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28 nov 2007

¡HA NACIDO DANIELA!














¡Cuanta ternura!
¡Cuanta impaciencia!
La casa huele a leche
a pañales, a inocencia.
Los rincones se llenan
de besos y caricias.
La noche se viste de desvelo,
de magia, de estrellas.
el milagro de la vida se repite
¡Ha nacido Daniela!

Esta noche día 27 ha nacido Daniela, una niña preciosa.
-qué va a decir la abuela- están bien las dos que es lo importante.
Es tanta la alegría, que quiero compartirla con todos los que visitais esta página.
Un abrazo

Kety Morales

26 nov 2007

24 nov 2007

LA MAGIA DE LOS NIÑOS












¡Qué bien lo pasamos!




¡¡Dia feliz! 6/10/07
Antes de comer la tarta estuvimos en el gimnasio
Te quiero.

23 nov 2007

¡¡NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!!

SEMANA DE ACTOS CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO.
ALCALA DE HENARES














Ama y vive en libertad.
Quiere a quien te quiere
y besa a quien te besa.
Pero si no fuese así,
no consientas que recorten tus alas
y te hagan caer en la esclavitud.
Defiende la igualdad.
Pero ten el respeto por compañero.
No confundas libertad por libertinaje.
Mantente en el límite de la honestidad
sin sobrepasar lo contrario.
Si lo hicieses, cometerías un gran error



MIRA EL HORIZONTE

Si tu corazón está dolido por algo,
trata de olvidar.
No te encierres en un rincón,
sal, toma aire, respira hondo.
Si del pasado no te agradase algo,
haz como Lot, no mires atrás.
Mira siempre hacia esa luz del horizonte
y no apartes nunca tu mirada hacia él.
Porque eso, si te podría perder.”

Kety Morales Argudo
Marzo del 2005

18 nov 2007

DIARIO DE UNA BUENA VECINA















"Diario de una buena vecina" de Doris Lessing, Premio Novel de Literatura 2007.



Lo leimos hace unas semanas en el club de lectura, y se comentó, como venimos haciendo habitualmente con los libros que leemos. Lo recomiendo.
Una historia entre Maudie y Janna que no deja indiferente.

Frases recogidas del libro:
"Con tu casa propia lo tienes todo. Sin una casa, eres un perro. No eres nada".
"Y me dijo que me había llegado la hora, la hora de vivir en un asilo, por lo que yo le dije: Ya sabes donde está la puerta"
"¿Por qué no está en un asilo? Apartemoslo del paso.
" Consiguete un lugar propio y no lo sueltes nunca"
"Son ellos mismos sus peores enemigos" No aceptan que los atiendan"
Doris Lessing

17 nov 2007

LOS CUENTOS DE LA ABUELA

"Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren. También habrá excepciones para hombres y para mujeres,"
Juan Ramón Jiménez















ÍNDICE

1- El saxofón mágico
2- La perrita Dulci
3- Cuquin y su amigo del lago
4- "El aprendiz"
5- "El espejo empañado"
6- "La barrera invisible"
7- "El rey justo"
8- "Moro, el gato"
9- "Un verano especial"
10- "Las aventuras de dos gotas de agua"
11- "El gusano aventurero"
12- "El ratón okupa y el gato vago"
13-
El señor Saco Costal

¡JO TÍA!














Subí al al autobús que me llevaba al centro de la ciudad. Necesitaba hacer unas compras. Me senté frente a dos jóvenes. Muy arregladitas conforme a su edad y la época, -camiseta de tirantes muy escotadas, pantalones bajos de tiro, con el tanga a la vista por detrás, y sandalias abiertas.
Abrí el libro, Madame Bovary -, pero su conversación impidió mi concentración en las niñerías de Emma.
-“Jo tía, anoche no pude dormir. –decía una de ellas sin dejar de masticar chicle-.
-Jo tía, a mí me pasó igual. ¡Tía, tienes que decírselo,
-¡Pero , cómo, tía!... Jo tía, me da cosa,
-Tía, así no puedes estar. Se te echa el tiempo encima.
-¡Qué va tía! Queda mucho aún.
¡Que dices tía! Cuando te quieras dar cuenta… ¡¡Zas!!
-Jo tía! ¡No me atosigues!, bastante tengo en mi cabeza… ¡Tia…
Levanté la vista del libro , observé como se emocionaba y sus grandes ojos verdes adquirían un brillo especial. Por el cariz que tomaba la conversación comprendí que se trataba de un asunto más serio de lo que al principio me pareció. Bajé la vista y simulé leer.
-¿Tía, no te han visto nunca con él?
-¡Jo tía!, ya te he dicho mil veces que no.
-¡Qué fuerte tía! Pero tu has dicho siempre que tu madre es tu mejor amiga.
¡Si tía, claro que lo es.
-Pues no lo entiendo tía.
-¿Sabes una cosa? , ¡tía! De esta noche no pasa, necesito dinero, necesito comprar..., ropa.
Pulsé el botón, la próxima parada era la mía. El autobús paró. Tras de mi, bajaron ellas. Yo me dirigí al El Corte Inglés, ellas se metieron en Prenatal.
Kety Morales Argudo
2001

