descubrí que la mayor felicidad de una mujer de unos sesenta años, era "el ver crecer a las plantas". En lo pequeño, está lo grande.
Un abrazo
Luz
Hay, qué dilema, jardinera. no te conformas con los geranios y luego mira.
Es la edad de la observación, la nuestra.
Besos
Y acaso fue un reto? pues cumplido está mis bendiciones para este bello almendro y un gran abrazo a quien le cuidó con paciencia, amor y protección, un beso querida!!!
Querida Kety hemos perdido la contraseña del blog Nosotros Somos, así que no dejes comentarios no podemos publicarlos, besos mil!
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