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31 may 2007
FALLO TECNICO
Hay que bajar al final de la página.
Las fotos las tomó uno de mis hijos
Kety
30 may 2007
DRESDE
En mi estancia en Berlín, además de visitar la biblioteca, tuve la "suerte" de visitar una ciudad más, Dresde.
Una ciudad que como todas, tiene su historia, sus monumentos y sus personajes.
El día estaba nublado, la temperatura fresca, eso facilitaba el ir y venir por callejuelas hasta llegar al casco viejo donde están la mayoría de los edificios más relevantes.
"Desfile de los Príncipes" en la fachada del antiguo palacio residencial, un mosaico de azulejos de porcelana de Meissen, representa la dinastía de los príncipes electores de Wettin.
Todos masculinos. Los miembros femeninos no se las tenía en cuenta ni para la sucesión ni para el mural.
La "Frauenkirche" (iglesia de Nuestra Señora)
Allá por el 1726 la ciudad de Dresde y sus habitantes decidieron reconstruir la iglesia por quedarse pequeña.
Su costo de 30.000 táleros los reunieron con fondos de la ciudad y donativos de los habitantes de Dresde.
El 13-14 de febrero de 1945 es destruída por las bombas. Mueren 35.000 personas. La montaña de escombro queda como monumento y recuerdo a las víctimas de la barbarie.
El músico Ludwig Güttler junto a un grupo de personas funda el "Grito de Dresde", que recorrió el mundo y del que se recibían donativos de todas partes, gracias a la cual, pudieron construir de nuevo la iglesia.
En 1993 la fachada quedó terminada.
Martín Lutero, en la plaza desde su pedestal observa a los visitantes como inmortalizan con sus cámaras el momento.
Quedé impresionada al ver su interior. de no ver el órgano, el altar, los bancos... hubiese creído que estaba en un teatro.
por sus plantas, palcos y originalidad, que no le resta belleza.
El murmullo, la espectación, ha convertido lugares de recogimiento en piezas de museo en los que se entra para admirar su arquitectura, y como no, su belleza.
Ópera "Semperoper" uno de los edificios más bellos e imprescindibles. Dresde es famosa por su música.
Su nombre; en honor a su arquitecto Gottfried Semper.
Richard Wagner dirigió sus óperas; "El buque fantasma". "Rienzi"....
Los dos artistas se hicieron amigos. Juntos lucharon en las barricadas por una constitución democrática. Después tuvieron que huir de Dresde.
Situada en la`Plaza del Teatro. Se caracteriza por sus amplios ventanales, sus dobles columnas, la puerta en forma de arco de triunfo y su cuadriga guiada por panteras.
"Georgenban" Forma parte del antiguo Palacio Residencial y la torre de Hausmann, unidos a la Catedral (iglesia cátolica)
Cerca está "La Ronda" con la Puerta de la Corona, una colección de porcelanas chinas y japonesas...
Llamó mi atención la negrura de los los edificios. se debe a que están construídos con piedra arenisca que contiene hierro.
Como en todas las ciudades, personajes variopintos son los que alegran la vista y los sentidos, y forman parte de su paisanaje.
"Con pan y vino se anda el camino"
Las necesidades fisiológicas, inevitables en todo ser vivo.
Un gesto de ternura que debiámos copiar.
Afortunado el perro, no hay país que no le entienda.
Kety Morales Argudo
Fotos: Juan Carlos Cabrejas
27 may 2007
25 may 2007
Eugene Ware
"La conquista del saber pasa por el conocimiento de las lenguas"
Umberto Eco
"El libro es una criatura frágil, se desgasta con el tiempo, teme a los roedores, resiste mal la intemperie y sufre cuando cae en manos inexpertas".
Umberto Eco
22 may 2007
LA HOGUERA
Me senté frente a un monton de papeles. Borradores con relatos y poemas mal escritos, seguramente recogidos en un arrebato, con el fin de no olvidarlos posteriormente.