16 nov 2007

EL SAXOFÓN MÁGICO



DÍA DEL NIÑO
EN MÉXICO


A TODOS LOS NIÑOS
DEL MUNDO








UN CUENTO PARA RECORDAR

Aquel día, la abuela de Alicia, Daniel y Eduardo, se levantó muy temprano para hacer limpieza general. Pronto vendría Alicia con sus padres a pasar unos días y quería que todo estuviese más limpio que la patena.
Comenzó por una alacena, pero, ¡oh sorpresa!, al frotar un quinqué herencia de sus antepasados, un duendecillo surgió y le dijo: “Soy como el genio de la lámpara maravillosa, pídeme un deseo y se cumplirá”. La abuela algo temblorosa contestó: “Me gustaría preparar una fiesta para mis nietos; Alicia, Daniel y Eduardo. Especialmente para Alicia, no porque la quiera más que a Daniel y a Eduardo, -ratificó-, de Daniel y Eduardo disfruto sus besos y caricias a diario, sin embargo de Alicia no, porque vive a miles de kilómetros, y, ¡la añoro tanto!
El duende comprendió: “Inténtalo –dijo-, y lo conseguirás.” y desapareció al momento dejando a la abuela en un mar de dudas pues los personajes a los que quería invitar eran especiales ¡Mágicos!

Tenía que ponerse manos a la obra. No era fácil localizar a los personajes que quería invitar a la fiesta pues eran personajes de excepción. Es cierto que hoy día, gracias a Internet, puedes comunicarte desde cualquier punto y con los personajes más inverosímiles.
La abuela aceleró su limpieza, tenía que preparar la fiesta. Sin más dilación, se sentó frente al ordenador y comenzó su ardua tarea.
En primer lugar pensó en “El Sastrecillo valiente”. Él podría confeccionar los trajes para sus nietos. Le envió un correo electrónico. Pronto tuvo respuesta. Se encontraba venciendo a los siete enemigos para entrar al servicio del rey. No obstante, haría lo posible por asistir. Su respuesta la dejó un poco dubitativa, el Sastrecillo no decía ni sí, ni no.
La primera tentativa no había sido muy satisfactoria. “Espero no me pase como a Emma, la joven lechera del cuento – pensó la abuela.” El primer contratiempo no era razón para desistir, sabía que cualquier proyecto en la vida está lleno de tropezones, pero lo importante es superarlos.
Se acordó de “Las tres hilanderas”. Seguro que ellas acudirían igual que acudieron a la torre donde estaba la muchacha, -un poco mentirosilla con tal de casarse con el príncipe-, para ayudarla. Aunque a decir verdad, lo mismo no querían deformarse más el labio de humedecer la hebra, el pulgar de retorcer el lino y el pie de hacer girar la rueca. Efectivamente, las tres hilanderas eran muy mayores para tal envergadura, pero no podían negarse a una petición así, y contestaron que lo intentarían. Eso sí, a la fiesta no estaban muy seguras de asistir por su avanzada edad. Así lo comunicaron.
La abuela dio un respiro al ver que tenía solucionado el vestuario. Necesitaba zapatos acordes con el vestuario, ¡quién mejor que Emilio para conseguirlo! Un zapatero afortunado que ganó prestigio gracias a unos duendes, que por la noche fabricaban zapatos de lujo y que él vendía al día siguiente. Pero no dio con él, había ganado mucho dinero, y con dinero la vida cambia. No obstante, los duendes contestaron a la abuela, que ellos se encargarían del trabajo.
La abuela no salía de su asombro y continuó con su tarea. Poco a poco se extendió la petición entre los ínter-nautas y llegó a oídos de El Mago de Oz, quien no quería ser menos y se hizo cargo de las mesas, los manjares, los caramelos, pasteles, tartas…

