Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú lo oigas cómo quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces la tumban.
Escuchas otras veces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.
Pablo Neruda
3 comentarios:
Hola Kety
Bonita foto muy digna del poema de Pablo Neruda.
Besos LUZ
Non conosco altri poeti che, come lui, abbiano scritto parole capaci di colpire tutti i sensi... vista, udito, perfino olfatto e tatto... e gusto!
Bien por Neruda, este poema me recuerda al famoso nª 15, ¿no te parece?
A ver dónde tocas que no salen los comentarios. Estás todo el día jugando y luego pasa lo que pasa.
Besos.
Puri.
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