Estaba decidida a hacer una hoguera con ellos. comenzaban a invadirme. Total, ya no servían para nada.
Mientras los amontonaba, cambié de opinión. Mejor leerlos uno a uno-pensé-, tal vez entre ellos haya algún resquicio, algún mensaje, o una frase emotiva. ¡Quien sabe!
Las horas pasaban. A mi derecha puse aquellos que no merecían la pena. A mi izquierda, aquellos que contenían...sentimientos.
Entre tanto folio había de todo; amor, desamor, nostalgia, soledad, tristeza, consejos...
Entre ellos apareció un relato un tanto extraño. No recordaba haberlo escrito. La letra era de imprenta ¡Qué raro!
"No debió sonar el reloj, ¿O sí? Debió apagarlo para que no molestase. Tenía que coger el tren de las siete, y sólo faltaban unos minutos. Aceleró el paso. ¡No podía perderlo!
Nada más subir sonó el pitido de salida del jefe de estación. No pudo subir en el vagón habitual. en el trayecto descubrió algo. Hasta ese momento no le había dado importancia.
-No podía ser -pensaba-, ¡Imposible! A él no podía pasarle. Eso le pasa a los demás.
Miró a un lado y a otro. Deseaba verla, pero no, su vagón era otro.
Trataba de distraerse pensando en otras cosas, pero de inmediato volvía a pensar en ella.
¿Cuándo empezó todo?- se preguntaba tratando de recordar:
Era lunes. Se sentó a su lado. con la excusa de sentarse junto a la calefacción le cedió el asiento y entablaron conversación.
Cada día la esperaba, trataba de guardarle el sitio.
Cuando realmente comprendió que sentía algo por ella... fué en aquel sueño. Iba más allá de lo normal. A partir de entonces se acostaba con el temor a delatarse a si mismo. De niño soñaba en voz alta. Temía le pasara lo mismo y su mujer lo descubriese.
Una zozobra absurda le fue minando. Pensó en alguien que le diese una solución a su problema.
Para descargar su conciencia, eligió la confesión. tras haber contado su historia, su sorpresa fue, al mirar a través de la rejilla de madera del confesonario, el sacerdote no era el sacerdote. Un individuo extraño y difuso le confesó tener relaciones con una persona muy allegada a él. Se sintió herido y chantajeado. en ese instante creyó ver un monstruo dentro del confesonario.
Atónito, salió corriendo, se tropezó con un banco. Caído en el suelo miró hacia arriba. una figura diabólica le tendía una mano...
Sintió unos golpecitos en el hombro: - señor, señor, despierte, ha llegado a su destino.
Sobresaltado le dió las gracias al revisor y se bajó del tren..."
Por un momento quedé paralizada ante el relato y el montón de folios. Eran tantas las frases leídas. Mi cabeza confusa no discernía entre mensajes o sentimientos.
En ese instante recordé unas palabras de P.M.T. en su libro "El buscador de argumentos" que decía: "Si el argumento no vale, que lo queme el quemador de argumentos, y si el argumento vale, ya se encargará el archivador de argumentos de archivarlos".
Con esta reflexión, cogí de nuevo todos los folios escritos, y los archivé en un libro. Quizá libré algún sentimiento de morir en una hoguera. ¡Quién sabe!
Kety Morales Argudo
Copyright
2001
DIÁLOGO
La comunicación es necesaria y es por eso que existen muchas formas de hacerlo; el trato, los gestos, los ojos, un silbido, el humo, la sirena de un coche, ambulancia, el repique de la campana, una carta, correo electrónico..., y sobre todo como decía Neruda, la palabra. "Se llevaron todo y nos dejaron oro, nos dejaron la palabra".
Kety Morales
21 may 2007
BIBLIOTECA DE BERLIN
Ver interior de la biblioteca:
http://www.stadtbibliothek-steglitz-zehlendorf.de/ingeborgdrewitz.html
19 may 2007
"Me gustas cuando callas por que estás como ausente"
y me oyes de lejos, y mi voz no te toca..."