Quedaba por solucionar el problema de la música. Se puso en contacto con los músicos de Bremen, pero claro, en Bremen no había tales músicos, porque el asno, el perro, el gallo y el gato se habían quedado a vivir en la casa donde quisieron robar los ladrones. ¡Y se acordó del Flautista de Hamelin! quien contestó que haría lo posible, pero sin garantizar nada, porque se había comprometido a limpiar la ciudad de ratones, y lo primero es lo primero.
La abuela, preocupada por si olvidaba a alguien, envió un mensaje invitando a todos los personajes de buena voluntad que quisieran acudir a la fiesta.

***
Por fin llegó Alicia con sus padres. Toda la familia fue a recibirlos al aeropuerto. Daniel y Eduardo daban saltos de alegría. Hacía meses que no veían a su prima y surgió la magia del encuentro, todo era abrazos y besos.
La abuela tenía todo preparado. Los mandó a dormir muy temprano para madrugar el día siguiente. Alicia no tenía problema de acostarse pronto, en Berlín, las costumbres difieren a las de España. Sin embargo, para Daniel y Eduardo era distinto, aún así, obedecieron a su abuela.
-Daniel-dijo Eduardo antes de acostarse-, ¡qué guapa es Alicia!
-¡Ya lo creo!-contestó Daniel-, parece una princesita. ¡Tengo una idea! Podíamos hacerle la prueba del guisante.
-¿Qué prueba es esa?-dijo Eduardo.
-Se pone un guisante debajo del colchón, si nota el guisante es princesa, si no lo nota, no lo es.
Daniel y Eduardo bajaron de puntillas la escalera para que su abuela no los descubriese. Entraron en la cocina, no encendieron la luz pero vieron gracias a unos fósforos mágicos que alumbraban tras los cristales de la ventana. Buscaron un guisante. No lo encontraron. Daniel y Eduardo se miraron un poco decepcionados, de repente exclamaron ambos a la vez: “¡El congelador!” Efectivamente, encontraron una bolsa llena de guisantes y sacaron uno. Corrieron hacia la habitación de Alicia. Aprovechando que Alicia estaba en el cuarto de baño lavándose los dientes, pusieron el guisante debajo de las sábanas de la cama.
Cuando Alicia se acostó. El guisante se descongeló con el calor de su cuerpo y Alicia durmió plácidamente. A la mañana siguiente Daniel y Eduardo se miraban extrañados de que Alicia no dijese nada por lo que sacaron en conclusión que Alicia no era princesa, aunque por su aspecto lo parecía.
Llegó el día esperado, la abuela madrugó más de lo normal. Se asomó a la ventana y miró al jardín, preparado y adornado para la fiesta. ¡Qué alegría! allí estaban; Blancanieves y los siete enanitos. El Soldadito de Plomo con su bailarina Ricitos de oro y los tres ositos. Hansel y Gretel esperaban impacientes para comer tarta de chocolate. “Pinocho” se tapaba la nariz para que no descubriesen que era un poco mentirosillo. También habían acudido La Bella y la Bestia. La Bestia transformado en un bello joven y la Bella con la rosa en la mano, con la cual conoció al que sería su esposo. Caperucita, elegante con su capa roja, muy avispada, después de lo acontecido con el lobo había aprendido que no debía fiarse de nadie a primera vista. Cenicienta discutía con sus hermanastras que tenía derecho a estar en la fiesta, porque el e-mail recibido iba a su nombre y no al de ellas. Pulgarcito, calzado con las botas mágicas de las siete leguas, acudió con sus seis hermanos. Garbancito hizo una entrada a lomos de un caballo espectacular. Gracias al bello animal pudieron verle. Wendy, Michael y Yohn, miraban al cielo, de un momento a otro aparecerían Campanilla y Peter Pan, una vez liberado del Capitán Garfio. El Patito feo deambulaba alrededor de la piscina temeroso de ver su imagen reflejada en el agua. Pero de repente, surgió de la piscina Sirenita que le invitaba a bañarse. El patito, tímido, se zambulló en el agua...¡¡Ohhh! Fue entonces cuando descubrió que no era un patito feo ¡Era un cisne majestuoso! La Bella durmiente, soñolienta, pedía café para despertarse No era para menos, después de dormir cien años. También asistieron a la fiesta; La Tortuga y El Galgo, La Ratita presumida y El Gato con botas...
***
En ese instante, Alicia, Daniel y Eduardo junto con su abuela entraron en el jardín. Alicia, rubia, ojos azules, vestía el traje de la Reina de las nieves con botines a juego. Daniel, rubio, ojos verdes, y Eduardo, pelo castaño y ojos azul grisáceos se engalanaban con ropas de Zipi y Zape.
¡Cómo disfrutaban jugando al corro de la patata, a la gallinita ciega, al escondite, a la comba, al “veo veo”, al pañuelo... ¡Hasta echaron carreras la tortuga y el galgo! La abuela preparó acericos con bonis para que jugasen. Ninguno conocía el juego, la abuela les explicó: “Se esconden los alfileres en un montoncito de arena. Los participantes, golpean el montón de arena con una piedra pequeña. Quien descubre un alfiler lo gana y quien más alfileres de colores gana, más llena su acerico.
La abuela comprobó que todo estaba perfecto. Todo, excepto..., la música. “Si él viviese no habría problema - murmuró para si la abuela pensando en su padre- y una fiesta sin música no es fiesta.”
Un personajillo un tanto extraño se acercó a la abuela y dijo: “Si no le importa yo puedo solucionarle el problema”. Todos los asistentes fijaron su mirada en él y exclamaron al unísono “¡¡Es el Músico Maravilloso!!”Al oír emocionada la abuela preguntó: “¿Quién eres tú? ¿Cómo te llamas?”
“Wolfgang Amadeus Mozart.” La abuela avergonzada por no reconocerlo le pidió perdón, y Amadeus, sin dar importancia al asunto, se dirigió hacia un ángulo del jardín, donde por arte de magia, había un piano y esperaban unos músicos...De repente, en un descanso, entre los músicos apareció un señor de pelo blanco y ojos claros con un saxofón que relucía más que el sol. Entonó un vibrante pasodoble: “En er mundo”. Todos sintieron algo especial al escuchar el saxofón. Alicia, Daniel y Eduardo, escuchaban embobados. No lo sabían, pero era una música dedicada a ellos. A la abuela se le encogió el estómago y el corazón le latía a un ritmo acelerado. Ella no había enviado ningún correo al cielo. Guardó silencio mientras acariciaba a los niños ¡Era el regalo más mágico de todos los regalos! Cuando finalizó la canción, los niños quisieron acercarse al saxofonista pero el músico se convirtió en una nube que desapareció en el infinito.
Los niños no sabían bien de dónde habían salido todos esos personajes, aunque eso no importaba. Era el regalo más bonito para Alicia, Daniel y Eduardo, y el día más feliz para su abuela.