Estos versos de Pablo Neruda es una alusión a un comentario de Pedro en su blog.
Kety
8 may 2007
SILENCIOSO LETARGO
De nuevo regresé para echar un vistazo a la casa. Recorrí una por una las habitaciones para comprobar si todo estaba bien. al llegar al salón me detuve, comprobé que seguían allí, inertes. Uno junto al otro. Unidos como una familia inseparable.
Subí la persiana. La oscuridad me impedía verlos con claridad. Me senté frente a ellos. los observé con gran respeto, por un momento quise levantarme, cogerlos, acariciarlos, deseaba con todas mis fuerzas, tomasen vida de nuevo. Solamente la idea, hizo temblar todo mi cuerpo.
Traté de serenarme, tarde o temprano había que tomar una decisión, no podían seguir toda la vida en ese silencioso letargo. Despues de unos minutos de reflexión, me dirigí a ellos.
Mientras abría el estuche del acordeón, tuve que reprimir mis emociones. Habían sido muchos los años alegrándonos con su sonido. La cogí con cuidado. Desabroché sus correas. Una parte de ella fue cayendo lentamente, como desperezándose. No pudo evitar el aire contenido desde que él marchó y evocó un gran suspiro.
Mi respeto hacia ella era tal, que no me atreví a poner mis torpes dedos en sus teclas. La abrí y la cerré varias veces. Expulsaba en silencio el aire como si la ahogase, tal vez por el paso del tiempo, tuviese alguna lengüeta desafinada. Ya no estaba él para afinarla.
Recuerdo, cuando niña, le ayudaba a afinarlas en aquella mesa vieja, subiendo y bajando un fuelle para comprobar su sonido. Al reclinarla en el sofá, se abrió ligeramente y, al cerrarla, debí tocar unas teclas que sonaron como un ¡Ay! de dolor.
Seguidamente me dirigí al saxofón... Permanecía en la misma postura que él lo dejó. Lo puse en pié. Recorrí sus llaves una a una. Sus zapatetas seguían intactas. Su silencio se hizo tétrico. Era inutil. Aunque hubiese querido arrancarle un sonido, no habría podido. Él siempre quitaba la caña y la guardaba en su cajita, desenroscaba la boquilla y la limpiaba. Era como un ritual, o quizá, fuese una señal de salvaguardarlo ante los demás. ¡Era tal su cariño hacia él! Habían sido muchos, los momentos vividos juntos, buenos, malos, regulares..., quizá por eso guardaba ese silencio. Fue ese silencio espectral, el que me hizo reaccionar y devolverlo a su lugar y posición de origen.
Allí seguía el clarinete, reclinado en el estuche, como si observara con celo todos los movimientos. Observé su figura alargada y flaca. Parecía por su aspecto, el más joven, pero no. Su traje negro y llaves blancas apenas sin brillo le delataban. Era el veterano. Con él compartió parte de su niñez y con él permaneció toda su vida. Después de tantos años no era de extrañar el cariño que de él recibía. Sólo él, era capaz de sacarle sonidos. Estaban aliados.
Sonó el timbre de la puerta.
-¿Quién será?- Me apresuré a colocarlos en su sitio de nuevo.
Un señor desconocido y de aspecto extraño preguntó:
-¿Es aquí dónde vive el músico?
-Bueno..., en realidad...
Cuando marchó pensé... ¡Qué tonta! No sé por qué no le dije que hace años él...
Volví al salón. Los miré de nuevo. Parecían estar más unidos que nunca, cobijados bajo el órgano al que tantas veces escucharon, y, desde que él marchó, también permanecía en silencio.
Bajé la persiana, seguí comprobando el resto de la casa. Todo seguía igual excepto la música.
Kety Morales Argudo
Copyright 2000