Kety Morales Argudo
"Los cuentos de la abuela"
Fue en julio del 2006 cuando lo escribí para mis nietos. Y por supuesto, para quien se sienta niño.

Un pequeño homenaje a México. y a todos los niños del mundo
Según Clarice el día 30 de abril se celebra el Día del niño.

15 nov 2007

LA PERRITA DULCI






Hola, soy Dulci
Si pedís una mascota a los Reyes Magos
¡¡Por favor!! NO LA ABANDONEIS DESPUÉS.




Eran las fiestas de Navidad, todos los niños soñaban con la llegada de ese día mágico, el día de los Reyes Magos.
Sabrina también estaba impaciente porque llegase ese día, había pedido un perrito, muñecas y unas cuantas cosas más.
En una perrera, no muy lejos de su casa, una perra paría cuatro perritos preciosos, a decir verdad, tres perritos y una perrita. Cómo la perrera no era el lugar más apropiado para unos cachorros, decidieron darlos en adopción. Los Reyes Magos se enteraron del acontecimiento, y acudieron a la perrera para hacerse cargo de los perrillos. Habían recibido varias cartas de niños pidiendo perritos, y ellos se encargarían de cumplir sus sueños.
Dulci fue a parar a casa de Sabrina. Los padres de Sabrina no eran muy amantes de los animales, pero, incapaces de negar un capricho a su hija.
El día que llegó Dulci a casa de Sabrina, fue un festejo por todo lo alto. Muñecas, chucherías..., ¡y ella! No hay que olvidar que era el día de los Reyes Magos. Sabrina creía vivir un sueño. ¡Había soñado tantas veces con él…! ¡Los Reyes Magos le habían traído el perrito! ¡Era fabuloso! Sabrina estaba cómo loca, no sabía donde acudir, si jugaba con las muñecas, no hacía caso a Dulci. ¡Qué lío! ¡Es lo malo de tener tanto! ¡Claro, que, Dulci era lo primero!
Por fin llegó la noche y la casa recobró la calma. Dulci durmió en una cesta enorme que le habían preparado de cama. En el silencio de la noche, Dulci se sentía triste ¡No la trataban mal, la habían recibido muy bien! pero echaba de menos a su madre. Le habían dado leche en un biberón, pero, ¡no se podía comparar con la teta de mamá! Echaba de menos el calor de su cuerpo, pues se dormía acurrucada junto a ella. Día a día, Dulci fue acostumbrándose a las normas que le imponían.
Dulci había notado que a Andrés, el padre de Sabrina, no le hacía mucha gracia su presencia. Jamás le decía algo cariñoso y la miraba con indiferencia. Elvira, la madre, refunfuñaba de vez en cuando, sobre todo cuando tenía que asearla y atenderla en sus necesidades. Dulci, cómo todos los animales, muy inteligente, se dio cuenta, y trató de aprender con rapidez, para evitar molestias. Sólo Sabrina era cariñosa: su labor consistía en jugar con ella, y eso, es lo más divertido.
Para ganarse el cariño de Andrés, Dulci le esperaba todos los días a la llegada del trabajo con sus zapatillas en la boca. Este gesto terminó por enternecer a Andrés, y le permitió que se acurrucara a sus pies.
Para ganarse la simpatía de Elvira, procuraba ensuciar lo menos posible. Había notado que eso, era lo que más la irritaba. Al final consiguió las caricias de Elvira.
-¡Qué suerte! Había conquistado a toda la familia -pensaba Dulci.
Transcurría el tiempo. La vida de Dulci era tranquila y apacible. Ya había pasado lo peor.
***
Se aproximaban las vacaciones de verano. Aquel día Dulci entró en el salón y vio a toda la familia reunida. Hablaban..., algo referente a las vacaciones, nombraban la playa, hoteles, y..., “sobre animales”. Las caras que tenían no eran muy sonrientes. Aquello la dejó algo pensativa; a partir de ese día ya no la trataban igual, notó un distanciamiento, y no sabía por qué.
Por fin llegó el día que se marchaban de viaje, Dulci al ver los preparativos y las maletas, sintió una alegría enorme. Andaba de un lado a otro de la casa, moviendo su rabito. Pero había algo en el ambiente..., Dulci se acurrucó al lado de las maletas ¡por lo que pudiese ocurrir! Trataba de no quedarse dormida para más seguridad, pero el sueño la venció.
En sueños, Dulci se vio jugueteando por la playa, corriendo de un lado a otro junto a Sabrina. ¡Cómo se divertía cuando el agua llegaba a la arena mojando sus patitas! ¡Si Sabrina hacía un castillo de arena, ella lo guardaba para que nadie lo destruyese!
En uno de sus paseos por la playa, vio que Sabrina se adentraba hacia el mar. Dulci ladraba y ladraba. ¡Guau, guau, guau…!, para que Sabrina regresara; pero Sabrina se adentraba cada vez más y más, y no la oía. Dulci, desesperada, viendo como Sabrina se alejaba de ella, sin pensarlo, fue en su busca. Una ola enorme llevó a Dulci al fondo del mar. Dulci nadaba incansable buscando a Sabrina ¡pero no la veía! ¡Cuántas cosas había en el fondo del mar! –pensaba Dulci-. ¡Qué maravillas! ¡Cuántos peces, y de cuántos colores!
Un grupo de pececillos que se cruzaron con ella, la miraban extrañados de verla por allí. No era habitual ver una perrita en el fondo del mar. Sonrieron y siguieron su camino. Dulci estaba agotada de nadar y ya no sabía donde mirar. La noche empezaba a caer. Un pez grandote que se dirigía a su guarida la miró. Dulci no entendía esas miradas tan extrañas, lo que sí empezó a notar, era un cansancio y un temor porque la noche se echaba encima y sus patitas le empezaban a fallar. Cuándo más asustada estaba, llegó un delfín precioso, que, acercándose a ella, la cogió suavemente y la llevó hasta la playa.
Al llegar a la orilla, Dulci abrió los ojos... ¡Guáuuu! ¡Menos mal que ha sido un sueño! ¡Qué pesadilla! – pensó. Se despertó justo en el momento que empezaban a cargar las maletas en el coche. Dulci no se perdía ningún movimiento. ¡Para arriba! ¡Para abajo! ¡Qué trajín! ¡Cuántos bultos llevaban!.Dulci se acercó a un árbol a hacer sus necesidades. Aprovechando ese momento, Andres, Elvira y Sabrina se subieron al
coche dejándola abandonada. ¡No podían llevarla! El hotel al que iban no admitía animales. Sabrina se marchaba muy triste, pero ella no podía hacer nada ante la decisión de sus padres.
Dulci corrió y corrió tras el coche, pensando que no se habían dado cuenta de su ausencia, y esperó a que regresaran por ella.
-No me moveré de aquí -, pensaba Dulci -, menudo disgusto se llevarían si al volver no me viesen. Dulci continuó esperando.
Pasaban las horas y nadie iba a recogerla. Su mirada se volvió triste. Para distraerse, comenzó a girar alrededor del árbol. Un grupo de niños la sonrieron al verla. Ella no hizo caso y siguió jugando para que el tiempo se le hiciese más corto.
Delfina era una señora de mediana edad. Acostumbraba a pasar por allí. Delfina miró a la perrita. Dulci la miró también. Algo notó en sus ojos que le era familiar. Delfina siguió su camino, pensó que sus dueños estarían cerca, y sin más se marchó.
Al día siguiente, Delfina pasó de nuevo por el lugar, y su sorpresa fue, cuando encontró a Dulci acurrucada junto al árbol, triste y decaída. Esto ya no le gustó a Delfina, pero por miedo a obrar mal, esperó un día más. Esa noche Delfina no pudo conciliar el sueño pensando en Dulci. Apenas amaneció se dirigió al lugar donde dejó a la perrita. Allí la encontró desmayada. Comenzaba a tener el aspecto de un perro vagabundo. Delfina no lo pensó más, cogió a Dulci en sus brazos y la llevó a su casa; la bañó y preparó unas sopas de leche caliente, que Dulci se comió hasta el final, ya que llevaba unos días sin comer. Aseada y con el estómago lleno, Dulci se quedó plácidamente dormida. Al despertar, miró a su alrededor, comprobó que esa casa no era la de Sabrina. Echó una ojeada por todas partes, allí no había niños. La casa estaba un poco triste. Volvió junto a Delfina y junto a ella se acurrucó. Delfina la acarició suavemente para tranquilizarla. Dulci comprendió que había ido a parar a una casa donde se respiraba cariño.
Dulci recordó el sueño tan extraño que había tenido unos días antes, parecía cómo si todo tuviese similitud. ¿O era simple coincidencia? ¡Qué más da! Había encontrado en Delfina todo lo que un animal puede desear: comida, cariño y buen trato, cerró sus ojillos y siguió durmiendo.

 Premiado en el VII certamen de cuentos: CEPA:  DON JUAN I en el 2007
Libro "Los cuentos de la abuela"
Kety Morales Argudo
1999

Foto de Google

14 nov 2007

CUQUÍN Y SU AMIGO DEL LAGO













Vivía junto a sus compañeros. Era introvertido, prudente y muy respetuoso hacia los demás. Quizá por eso, a veces pecaba de ser un poco tontico, como solían llamarle de vez en cuando.
En realidad él no era así. Había sido siempre alegre, dicharachero, extrovertido y afable. No recordaba exactamente cuando cambió. Seguramente fue a raíz de...
Una mañana de primavera, Cuquín se encontraba en su rama, viendo como sus compañeros se desplazaban de un lado a otro, y observó a un grupo, que, entre bromas y risas, criticaba sin escrúpulo alguno, a un amigo. ¡Eran tantas las injurias y atrocidades que contaban! Cuquín pensó, que no merecía la pena tener amigos para eso.
Cuquín se sintíó triste. Necesitaba alguien en quien confiar. Quería convencerse de que no todo el mundo era igual. Le dio vueltas y vueltas a la cabeza. Debía emprender un viaje. Estaba seguro que, en algún lugar del mundo, encontraría un amigo de verdad.
Una mañana madrugó y emprendió el vuelo. Como único equipaje, la ilusión. Voló y voló incansable. Se hizo de noche y perdió el rumbo. Cuando amaneció, se encontró en un país donde hacía mucho frío. Echó una ojeada para orientarse y pensó: “¡Caramba, caramba, he llegado hasta Moscú!” Lo reconoció por la catedral de San Basilio, famosa por sus cúpulas en forma de cebolla.
- Ya que he llegado tan lejos – se dijo a sí mismo- , debería conocer alguna ciudad más. Y marchó a San Petersburgo. Había oído hablar maravillas. Le hubiese gustado quedarse un tiempo allí. Sus jardines, su famoso canal, sus monumentos... Pero Cuquín, observó algo que ocurre en muchos países y no le agradó. Los ricos eran muy ricos, y los pobres muy pobres. En el ambiente, tal vez, por el idioma o la temperatura, se respiraba un clima hostil. Además, sus alas estaban a punto de congelarse. Realmente no era el sitio más adecuado para encontrar un amigo. Con el frío que hacía, no era de extrañar que nadie se detuviese a hablar.
Cuquín voló hacia a Inglaterra. En Londres, El clima, algo más cálido, no terminaba de convencerle. Eso de que lloviznara a cada momento no le gustaba.
Le habían hablado de Trafalgar Square. Se acercó hasta allí. Se posó en el hombro del almirante Nelson. Vio la plaza repleta de semejantes de diversas nacionalidades, aunque nadie hablaba con nadie. Visitó el Palacio de Buckingham, pasó bajo el Arco del Almirantazgo, quedó embelesado con el Big Ben. En Piccadilly Circus se posó en la estatua de Eros. Desde ella observó grupos deambulando, expectantes ante el lujo de los comercios. Tampoco allí encontró un amigo.
Incansable en su búsqueda. Cuquín voló a París. Se posó en la Torre Eiffél. La vista, ¡preciosa! Desde allí se divisaba la ciudad, los Campos Elíseos. El Sena, Notre-Dame...
La Torre Eiffél era impresionante, pero notaba una frialdad en sus hierros que no le agradaba. En París como en las demás grandes ciudades, todos caminaban de un lado a otro sin comunicarse. Tampoco tuvo la suerte de hacer amistad, y eso, le desanimó.
De nuevo emprendió vuelo. Esta vez aterrizó en Italia. Al menos, el clima le era más familiar. La gente tenía un lenguaje que le resultaba gracioso. Visitó Génova, Florencia, Venecia, Roma, El Vaticano. Desde el Obelisco de la plaza de San Pedro pudo ver la ciudad y admirar su belleza.
Se acercó hasta la fuente de Trevi. Le divertía ver a la gente echando monedas para conseguir un deseo. ¡Era curioso, no tenían el aspecto de necesitar nada! ¿O tal vez necesitaban un amigo al igual que él? Por si acaso, buscó una moneda por el suelo y la lanzó al agua.
Allí, como en las demás ciudades, nadie hablaba con nadie.
A pesar de haber recorrido ciudades y haber visto tantas cosas, Cuquín no estaba satisfecho. Él quería un amigo y no lo encontraba. Cansado de deambular por el mundo, regresó a su país. Antes de llegar a su hogar, visitó un lago precioso que había en un parque tranquilo. Se acercó a él y... ¡En el agua vio reflejada la imagen de un pájaro como él! Se retiró sorprendido. Temeroso de asustarle, muy sigiloso, volvió a asomarse ¡Qué alegría sintió Cuquín porque aún seguía allí!
Caminó alrededor del lago. De vez en cuando se asomaba para comprobar si el pájaro le seguía. Y sí, le seguía. Cuquín no cabía en si de gozo. Para probar si quería ser su amigo, Cuquín le propuso echar una carrera atravesando el lago. Como éste no le contestó, lo dio por aprobado. Y sin más, comenzó a volar. Cuquín miraba hacia el lago y veía con asombro como su amigo le seguía fiel. ¡Qué feliz se sintió porque llegaban los dos a la vez! ¡Eso quería decir que tenían las mismas fuerzas, la misma ilusión...! ¡Por fin había encontrado el amigo que buscaba: su misma imagen, su mismo pico, es más, le seguía a todas partes! Antes de marcharse, le prometió que todos los días lo visitaría. ¡Era tanta su alegría!
Al día siguiente Cuquín volvió al lago. Caminaba pensativo. Dudaba si el amigo del lago había sido un sueño, una ilusión o un deseo.
Cuquín, muy inteligente, al mirarse de nuevo en el agua, descubrió, que aquella imagen reflejada en el lago era su propia imagen, y eso no le gustó. No existía tal amigo. Se posó al borde del lago muy triste. Su sueño se desvanecía de nuevo. Una pajarilla, de plumaje verde y amarillo precioso, le observó. Como parecía tan triste se acercó a él. Le preguntó si quería ser su amigo y cruzar juntos el lago. Cuquín creyó estar soñando. Aceptó con mucho gusto, y atravesaron juntos el lago. Había conocido una amiga de verdad, le propuso recorrer el mundo. La pajarilla aceptó. Y unidos fueron muy felices.

Kety Morales Argudo
"Los Cuentos de la Abuela"

11 nov 2007

DÍA DE LA ALMUDENA

















A JULIA
In memoriam



Tenía la piel blanca como sábanas de Holanda.
Los ojos azules como el cielo claro.
Sus manos, suaves caricias.
Dos alas quebradas por el fuerte viento.
Su cabello rubio oscuro, cubierto de fina escarcha,
quizás por el dolor,
el paso de los años y el sufrimiento.

A pesar de todo,
no dejó de sonreír a todo y a todos.
Con una quietud asombrosa
Con una dulzura muy propia.
Nos ha enseñado como desafiar al dolor
Aunque el dolor, al fin supo vencerla.
Nos dejó un legado hermoso; nos quiso querer.
Y nos enseñó a quererla.

Siempre estarás en nuestros corazones
8/11/07

La Almudena (Patrona de Madrid)
9/11/07 Día de mi cumpleaños. Día..., inolvidable, extraño. De sensaciones encontradas. De "sonrisas" y lágrimas. De reflexión ante lo inevitable.
Kety Morales Argudo

5 nov 2007

FRIEDRICH HÖLDERLIN





DIOTIMA











Callas y sufres, no te comprenden
¡Oh santo espíritu! Agostándote callas,
¡Pues vanamente entre los bárbaros
buscas al rayo del sol los tuyos,

las almas grandes, tiernas, que nadie halló!
Mas huye el tiempo. Empero canto mortal verá
el día, ¡oh Diotima! que en pos de los dioses
y en pos de los héroes te nombre su igual.


Friedrich Höderlin. Nació en Lauffen-am-Neckar.Alemania, 1770- 1843)
Estudió teología en la Universidad de Tubinga El poeta alemán Friedrich von Schiller publicó algunos de los primeros versos de Hölderlin en sus periódicos. Después de un incidente amoroso con la mujer de su mecenas, Susette Gontard, la figura de Diotima en sus poemas y en su novela Hyperion (1797-1799).
Hölderlin sufrió en 1802 el primero de los episodios de la enfermedad mental que iba a afligirle hasta su muerte.
No usaba rima, en su lugar escribía verso libre. Es famoso sobre todo por sus poesías líricas, entre las que se encuentran La esperanza y El aeda ciego, y la novela Hyperion la historia de un luchador por la libertad griega.
Su obra influyó poderosamente en la generación del 27 sobre todo en Luis Cernuda.

Fragmentos recogidos en google

4 nov 2007

FERNANDO BOTERO






El rapto de Europa











Observando las fotografías de Juan Carlos
-"Puntos suspensivos..."-, me ha llamado la atención además de sus fotos, las esculturas de Fernando Botero.
Pintor, dibujante y escultor, nacido en Medellín (Colombia) 1932
Sus obras están expuestas en diversos países.

"El rapto de Europa":
Según la mitología griega, Zeus adquiere la figura de un toro, rapta a Europa llevándola a la isla de Greta. Tienen tres hijos; Minos, Sarpedón y Radamantis, continuando así su estirpe.

Está representada;
En cerámicas griegas (siglo VI a C.)
Fresco pompeyano. (siglo 1 a C)
Por Paolo Celiari el Veronés. (Renacimiento)
Noel-Nicolás Coypel (rococó)
y Pablo Picaso (Cubismo)

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Kety Morales